Traducción: LUCÍA OTERO MARTÍNEZ (2015)
(THOMAS CHAIMBAULT (2014): “Nouveau coup de semonce contre les bibliothèques”. Vagabondages.)
Esta semana, con la excusa de celebrar debates en torno al género, varios movimientos políticos y parapolíticos se han acordado de repente de que existen las bibliotecas. Sé que no soy muy preciso, pero aquí está fuera de lugar hacer publicidad de dichas páginas o aumentar sus visitas por internet. En sí, habría podido ser algo positivo si no hubiera servido para denunciar la presencia de obras en los archivos de las instituciones cuyos títulos provienen de una bibliografía sobre la “Littérature de jeunesse pour l’égalité [femme-homme]: Ouvrages pour le premier degré” (Literatura juvenil en favor de la igualdad [mujer-hombre]: Obras para la escuela primaria [en francés]) propuesta por el Sindicato nacional francés unitario de maestros de primaria y secundaria.
Apenas me sorprende. Normalmente, las bibliotecas son el blanco de este tipo de ataques, de movimientos de opinión que piden la supresión de obras en las bibliotecas, especialmente las obras juveniles, todo ello en un conjunto que parece bien ensayado: artículos de prensa, campañas de asociaciones familiares de católicos tradicionalistas, falsas indignaciones políticas… A continuación, incluyo un breve recorrido histórico:
- 1985: Marie-Claude Monchaux denuncia en el panfleto “Écrits pour nuire” (“Escritos que perjudican”) un presunto complot de editores y bibliotecarios para corromper la inocencia de la juventud, lo que condujo a la creación de una comisión de supervisión de bibliotecas en el Ayuntamiento de París (durante dos años) bajo la dirección de la elegida Solange Marchal del partido RPR (Agrupación por la República).
- 1995: El Frente Nacional sale elegido en las regiones francesas de Orange, Marignane y Toulon. En las dos primeras ciudades se imponen sanciones en los libros y en la prensa, se deniega la compra de algunos títulos y se establecen adquisiciones obligatorias de otros títulos. A los bibliotecarios que intentan resistirse por defender el pluralismo y el respeto de la ética de la Republica se les somete a “humillaciones públicas, amenazas contra la integridad física, presiones psicológicas [e incluso] pueden verse desplazados o destituidos de sus funciones” (existen casos de bibliotecarios desplazados a empresas de pompas fúnebres municipales; por ejemplo, en Orange). (Fuente: testimonio de la directora de la biblioteca municipal de Orange en aquella época [en francés])
- 1997: El Frente Nacional sale elegido en la región de Vitrolles. En principio, el municipio no se atreve a hacer nada salvo ganar tiempo al no firmar las órdenes de los pedidos. Después se plantean poner en marcha un “comité de lectura para una mayor democracia” con el fin de controlar las adquisiciones. Se suceden las reacciones de asociaciones profesionales locales. La Dirección de Asuntos Culturales dimite (¿hubo persuasión?).
- 1998: Se publica un artículo de Solange Marchal en la revista Santé Magazine, “Des livres qui font mal” (“Libros que perjudican”), y se suceden múltiples acciones de la Asociación por los derechos de la vida y sus Intermediarios por la vida, una asociación familiar católica integrista presidida por Christine Boutin (que por otra parte no dudaba en amalgamar la homosexualidad con la pedofilia). Se invita a sus miembros a enviar a responsables —de colegios, bibliotecas, ciudades, etc.— cartas personales y detalladas, de las que se proporcionaba el modelo y el contenido, que denunciaban algunos libros, en especial los que publicaba la École des loisirs. Una vez más, se trata de demostrar que la literatura infantil y juvenil ampara un enorme complot organizado para pervertir y desmoralizar a la juventud de hoy en día.
- 2005: La pediatra Edwige Antier, también consejera municipal de la ciudad en París, se preocupa por las consecuencias de la lectura de algunos libros en el desarrollo de los niños, en concreto, a propósito del libro infantil Jean a deux mamans (Jean tiene dos mamás) como medio de transmisión de “antivalores” (de los que ya hablé en aquel momento [en francés]).
- 2013: El movimiento anti matrimonio homosexual dirigido por el colectivo Printemps français y Béatrice Bourges sacan provecho de las inminentes elecciones municipales para presionar a los ayuntamientos e incitarles a retirar cualquier obra literaria que promueva la llamada “teoría del género”. Bibliotecas como la de Rennes, Neuilly, Versalles… reciben mensajes agresivos. La ministra de Cultura, Aurélie Filipetti, publica un comunicado [en francés] en el que condena este tipo de alegaciones y expresa su apoyo a los bibliotecarios.
Siempre que ha pasado esto, los profesionales se han alzado en contra de esos movimientos. Esta sigue siendo la situación hoy en día para los autores e ilustradores de literatura infantil y juvenil [en francés], o para la Asociación de Bibliotecarios de Francia, que publicó un comunicado con el fin de condenar la presión [en francés] a la que se encuentran sometidos los bibliotecarios de instituciones públicas. En este caso no se trata tanto de reaccionar contra las agresiones que han sufrido —incluso si eso sucedió también— como de buscar el origen y reafirmar los valores democráticos en los que se fundamenta el trabajo de los profesionales o la constitución de colecciones que responden a criterios de objetividad, imparcialidad, pluralidad de opinión o ausencia de la censura, y que tienen como objetivo ofrecer a los usuarios el conjunto de elementos necesarios para comprender de manera autónoma de debates públicos y de actualidad. Insisto en el futuro de los profesionales de bibliotecas puesto que las elecciones que se llevan a cabo son necesarias en las instituciones en función de una política y por tanto de una propuesta documental elaborada con inteligencia y construida y validada científicamente.
La comisión Légothèque de la Asociación de Bibliotecarios de Francia (ABF), de la que formo parte, lo subraya una vez más cuando escribe a este respecto [en francés]:
Si el mundo es un “lugar en crisis”, según afirma Michèle Petit, no sólo desde un punto de vista económico sino también por la aceleración de las transformaciones sociales, el incremento de las disparidades y de las desigualdades culturales y sociales, consideramos que la biblioteca debe oponerse a todo eso como un espacio de oportunidades que permita encontrar a los demás en uno mismo y facilite la construcción o la reconstrucción del individuo.
(…) Acompañar la expresión de las minorías debe servir también para luchar contra los estereotipos en favor del encuentro y, si no para concienciar, al menos para facilitar la comprensión de lo diferente. El desafío es poner de relieve a las minorías y sorprender, proponer una vuelta de hoja en los encuentros inesperados y fomentar el diálogo”.
Sin embargo, el comunicado de la ABF no termina ahí, también subraya la implicación de algunos proyectos políticos en favor de una misma diversidad en sus territorios, al menos de cara al público, y reúne las preocupaciones de los profesionales y las acciones que llevan a cabo los usuarios y las personas que también participan en la puesta en marcha de esta oferta pluralista por la igualdad.
A este respecto, la obra Tous à poil (Todos desnudos), la cual vilipendió torpemente [en francés] Jean-François Copé estos últimos días [en francés], provendría de una bibliografía que propuso inicialmente una asociación del departamento de Ardecha [en francés] que más tarde se retomó a escala nacional [en francés], pero sobre todo por ser “única en su género por su metodología, desde que se encumbró gracias a las familias que votaron sus títulos preferidos, que han organizado por temas (identidad; las mamás y los papás; la bofetada a los clichés…) y de los que se han escrito registros” (fuente [en francés]).
Si ahora son las propias familias las que sugieren títulos sobre la igualdad entre las mujeres y los hombres, pues vamos bien…