Aprender, desaprender y reprender. Así es como Alvin Toffler define el aprendizaje en los tiempos en los que vivimos. Y es completamente cierto. En un mundo tan cambiante como en el que vivimos, la adaptación es la base fundamental de cualquier tipo de aprendizaje.
Según se estima, en dos años, la robótica estará en disposición de entrar de pleno en el mercado laborar y hacer saltar por los aires 75 millones de empleos en todo el mundo. Para 2025 ya se cree que habrá más máquinas que humanos en las lineas de fabricación. Pero por otro lado, estos robots darán la oportunidad de crear otros 60 millones de empleos que hoy no existen.
No queda más remedio que prepararnos para ello y anticiparnos formando a las nuevas generaciones para esos nuevos puestos que requerirán de personal muy especializado. Por esto, durante los últimos tiempos, las denominadas “soft skills”, que son habilidades relacionadas con la escucha activa, la empatía o el trabajo en equipo, están siendo potenciadas.
El futuro pasa por las power skils
Las “power skills” o habilidades transversales son aquellas que permiten a las personas potenciar aquellos conceptos que la tecnología demandará y que serán fundamentales para el progreso de la sociedad del futuro. Aprender a aprender como dirían algunos, pero no solo esto, sino a medir lo realizado y su calidad.
Estas habilidades se centran en torno a capacidades de resolución de problemas o tareas: habilidades organizativas, de toma de decisiones, relacionales y comunicativas. Están fundamentadas en el autoconocimiento del individuo así como en el control de las emociones, la motivación o la perseverancia.
La técnica mas idónea para practicar estas habilidades son haciéndolas entrar en clase, de forma que los alumnos tengan que buscar la forma de dar respuestas reales a problemas profesionales. Por este motivo, está siendo fundamental encontrar metodologías basadas 100% en experiencias reales a las que poder someter a los estudiantes.
Pero no solo bebe de esta fuente el gremio estudiantil, sino que es toda la comunidad educativa la que se favorece de estas “power skills”. Desde el alumnado hasta el propio director del centro, pando por todo el profesorado deben ser capaces de aprender de manera continua para poder desarrollar todas las capacidades.
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