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Universidad de Salamanca
Blog de Antonia Durán Ayago
Miscelánea
 
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Archivo | junio, 2016

Estar del otro lado

Ayer se convocaron elecciones a rector en la Universidad de Salamanca. Recuerdo perfectamente que hace cuatro años mis percepciones eran otras. Entonces claramente apostaba por un programa que parecía querer romper con la inercia de la Universidad. De hecho me incorporé al equipo de docencia y evaluación de la calidad para poder contribuir, desde mi modesta experiencia, a ese cambio. Durante dos años hicimos un intenso trabajo que por lo menos a mí me llenaba de satisfacción. No quiero recordar lo que hicimos. Ahí están las hemerotecas para quien no recuerde. Justo cuando habíamos rebasado el curso más duro (el del confinamiento) en el que muchos cuestionaron la necesidad y procedencia de evaluar, a través de las encuestas, la actividad docente del profesorado, como si el sistema de calidad fuera optativo y se pudiera suspender a demanda, el rector ahora en funciones decidió que había llegado el momento de hacer cambios en su equipo para ir colocando a personas que se habían manifestado partidarias del otro candidato a rector. Entonces no lo sabíamos todo. El tiempo nos ha ido enseñando. Del inicial equipo sólo restan dos personas. Las demás han ido “saliendo”. Siempre con el argumento de reforzar el equipo y la estrategia de las capacidades. No parece que ni el programa, ni el trabajo, ni la ilusión puesta en cambiar para mejorar la Universidad hayan servido de mucho. A estas alturas de la partida, no cabe esperar más que quien tenga que regir la Universidad durante los próximos cuatro años, deje la estrategia política y los personalismos a un lado,  confíe en su equipo y delegue en él según las competencias que les haya asignado, y trabajen a fondo, que buena falta hace.

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La gestación por sustitución NO es una práctica de explotación reproductiva

La probable consideración de la gestación por sustitución como práctica de explotación reproductiva en la futura reforma de la ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, impulsada por el Ministerio de Igualdad, hace aflorar en un tema tan complejo y delicado como éste la brocha gorda con la que algunos colectivos feministas han enfocado este fenómeno. A mi juicio, equivocadamente.

Parecería necesario que sobre este tema se planteara un debate con mayores mimbres que el abolicionismo que se pretende desde una normativa que tiene alcance penal. Que, por otro lado, no va a influir en que en otros Estados tan cercanos como Portugal se siga considerando legal la gestación por sustitución, de forma limitada y garantista.

En España nunca se ha considerado lícito el contrato de gestación por sustitución. Desde la original ley de técnicas de reproducción humana asistida de 1988 hasta la actual que procede de 2006, el legislador español ha considerado nulo de pleno derecho el acuerdo de voluntades en este sentido. Pero eso no ha evitado, porque no puede evitarlo, que muchos españoles se hayan dirigido a otros Estados para en ellos tener a sus hijos utilizando esta técnica. Desde 2010, la Instrucción de la Dirección General de los Registros y de Notariado, de 5 de octubre permite el acceso al Registro Civil de estas filiaciones cumpliendo una serie de requisitos (un resumen de la situación en https://e-revistas.uc3m.es/index.php/CDT/article/view/4977/3454).

Lo que sorprende es que en España no solo se esté evidenciando una postura negacionista de esta realidad, sino que se pretenda considerar esta práctica como explotación reproductiva, así, sin más, sin que quepan los matices y anulando, de nuevo, la voluntad de las mujeres que de forma voluntaria deciden gestar para otras. La explotación lleva implícito un componente económico que en las gestaciones de carácter altruista no existe. Y también una presunción de consentimiento viciado en todas aquellas mujeres que no respondan al patrón preconcebido en esta ley. Ni Podemos ni PSOE son capaces de analizar esta materia fuera de los prejuicios ideológicos. Con un tono de cierta prepotencia intelectual califican hechos que desconocen ahora desde la vía penal. La cuestión es que el Derecho debe regular los hechos y no las ideas, ni las concepciones, ni los pensamientos. Si inauguran esta senda, considero que no miden la gravedad de su alcance.

 

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Lo auténtico

Parece que hoy en día la autenticidad no es un bien demasiado preciado. Ni la coherencia ni ser consecuente se estilan. Acaso sea porque para ser consecuente primero se ha de ser, se ha de pensar, se ha de poseer un bagaje de pensamiento propio.

La uniformidad, también de ideas, no deja de ser una nota característica de nuestro tiempo. Consumimos pensamientos precocinados; compramos discursos como podríamos comprar cualquier producto que se vende en los supermercados. La inmediatez, aderezada por las inclemencias de las redes sociales, está haciendo estragos en la dialéctica.

La capacidad para dialogar, para intercambiar ideas, para dejarse convencer si los argumentos del otro son buenos cada vez está más ausente, también en la Universidad. Resulta penoso ver cómo muchos se han visto eclipsados por el mercantilismo y venden al peso la posición en los ránkings como la panacea de la calidad, por citar solo un ejemplo.

En otros ámbitos de la vida, como en los colegios o en los institutos, los padres se esfuerzan en que sus hijos no desentonen, esto es, que se conviertan en un producto más de la nadería proporcionando smartphones a niños de 9 o 10 años. Les incitan a ser lo que ellos son, porque creen que no pueden ser de otra manera. Menuda sociedad que estamos construyendo. Me planteo si esos padres en algún momento se han parado a pensar en la diferencia que hay entre un libro y un teléfono. Sólo es una pregunta retórica.

O nos esforzamos todos, a todos los niveles, en promover y potenciar la autenticidad o vamos derechos a la caverna.

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