Traducción: MARÍA SANTAMARTA CABALLERO (2016)
(Silvère Mercier, 2016. “E-Fractions : le livre numérique en bibliothèque sans peur et sans jetons“. Bibliobsession)
No nos confundamos, el debate sobre el préstamo digital (bien resumido en este artículo de La Gazette) marcará profundamente nuestra profesión. Aunque la oferta aumente el volumen, sigo convencido de que el préstamo digital no propone ni un modelo de acceso ni un modelo de compra adaptado a las bibliotecas. La primera cuestión es la capacidad de los bibliotecarios para informarse sobre las propuestas, de organizarse y de convencer a los compradores públicos, que son las colectividades, de practicar mediaciones orientadas hacia la difusión del saber y de las habilidades. Este debate no tiene nada que ver con la ideología, como quieren hacer creer. Es un debate político cultural que se encarna en las acciones concretas de unos y de otros. ¿Va a ceder a las demandas políticas aceptando una oferta que se arriesga a tener un impacto en el presupuesto y el tiempo de trabajo de su equipo de forma indefinida? O, por el contrario, ¿va a informar de su elección demostrando que los verdaderos retos (y los recursos) son movilizar en la mediación y la difusión de textos y de ideas a riesgo de elegir y rechazar las ofertas actuales? ¿Va a trabajar para desarrollar alternativas para demostrarlo? Tenemos la suerte de tener gente que cree en la fuerza de los textos literarios y que piensa que lo digital es una oportunidad para la circulación de las ideas. Franck-Olivier Laferrère es uno de ellos. Fundó E-Fractions hace tres años, inventó un modo de circulación de los libros en las bibliotecas, los Ebookcartes (tarjetas e-book), que se basa en la confianza (sin DRM), en la materialidad y en la calidad de los textos, sin fichas y sin préstamos limitados a tres semanas. Además, permite que continúe la Larga Cola. Les invito a leer esta tribuna que ha publicado el diario Le Monde:
Así es el aspecto de un EBookCarte:
¿Cómo funciona? Franck-Olivier Laferrère me lo ha explicado para tener una visión muy clara del modelo:
- El sistema es muy simple y perfectamente interoperable. La biblioteca compra tarjetas sin DRM o las presta directamente en línea. Esta compra tantos ejemplares como desea (un ejemplar = una tarjeta). Por ejemplo, la biblioteca de Narbona (Francia) suele comprar 3, incluso 6 o 10, ejemplares de los títulos del catálogo. Se puede prestar una tarjeta como un libro, así que está equipada por la biblioteca. El lector debe identificarse con un código único para descargar el fichero en el formato que se desea y uno dispone de ello de por vida. También es posible materializar cada préstamo en tarjeta, es decir, 1 ejemplar = 25 préstamos = 25 tarjetas por un pequeño coste de 1,60 € por las 24 tarjetas de préstamo. También existe una solución de préstamo en línea (gratuito) en una página oculta dedicada a la única Biblioteca de nuestra plataforma donde se almacenan los libros que se compran. A la Biblioteca le llega un pequeño formulario de petición del código. No obstante, también puede identificar al usuario antes de comunicarle los códigos que necesita.
- El librero puede mantenerse en este modelo y se remunera mejor a los autores que en el préstamo digital. La biblioteca compra por título o el conjunto del catálogo a su librero, que obtiene el 40 % del total que él mismo puede practicar si lo desea (como el caso de Sauramps con Narbona) y el 9%, la biblioteca. Por su parte, los autores se llevan el 25 % y E-Fractions el 10%.
- La cadena del libro está contemplada desde el punto de vista de la confianza interprofesional, no con los medios de control de los usuarios. El contrato de confianza es de 25 préstamos por tarjeta, después la biblioteca se compromete a comprar de nuevo el libro electrónico. Se trata de una tarjeta que se encarga de proteger a la Biblioteca de malos usos por parte de los usuarios. Así, se estipula que cuenta como préstamo: el préstamo físico de una tarjeta, el envío de un código, el préstamo de una tableta o lector con un título, pero en ningún caso la descarga múltiple que efectuaría un socio.
Entonces, ¿cómo se construye un dispositivo de mediación sobre esta oferta? Sylvain Panis, Director de la Mediateca de la Grand Narbonne ha realizado con sus equipos un importante trabajo en colaboración con el editor E-Fractions. Ha querido responder a mis preguntas. Han organizado una amplia operación sobre los EBookCartes propuestas por E-Fractions. ¿Puede describirnos esta operación?
En mayo de 2014, el servicio de cultura de la Comunidad de aglomeración Grand Narbonne inició una Feria del libro abierta a todos los géneros – literatura, cómic, documentales, libros de artista… – a todas las edades y, sobre todo, a todos los tipos de soporte, incluido el digital. El soporte digital era importante, ya que la Feria quería ser moderna, en consonancia con la época. En ese mismo momento, descubrimos las Ediciones E-Fractions basadas en Hérault que edita y difunde los e-books en forma de tarjetas de cartón. Las tarjetas se presentan como sobrecubiertas de libros: cubierta ilustrada en la portada, resumen/gancho en la contraportada. Se accede al libro electrónico capturando un código QR o introduciendo un código en la tarjeta. La línea editorial de Ediciones E-Fractions es muy particular: es la de la literatura contemporánea, a veces comprometida, urbana. Estamos lejos de los best-sellers habituales. Al mismo tiempo, el modelo económico es original y atractivo para las bibliotecas: no tienen DRM, su precio es inferior al del libro del bolsillo. Sobre todo, el soporte material “tarjeta” constituye una herramienta estupenda para la mediación entre el e-book y el público, incluso para los más reacios a lo digital. También pudimos anunciar a los usuarios y en la prensa que, debido a la Feria, “los libros electrónicos iban a distribuirse de manera gratuita a los visitantes”. Anuncio un poco insólito para los e-books que, por definición, están “desmaterializados”. El soporte tarjeta e-book justamente ha permitido tal distribución, de manera simple, sobre todo sin la necesidad de aparatos informáticos. Se presentaron las tarjetas e-books en el stand de la mediateca, cerca del stand E-Fractions. El personal estaba formado para explicar el funcionamiento al público. No hemos “forzado” a los visitantes, los que querían venían al stand. El diseño de las tarjetas, la calidad de las ilustraciones, no eran ajenos, creo, a su atractivo. ¿Cuánto público volvió, tiene datos cuantitativos y cualitativos? Se distribuyeron más de 7 000 tarjetas en dos días y había un stock de 12 500, que contenían más de 50 títulos de Ediciones E-Fractions (Snowmoon, Cadex, Quidam, Le Serpent à Plumes…). Los títulos que tuvieron más éxito fueron los e-books destinados a los niños, cuyo stock (cerca de 200 tarjetas) se agotó antes de que acabara la Feria. Se efectuaron más de 2 000 descargas de e-books los días siguientes a la operación. Dato interesante: la gran mayoría de las descargas se realizaron en formato e-pub y no en pdf, lo que significa que las personas interesadas poseían un sistema de lectura digital. La operación ha permitido innegablemente añadir el toque “digital” y moderno que queríamos dar a la Feria. Todo esto sin romper radicalmente con el libro convencional y los públicos poco acostumbrados, ya que las tarjetas e-book materializan el libro. Es difícil saber si la operación permitió realmente que los nuevos lectores se pasen al formato digital. Es cierto que miles de personas vieron que existían otras maneras de leer y de acceder a obras escritas. Pero el soporte no lo es todo: también hemos promocionado una literatura específica de la que no se suele hablar en los medios y que teníamos ganas de defender. Hemos recibido comentarios muy positivos de nuestros usuarios habituales sobre la calidad del contenido. ¿Cuál ha sido el coste de esta operación? Coste de la operación: Alrededor de 1500 euros por la compra de las tarjetas e-book en 2014; el presupuesto ha sido parecido en 2015. Si los comparamos con el funcionamiento del préstamo digital, ¿las tarjetas e-book facilitan el trabajo de mediación de los bibliotecarios? Las obras ofrecidas en préstamo digital son “virtuales”. Con las tarjetas e-book, los libros electrónicos se materializan a pesar de todo. Es un intermediario perfecto entre el libro convencional y el libro electrónico. Esto puede ayudar a las personas a dar el paso. Como los libros tradicionales, las tarjetas pueden colocarse en las vitrinas o estanterías de la biblioteca o incluso circular durante animaciones o clubs de lectura, sin que se necesiten aparatos para leerlos. Además, si para acceder a la tarjeta e-book se necesita una serie de pasos (acceso al portal en línea, introducción del código, elección del formato, recepción en el correo electrónico, etc.), la ausencia de DRM facilita mucho el proceso para los lectores. El libro electrónico, como la tarjeta, no desaparece después de un periodo de consulta. Finalmente, para que una biblioteca pueda ofrecer préstamo digital a su público, necesita cierto presupuesto, inaccesible de momento para las pequeñas estructuras. No ocurre lo mismo con las tarjetas e-book. Esta tarjeta es una solución que permite que las pequeñas bibliotecas ofrezcan libros electrónicos con unos medios financieros y técnicos poco elevados. ¿Van a renovar este tipo de operación y perpetuar este servicio? El servicio se ha renovado para la Feria de 2015 con un catálogo más amplio y un éxito idéntico. Las tarjetas que no se distribuyeron en evento se han dejado en los espacios de la Mediateca (en la entrada y en la sección Literatura). El stock se agota más lentamente que en la Feria. Las tarjetas no se nutren de la mediación constante que podemos encontrar en el evento. Ahí también son las tarjetas e-book para jóvenes las que tienen más éxito. El servicio se volverá a renovar este 2016, con algunas innovaciones que se desvelarán poco antes en la Feria. Para concluir, la oferta de E-Fractions también está disponible para los socios de la mediateca desde nuestra página web. El procedimiento para acceder a un e-book en línea aún sigue siendo pesado (el préstamo digital gana puntos en ese aspecto), pero vamos a poner en marcha soluciones para facilitar el acceso. Si el conjunto de la interprofesión desea diversificar los modelos y visto que la Dirección Regional de Cultura de Isla de Francia acaba de anunciar ayudas para el préstamo digital, ¿dónde están las ayudas orientadas hacia los que proponen una alterativa a los DRM cronodegradables y a las fichas?