Traducción: SOFÍA GONZÁLEZ RUIZ (2016)
(Meredith Farkas (2015): “Should the horrible first job search be seen as a rite-of-passage?”. Information wants to be free)
Me entristeció leer un post de Kyle Shockey en el blog Librarian Burnout sobre el agotamiento que se vive después del Colegio de Bibliotecarios y sobre la inmersión en la búsqueda de trabajo. Todo indica que su autor es uno de esos excepcionales recién graduados que siguió el consejo que muchos de nosotros damos a los estudiantes de documentación — no confiéis exclusivamente en el programa de documentación para prepararos para la profesión. ¡Él publicó, presentó, trabajó, hizo un voluntariado e incluso ganó premios mientras todavía estaba en el Colegio de Bibliotecarios! ¿Cuántos de vosotros hicisteis todo eso?
Y además se dio cuenta de que hacerlo no sólo era agotador física y mentalmente y de que no estaba fomentado por el programa de documentación (¡culpad a vuestra facultad de documentación!), sino que también descubrió que todo eso no le condujo al trabajo que había pensado que iba a conseguir si él hacía las cosas correctamente.
Es horrible, recuerdo mi primera búsqueda de trabajo como si fuera ayer. Ya he contado buena parte de ello en el blog, pero he intentado escribirlo de forma positiva para que mi negatividad no repercutiese en mis probabilidades de encontrar empleo.
En la primavera de 2005 (me gradué en diciembre de 2004), empecé a pensar que necesitaba buscar trabajos relacionados con mi ámbito anterior (trabajo social) porque, con toda seguridad, nadie me veía como una bibliotecaria prometedora. Cuando pienso en esa etapa de mi vida, incluso ahora, se me revuelven las tripas, fue muy traumático. Por lo que me siento otra vez así por quien esté pasando por eso.
Al contrario de Kyle, el Colegio de Bibliotecarios no me pareció agotador (probablemente porque, con alguna pequeña excepción, sí que confié en mi programa de documentación a la hora de prepararme para la profesión), pero en la búsqueda de trabajo sí me sentí sola y desmoralizada. Parece que el proceso completo está diseñado para hacer que la gente sienta que hay algo malo en su interior. Algunos sugieren que tus defectos son la razón de que estés en el paro y busques trabajo. Para quienes ya tengan tendencias depresivas, es muy fácil pensar que el problema eres tú y que no tiene solución.
Es fácil decir “¡qué asco!” y continuar con tu vida profesional, pero hay cosas que todos y cada uno de nosotros podemos hacer para que el Colegio de Bibliotecarios y/o la búsqueda de trabajo sea una experiencia menos dura para otros:
Si en vuestra biblioteca hay una vacante que no requiere experiencia profesional estricta de la que dependa el éxito profesional de la persona que asuma el puesto, no la pidáis en la oferta del trabajo.
No significa que vayáis a contratar definitivamente a alguien que acaba de graduarse, pero eso abre las puertas para encontrar un candidato extraordinario que no tenga experiencia profesional. Recuerdo que en mi último trabajo, íbamos a contratar temporalmente por un año a bibliotecarios de referencia y académicos para cubrir a un grupo de personas que dejaban su puesto o se jubilaban.
Parecía el trabajo perfecto para que unos recién graduados ganaran experiencia en instrucción, referencias y en el desarrollo de colecciones. Pero uno de nuestros administradores insistía en que pusiéramos como requisito tener varios años de experiencia. Su principal argumento era que estábamos en Portland, que podríamos conseguir muchísimos candidatos que sí tuvieran experiencia. Muy deprimente, pero por desgracia no es algo raro. Cuando penséis que pedir algunos años de experiencia os ahorrará tiempo en leer cartas de presentación, recordad que también estáis limitando las oportunidades de las personas que más necesitan encontrar trabajos en bibliotecas.
Cuando se entreviste a alguien para un puesto en vuestra biblioteca, sed humanos, bondadosos y recordad que la impresión que se llevan de lo que hacéis, como mínimo, es tan importante como la que os lleváis de ellos.
Representáis a la biblioteca y, a no ser que odiéis trabajar en ella, deberíais trabajar para dar a los candidatos una impresión positiva de vuestro lugar de trabajo. Tratad a los candidatos al puesto como si fueran un valioso miembro de nuestra profesión. Recuerdo la entrevista para mi primer puesto profesional en una biblioteca que tenía muy buena reputación y me trataron fatal durante ella. Además de pequeños detalles, me hicieron preparar y realizar TRES presentaciones separadas durante todo el día y elegir los restaurantes en los que íbamos a comer y a cenar (lo cual me hizo sentir que estaban poniendo a prueba lo guay que era o mi interés en la cocina de otras culturas). En la cena, sólo hablaban de ellos mismos y no me incluyeron en su conversación, ni me preguntaron nada sobre mí. Años después, cuando me había ganado una buena reputación en la profesión, uno de ellos sugirió que solicitara un puesto que tenían libre y con lo que había vivido allí, DE NINGUNA MANERA QUERRÍA TRABAJAR EN ES ESA BIBLIOTECA.
Aunque conozca y me caiga bien gente que trabaja allí en la actualidad, mi experiencia de hace 11 años hace que siga pensando todavía que el sitio es como un hoyo lleno de serpientes venenosas. Las primeras impresiones son importantes, incluso cuando parezca que la persona a la que entrevistáis no importa.
Si sois bibliotecarios con experiencia, orientad y enseñad, aunque sea un poco, a un nuevo bibliotecario (¡y no me refiero a una década, hasta una pequeña experiencia es fantástica!). El apoyo y la motivación que me dieron algunos bibliotecarios hasta el final de la búsqueda de trabajo me salvaron la vida. Hubo una persona que básicamente rompió mi carta de presentación y mi currículo y me ayudó a reescribirlos para que no fueran un asco y resaltaran el valor de mi experiencia anterior como trabajadora social.
De repente conseguí segundas entrevistas justamente en el tipo de lugares en los que esperaba trabajar. Pronto conseguí mi primer trabajo profesional, pero además del comentario de mi currículo y mis cartas de presentación, hubo otras cosas que también me ayudaron.
Esas personas con éxito en el ámbito creyeron en mí y querían ayudarme (incluso en pequeños detalles), lo que era extremadamente motivador. ¿Por qué querrían ayudarme sin haber visto algo en mí que valiera la pena? Como alguien que ha ejercido como mentor, puedo deciros que no se necesita mucho esfuerzo para ser uno. Tan sólo tenéis que preocuparos de las personas y tal vez tener un poquito más de experiencia (en algunas áreas, no en todas) que la persona a la que enseñáis. Desarrollad programas a nivel local que financien a nuevos bibliotecarios (porque no todo el mundo puede permitirse asistir a la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos).
¿Tienen las asociaciones de bibliotecas de vuestra localidad, estado o región un programa de revisión de currículos o uno de orientación a bibliotecarios recién graduados?
Si no lo tienen, quizá merece la pena desarrollar uno. Cuando me preguntaron si había un programa para orientar a nuevos bibliotecarios en mi primera Conferencia de la Asociación de Bibliotecas de Oregón, rápidamente me vi arrastrada al Comité de Socios para crear un programa de orientación desde cero con algún que otro bibliotecario interesado. Nuestro programa comenzó emparejando su primer par de mentores en mayo de 2013 y ha emparejado alrededor de 60 desde entonces. Es una de las cosas de las que me siento más orgullosa de mi carrera. En colaboración con el encargado de la New Member Round Table de la Asociación de Bibliotecas de Ontario (OLA por sus siglas en inglés), estamos expandiendo el programa para ofrecer un programa de revisión de currículos y cartas de presentación para satisfacer las necesidades de sus miembros, que se resumen en una orientación a corto plazo enfocada en la búsqueda de trabajo.
La New Member Round Table de la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos ofrece un gran servicio online de revisión de currículos, pero personalmente me encanta la idea de que la gente interactúe con aquellos que conocen el panorama de las bibliotecas locales (ya que parece que la mayoría de las personas en Oregón quiere permanecer aquí).
Aunque creo mucho en la orientación no formal, hay mucha gente que no tiene el capital social ni político para encontrar un mentor por sí misma y quiero asegurarme de que estos amigos tienen las mismas oportunidades de apoyo en orientación que tuve yo por aquel entonces.
Si tenéis a una persona que esté haciendo prácticas de documentación, deberéis centraros de verdad en hacer de esas prácticas una buena experiencia de aprendizaje y desarrollo para el estudiante. Yo hice unas prácticas en archivos donde básicamente llenaba cajas (súper aburridísimo) de documentos relacionados con la universidad y se me mandaba procesar la colección y crear herramientas de ayuda. No conseguí ningún apoyo sobre cómo hacerlo, conté sólo con mis conocimientos para llevar a cabo las tareas.
La experiencia fue decisiva para no querer ser archivista, pero, por lo que sé, probablemente me habría encantado el trabajo en un lugar menos nocivo. Supervisar a una persona en prácticas es mucho más que mandarles trabajo, es enseñarles todo sobre el sitio en el que trabajáis, dándoles experiencias e interacciones significativas y orientándoles mientras van aprendiendo la función que desempeñan. Erin, en su blog Constructive Summer, sugiere que paguemos a nuestros alumnos en prácticas de documentación, pero eso no siempre es posible.
Sin embargo, lo mínimo que podemos hacer es darles una experiencia maravillosa de aprendizaje y contacto. Si trabajáis en una biblioteca, deberéis tener en cuenta de forma constante que vuestro objetivo es ayudar a vuestros estudiantes a conseguir trabajo. Deberéis aseguraros de que vuestro currículo favorezca a que se desarrollen las habilidades y el conocimiento de la realidad que ayudará a que los estudiantes tengan éxito en este ámbito. Mantened actualizados los conocimientos que enseñáis y centraos en un aprendizaje basado en problemas de la vida real. Si los estudiantes hacen el tipo de trabajo extra que hizo Kyle, les debéis animar y darles extensiones razonables de trabajo.
En un programa profesional se debe priorizar lo que hará que un alumno sea llamativo de verdad en el mercado laboral. Como profesora de documentación, ¡no puedo imaginar penalizar o no ofrecer flexibilidad a un estudiante que vaya a dar una charla en una conferencia! Desde una perspectiva a mayor escala, debemos proponer disminuir el número de personas que acceden a los programas de documentación.
Es obvio que hay mucha más gente que se gradúa que puestos de trabajo, incluso cuando se tienen en cuenta los puestos fuera de las bibliotecas en los que el Máster en Documentación es una credencial valiosa.
En vez de desalentar a los potenciales graduados, deberíamos encontrar la forma de reducir el número de alumnos por promoción en aquellos programas que no tengan muchas salidas laborales.
La Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos no va a trabajar en esto porque va en contra de sus intereses, así que es muy complicado que esta asociación expida la acreditación de los programas de documentación.
Tal vez se necesita un cambio. No tengo respuesta a todo esto, pero sé que es muy complicado.
Puede que individualmente no podamos cambiar estos grandes problemas, pero cualquiera puede ayudar a un bibliotecario y yo soy la prueba de que las pequeñas cosas que hace la gente para ayudar hacen mucho. No conlleva mucho trabajo ser bueno, compartir nuestras experiencias, ser motivadores y dar la mano a los nuevos bibliotecarios. La primera búsqueda de trabajo no tiene que ser desmoralizadora ni dolorosa por naturaleza, podemos hacer las cosas mejor.
Y Kyle, tu situación actual es de todo menos buena, pero las cosas tienden a ir a mejor. Y, dado lo que he visto de ti por Twitter, definitivamente apuntas maneras para ser un bibliotecario profesional.