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Universidad de Salamanca
Blog de Antonia Durán Ayago
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La “política” del miedo

Se habrán dado cuenta de que algunos partidos (reconocidos como) políticos se sostienen sobre la mentira y el miedo.

Hay que estar atentos para no sucumbir a la retahíla que sueltan una vez tras otra, y que a fuerza de repetir cala en la conciencia de algunos. Lo del gran apagón es “peccata minuta” al lado de la vinculación entre inmigración y delincuencia; la negación de la violencia de género; la propendiada tendencia al terrorismo como arma “política” o la agitación y el odio constante contra lo diverso.

Para combatir el miedo es preciso formar conciencias de forma sólida. Esto se hace fundamentalmente a través de las distintas etapas educativas. Pero no sólo, obviamente. Es muy importante tener medios de información plurales y periodistas que ejerzan su profesión libremente, sin que una espada de Damocles penda sobre ellos si se apartan de la línea editorial marcada por el medio en que trabajan. La información veraz y libre es presupuesto de una sólida democracia.

Algunos llevamos tiempo advirtiendo del momento crítico que vivimos. De involución. Los oasis que van quedando, reductos frente a la mediocridad, cada vez van siendo menos. Pero a pesar de ello, no hay que sucumbir. Hay que intentar tejer alianzas desde cada espacio para mantener e incentivar una cultura del humanismo, del “sapere aude”.  En ello estamos.

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Estar del otro lado

Ayer se convocaron elecciones a rector en la Universidad de Salamanca. Recuerdo perfectamente que hace cuatro años mis percepciones eran otras. Entonces claramente apostaba por un programa que parecía querer romper con la inercia de la Universidad. De hecho me incorporé al equipo de docencia y evaluación de la calidad para poder contribuir, desde mi modesta experiencia, a ese cambio. Durante dos años hicimos un intenso trabajo que por lo menos a mí me llenaba de satisfacción. No quiero recordar lo que hicimos. Ahí están las hemerotecas para quien no recuerde. Justo cuando habíamos rebasado el curso más duro (el del confinamiento) en el que muchos cuestionaron la necesidad y procedencia de evaluar, a través de las encuestas, la actividad docente del profesorado, como si el sistema de calidad fuera optativo y se pudiera suspender a demanda, el rector ahora en funciones decidió que había llegado el momento de hacer cambios en su equipo para ir colocando a personas que se habían manifestado partidarias del otro candidato a rector. Entonces no lo sabíamos todo. El tiempo nos ha ido enseñando. Del inicial equipo sólo restan dos personas. Las demás han ido “saliendo”. Siempre con el argumento de reforzar el equipo y la estrategia de las capacidades. No parece que ni el programa, ni el trabajo, ni la ilusión puesta en cambiar para mejorar la Universidad hayan servido de mucho. A estas alturas de la partida, no cabe esperar más que quien tenga que regir la Universidad durante los próximos cuatro años, deje la estrategia política y los personalismos a un lado,  confíe en su equipo y delegue en él según las competencias que les haya asignado, y trabajen a fondo, que buena falta hace.

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La gestación por sustitución NO es una práctica de explotación reproductiva

La probable consideración de la gestación por sustitución como práctica de explotación reproductiva en la futura reforma de la ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, impulsada por el Ministerio de Igualdad, hace aflorar en un tema tan complejo y delicado como éste la brocha gorda con la que algunos colectivos feministas han enfocado este fenómeno. A mi juicio, equivocadamente.

Parecería necesario que sobre este tema se planteara un debate con mayores mimbres que el abolicionismo que se pretende desde una normativa que tiene alcance penal. Que, por otro lado, no va a influir en que en otros Estados tan cercanos como Portugal se siga considerando legal la gestación por sustitución, de forma limitada y garantista.

En España nunca se ha considerado lícito el contrato de gestación por sustitución. Desde la original ley de técnicas de reproducción humana asistida de 1988 hasta la actual que procede de 2006, el legislador español ha considerado nulo de pleno derecho el acuerdo de voluntades en este sentido. Pero eso no ha evitado, porque no puede evitarlo, que muchos españoles se hayan dirigido a otros Estados para en ellos tener a sus hijos utilizando esta técnica. Desde 2010, la Instrucción de la Dirección General de los Registros y de Notariado, de 5 de octubre permite el acceso al Registro Civil de estas filiaciones cumpliendo una serie de requisitos (un resumen de la situación en https://e-revistas.uc3m.es/index.php/CDT/article/view/4977/3454).

Lo que sorprende es que en España no solo se esté evidenciando una postura negacionista de esta realidad, sino que se pretenda considerar esta práctica como explotación reproductiva, así, sin más, sin que quepan los matices y anulando, de nuevo, la voluntad de las mujeres que de forma voluntaria deciden gestar para otras. La explotación lleva implícito un componente económico que en las gestaciones de carácter altruista no existe. Y también una presunción de consentimiento viciado en todas aquellas mujeres que no respondan al patrón preconcebido en esta ley. Ni Podemos ni PSOE son capaces de analizar esta materia fuera de los prejuicios ideológicos. Con un tono de cierta prepotencia intelectual califican hechos que desconocen ahora desde la vía penal. La cuestión es que el Derecho debe regular los hechos y no las ideas, ni las concepciones, ni los pensamientos. Si inauguran esta senda, considero que no miden la gravedad de su alcance.

 

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Lo auténtico

Parece que hoy en día la autenticidad no es un bien demasiado preciado. Ni la coherencia ni ser consecuente se estilan. Acaso sea porque para ser consecuente primero se ha de ser, se ha de pensar, se ha de poseer un bagaje de pensamiento propio.

La uniformidad, también de ideas, no deja de ser una nota característica de nuestro tiempo. Consumimos pensamientos precocinados; compramos discursos como podríamos comprar cualquier producto que se vende en los supermercados. La inmediatez, aderezada por las inclemencias de las redes sociales, está haciendo estragos en la dialéctica.

La capacidad para dialogar, para intercambiar ideas, para dejarse convencer si los argumentos del otro son buenos cada vez está más ausente, también en la Universidad. Resulta penoso ver cómo muchos se han visto eclipsados por el mercantilismo y venden al peso la posición en los ránkings como la panacea de la calidad, por citar solo un ejemplo.

En otros ámbitos de la vida, como en los colegios o en los institutos, los padres se esfuerzan en que sus hijos no desentonen, esto es, que se conviertan en un producto más de la nadería proporcionando smartphones a niños de 9 o 10 años. Les incitan a ser lo que ellos son, porque creen que no pueden ser de otra manera. Menuda sociedad que estamos construyendo. Me planteo si esos padres en algún momento se han parado a pensar en la diferencia que hay entre un libro y un teléfono. Sólo es una pregunta retórica.

O nos esforzamos todos, a todos los niveles, en promover y potenciar la autenticidad o vamos derechos a la caverna.

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De la educación y del saber estar

Estos tiempos convulsos que estamos viviendo no pronostican nada bueno. Se están extendiendo de forma vertiginosa comportamientos que distan mucho de ser los mejores. Los insultos, la falta de respeto, la prepotencia, la chabacanería están copando los primeros puestos en muchas instituciones. Ayer, la presidenta del Congreso, lo puso de manifiesto. El nivel (bajo nivel) de muchos de los representantes públicos está dañando a las instituciones. Desde luego, cuando uno ocupa un cargo público debería esforzarse por dar lo mejor de sí y por guardar un mínimo de decoro, de educación, de saber estar. Pero se está propagando precisamente lo contrario.

El respeto al otro es principio imprescindible para vivir en sociedades democráticas. Para vivir en paz. Si no tenemos claro esto, vamos mal. La educación y el saber estar se aprenden desde bien pequeños. Mientras más firme y sólida es la educación, mayores garantías hay de que esa persona sepa interactuar con el resto desde el respeto. Para las generaciones venideras, intentemos dar buen ejemplo. Nos jugamos mucho.

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Red de Aprendizaje-Servicio de la Universidad de Salamanca

A veces, los caminos no son rectos. En ocasiones hay que andarlos varias veces. Pero si se sabe a dónde se va, no importa tanto el tiempo invertido en hacerlo como llegar a destino.

Hoy hemos presentado la Red de Aprendizaje-Servicio de la Universidad de Salamanca. El camino lo iniciamos en 2019, cuando se realizaron las primeras jornadas sobre experiencias de ApS en nuestra Universidad. Los que participamos en aquellas jornadas somos los que hemos decidido constituirnos en Red, para avanzar juntos, para compartir lo que hemos aprendido de nuestras experiencias con el resto de compañeros y para empujar, lo que podamos, para que esta metodología docente se institucionalice en nuestra Universidad.

El aprendizaje-servicio es una metodología docente basada en el análisis y la comprensión de problemas y necesidades sociales, posibilitando que los estudiantes se impliquen en su resolución, poniendo en práctica los conocimientos, competencias y habilidades que han ido adquiriendo a lo largo de su formación, estimulando con ello su capacidad crítica y la iniciativa solidaria, promoviendo, en definitiva, el compromiso social. Se trata de enseñar y aprender de otra manera, casi revolucionaria, en palabras de mi compañero Galo Sánchez, pero tan necesaria que consideramos que mientras más se extienda, mejor será para la sociedad en su conjunto y, por supuesto, para la Universidad. Aquí lo explico en detalle: https://diarium.usal.es/aduran/2019/07/12/docencia-de-calidad-con-compromiso-social-y-el-aprendizaje-servicio-como-medio/

Hay cosas que no aparecen en los ránkings universitarios pero que son importantes. Me gustaría que la Universidad no dejara de creerse nunca el poder transformador que tiene; que puede y deber ser motor del cambio y de la mejora en las condiciones de vida de las personas. En este sentido, la Agenda 2030 nos debería ayudar a diseñar ese camino. Porque lo que hacemos siempre va a ser más importante que lo que decimos.

Información de la Red:  https://drive.google.com/file/d/1mg-7wouZM5M1ZOVtvsSBgmexsinh_GfS/view?usp=sharing

La forma de unirse a la Red es a través de este formulario: https://forms.gle/5XD3AoJTZHLkxLD67.
Correo: redaps@usal.es
Twitter: @RedApSUSAL
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Otro curso

El próximo lunes comenzaremos las clases en la Facultad de Derecho. Con el mismo modelo de presencialidad que teníamos antes de la pandemia. Ya no habrá desdobles, sólo aulas espejos, mascarillas y distancia de seguridad. Si todos los alumnos matriculados vinieran a clase esto sería inviable. Parece que el equipo de gobierno de la Facultad cree que el absentismo será muy alto. Si no, no se entiende. Sobre el absentismo habría que abrir un debate profundo que dejamos para otra ocasión.

Con todo lo aprendido durante estos dos cursos pasados, las posibilidades para rejuvenecer y modernizar nuestras formas de enseñar son inmensas. Al final se tratará de combinar de forma adecuada tradición y modernidad, y explorar nuevas fórmulas con las herramientas que ahora conocemos.

Fiel a mi tradición de empezar con una noticia, este curso he decidido comenzar fuerte, con la posibilidad de que la empresa de Leonardo di Caprio dedicada a la fabricación de diamantes se instale en Trujillo (Cáceres). Tiene  perfiles suficientes para vincular Derecho Internacional Privado y Agenda 2030: todo un camino por explorar, que se nos ha abierto en el horizonte…

Seguiremos con nuestro canal de Youtube Innovación Derecho Internacional Privado Usal, y este curso también intentaremos organizar Webinars en el que se expongan los trabajos que los estudiantes realizarán a lo largo del curso, mediante los Seminarios wiki. Intentaremos reproducir también durante este curso la idea de “Hoy tenemos clase de Derecho Internacional Privado con…” y exploraremos la posibilidad de crear un grupo de estudiantes en alguna red social, probablemente en twitter para trasladar a las redes la idea de “periodistas del DIPr.”. La idea es conectar cada vez con más fuerza enseñanza y aprendizaje con realidad social.

Este curso además sacaremos nueva edición, la quinta,  de Aplicación práctica del Derecho internacional Privado: casos y soluciones, Ratio Legis.

Más allá de las clases, este curso será el primero para desarrollar el proyecto de investigación que dirige mi querida compañera Beatriz Campuzano y del que estoy segura que van a salir interesantes propuestas y contribuciones.

El curso vendrá cargado de más iniciativas de los que iré informando. Cercana en el horizonte ya la presentación de la Red de Aprendizaje-Servicio de la Universidad de Salamanca.

Buen curso para todos/as. Salud

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¿Qué hacer ante el odio?

No son hechos aislados. La tendencia al alza de las agresiones homófobas es creciente. Lo indicó ayer la Fiscal General del Estado. No hablamos de cosas banales. Hablamos de la vida y de la integridad física de las personas LGTBI en España. Sí, a eso hemos llegado en nuestro país. A convertirlo en un lugar hostil para la diversidad. Y no quitemos importancia. No digamos que son solo unos pocos energúmenos/as. No. Eso también hace que la sensación de desamparo crezca.

Hasta aquí no sólo nos ha traído Vox. Nos ha traído el sistema que blanquea y da alas a un discurso de odio tan evidente como el que hoy, en la televisión pública, ha lanzado Ortega Smith. Racismo y homofobia de la mano. En una televisión que debería discriminar. En medios de comunicación en general que debieran discriminar. Porque aunque el alcalde de Madrid diga que los discursos de odio no agreden, ni justifican la violencia, sí lo hacen. Así que sin perjuicio de que la justicia deba actuar, también hay que contribuir a arrinconar estos discursos, desde la política no justificándolos, ni activa ni pasivamente, desde los medios de comunicación no dando espacios que son altavoces a quienes expulsan su odio por todos lados y socialmente, arrinconando a quienes practican estos comportamientos. Desde luego, el pin parental no va a ayudar a que se forme en la diversidad y en el respeto en los colegios. Así que denúnciese, y aíslese a partidos que lo promueven.

Si estamos construyendo una sociedad en que ya ni se pueda ser ni vivir a gusto, en qué país nos hemos convertido

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El necesario cambio de modelo productivo; el necesario freno al cambio climático

¿Han oído hablar del greenwashing? Tras conocer esta noticia creo que es justamente lo que practica el Gobierno. Palabras y no hechos. Sí, también leyes como la del cambio climático, que parece, según lo que estamos conociendo, que no es más que otro brindis al sol. Y ya son muchos.

Cuando se aprobó el plan del Gobierno para el cumplimiento de la Agenda 2030 muchos nos preguntábamos si realmente tras ella había serios compromisos. A la vista de los acontecimientos parece que no íbamos muy descaminados en nuestras sospechas. Y es que es muy difícil poner en práctica los compromisos de la Agenda 2030 si realmente no afrontamos un cambio de modelo productivo, del que, me reconocerán, llevamos hablando años, pero propuestas pocas. Por supuesto, un cambio de modelo productivo debe hacerse en connivencia con las empresas, en las que la responsabilidad social corporativa debe ser una política de imperativo cumplimiento, y no sólo una mera opción. Necesitamos también formarnos como consumidores libres y no adocenados como ahora es el modelo que impera, en que las normas nos protegen como partes débiles, porque realmente al mercado les interesa que sigamos siendo débiles. Un consumidor formado e informado tendría capacidad para decidir con qué empresa contratar, en función de los compromisos que esta tenga con el entorno (en función de su RSE). Sí, esto ahora es ciencia ficción, y lo seguirá siendo durante mucho tiempo, mientras no nos creamos que el cambio necesario debe ser compartido por todos, pero impulsado por el Gobierno. Si éste está en la idea de aplacar demandas de diferente tipo con políticas que inciden en lo ya conocido, no sólo no contribuiremos a frenar el cambio climático, sino que abundaremos en él. Ningún momento como éste, de crisis profunda, para afrontar el cambio necesario.

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Transpandemia

Probablemente para analizar de forma correcta la coyuntura del momento que estamos viviendo habrá de pasar tiempo. La distancia a veces contribuye a proporcionar la justa medida de las cosas. Los matices son siempre necesarios para aportar valor a un cuadro que, aunque en sus trazos gruesos ya se intuye, la visión final la darán los múltiples matices.

Pero con esos trazos gruesos, ya podemos intuir que vamos a necesitar mucha mesura para poder gestionar de manera adecuada todo lo que nos está pasando. La transpandemia llegará y necesitamos estar preparados. Para ello es conveniente que nos demos cuenta de que como consecuencia de ella se están manifestando algunas taras que como sociedad ya teníamos y ahora con esta crisis se están evidenciando de forma más brusca. El aumento de los discursos de odio nos tendría que preocupar a todos, pero de forma singular a las instituciones. A todas. La pobreza espiritual, y con ello no me refiero por supuesto a cuestiones religiosas, sino al entramado interior forjado en valores sólidos y en una ética ciudadana, está aflorando con tal virulencia que deberíamos estar todos pensando ya en cómo llenar este vacío para reconducir el barco. Seguir haciendo lo mismo que hemos venido haciendo quizás no sea la solución. Lo mismo hay que empezar a plantearse de forma seria cómo contribuir a tener sociedades más sólidas, más comprometidas con el espacio y el tiempo que nos ha tocado vivir.

Necesitamos un cambio de enfoque profundo basado en el conocimiento y la búsqueda de verdades que nos permitan avanzar. Seguro que por deformación profesional considero que la solución está en la formación. Pero no solo en la formación con el objetivo de tener un título para después quedar integrados en el mercado laboral. Igual ha llegado la hora de replantearse que la Universidad puede y debe aportar mucho más que competencias y capacidades orientadas al mercado. El compromiso ético con las sociedades también se puede adquirir. Pero para ello las Universidades deben estar preparadas y orientadas para ello. La Universidad debería,  por otro lado, ser mucho más permeable a los problemas sociales. Disponer de porosidad. Estar atenta a lo que la sociedad demanda y aportar soluciones.

A estas alturas, deberíamos estar todos ya planteándonos nuevos escenarios. La Universidad puede y debe ser motor de recuperación. Pero no puede seguir haciendo lo mismo. Porque las circunstancias son otras. Muy otras. La Universidad del siglo XXI aún no ha llegado. Y vamos tarde.

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