Cuando se trata de cuidar la piel y conseguir los productos correctos que no solo la protejan, sino que también aporten beneficios para la salud, son muchos los reclamos que los laboratorios introducen en las etiquetas. No es difícil poder leer en la mayoría de los productos palabras o frases como: natural, orgánico, libre de parabenos, ecológico o sin componentes químicos. Pero la realidad es que luego, es difícil encontrar cremas y maquillajes que realmente puedan catalogarse como cosméticos naturales.
Uno de los mayores errores que los consumidores cometemos es diferenciar correctamente entre ciertos conceptos. Un producto puede ser natural y orgánico, pero no todos los productos naturales son orgánicos. Me atrevería a decir que solo un pequeño porcentaje de ellos lo son. Es importante, de cara a garantizar un cuidado integral de la piel, saber elegir correctamente los cosméticos que utilizamos y saber diferenciarlos por sus características y componentes.
Los principales fabricantes y laboratorios de productos cosméticos ya se han dado cuenta de que los consumidores tienden ya mayormente a la búsqueda de productos naturales y orgánicos. Por desgracia, en muchos casos algunos de estos laboratorios, sin cambiar ni un ápice la formulación, introducen las palabras clave mágicas en sus etiquetas (natural, orgánico…) y esperan que esto sea suficiente para aumentar sus ventas. Obviamente esto es una práctica del todo censurable.
¿Qué significa realmente orgánico?
Un producto se puede declarar orgánico cuando cumple con la certificación de que todos sus ingredientes se cultivaron sin pesticidas o fertilizantes a base de petróleo, que no fueron modificados genéticamente y que en ningún caso podrían ser tóxicos para el medio ambiente. Además, estos ingredientes se debieron cultivaron utilizando métodos de agricultura orgánica que reciclan las fuentes y promueven la biodiversidad. Los productos naturales se derivan simplemente de fuentes naturales sin añadir compuestos sintéticos.
Cuando los ingredientes son naturales y orgánicos, todo tiene un aroma natural. Asegúrate de que las cremas y aceites esenciales que compres estén hechas con frutas y plantas reales, nunca de imitación o derivados. Después de unas semanas, podrás notar perfectamente la diferencia entre una perfume de imitación y una fragancia natural y nunca querrás volver a cambiarlas. Pero ojo, el hecho de que los productos tengan un aroma natural no significa que haya menos posibilidades de provocar irritaciones, ya que los ingredientes naturales pueden provocar alergias de la misma manera. Si eres propenso a los brotes, lo mejor es probar el producto en una pequeña zona de la piel antes de usarlo en todo el cuerpo.
En algunas ocasiones puede pensarse que el uso de productos naturales y orgánicos tiene un coste económico superior al de los cosméticos tradicionales. Pero esto no tiene por que ser así si lo miramos a largo plazo. De hecho, la mayoría de productos naturales tienen un menor coste que las marcas premium de cosmética. Obviamente, no estamos hablando de productos low cost, pero el precio que pagamos realmente lo merece. Además, la duración por envase suele ser superior ya que con menos producto se consiguen mejores resultados que con más cantidad de cosméticos químicos.