Traducción: PAULA ZAPATERO SANTOS (2016)
(Silvère Mercier, (2015): “De l’importance des liens embarqués dans wordpress et ailleurs“. Bibliobsession)
Seleccionar enlaces y compartirlos se ha convertido en una práctica muy habitual. Estos enlaces que compartimos en las redes sociales vienen acompañados de una viñeta, un título y un párrafo de presentación. Con la versión 4.4 de WordPress, ya es posible incrustarlos a la manera de los lectores exportables de vídeo. ¿Cuáles son los retos de estos nuevos tipos de enlaces a la hora de desarrollarse? ¿Por qué los bibliotecarios deben recurrir a ellos para proponer selecciones comentadas?
La curación de contenidos: del hipervínculo al enlace incrustrado
Desde mi punto de vista, una de las competencias clave de la alfabetización digital es saber seleccionar, vincular, citar y comentar. Las redes sociales se apoyan en gran medida en el hecho de compartir enlaces comentados. Twitter lo hace mediante sus twitter cards. Facebook, por su parte, recupera automáticamente los metadatos asociados a los enlaces: título+imagen+descripción. Por ejemplo:
El objetivo es incitar a los internautas a hacer clic haciendo legible el lugar al que los dirigirá el enlace. En ergonomía se habla de affordance: «la capacidad de un objeto de sugerir su propio uso». Se habla también de uso intuitivo (o de carácter intuitivo) de un objeto. En este sentido, la web ya no es un mero cruce de hipervínculos, sino también la puesta en escena de los enlaces incrustados (se sobrentiende que se habla de enlaces con sus metadatos aumentados), o si se quiere expresar de forma más precisa, hipervínculos affordances. El auge de la web de datos ha contribuido a esta evolución. Algunos servicios se basan completamente en el principio de selección y difusión de enlaces incrustados, con el añadido de comentarios. Este es el caso, por ejemplo, de Scoop.it… cuya práctica se fundamenta íntegramente en el diseño de enlaces ilustrados como este:
Entramos en el campo de la curación de contenidos (y de la mediación digital) porque no se trata sólo de seleccionar y vincular, sino también de aportar un valor añadido. Esto puede hacerse añadiendo un comentario o una cita de un extracto que dé sentido al artículo hacia el que nos dirige el enlace. Yo lo hago todo el rato para recomendar enlaces en el marco de mi propio seguimiento de medios. Muchos servicios en línea se apoyan en estos usos. Por ejemplo, la empresa emergente francesa ElCurator, que ofrece una herramienta de clipping y para compartir que os invito a probar. En la era de la mediación digital, debemos saber citar eficazmente; es decir, extraer un pasaje que dé sentido e incite a la lectura del artículo. También es necesario saber redactar un texto atractivo que invite a visitar el enlace. El éxito de Storify resulta interesante en este sentido porque es uno de los pocos servicios en línea que permite agrupar los enlaces acompañados además de objetos digitales procedentes de la web (imágenes, vídeos, tweets, etc.). Depués se pueden mezclar, darles un sentido mediante comentarios e incrustarlos de nuevo en otras páginas web… ¡y todo ello con una legibilidad aceptable! Para los que no están acostumbrados, esto puede parecer complicado, pero se trata simplemente de la antigua práctica del collage aplicada a la red. Sin embargo, cuando publicamos en una página web clásica (de bibliotecas, blogs u otros) es muy fácil crear hipervínculos clásicos hacia otras páginas, pero es complicado incrustar los metadatos asociados a las míos. La función no se encuentra disponible en la mayoría de editores de texto por defecto. Por el contrario, siempre es posible incrustar un lector audiovisual en una página añadiendo el código incrustable «Embed».
Por ejemplo en Vimeo:
Retos de los enlaces incrustados
Los desarrolladores de WordPress, (recordemos que es un software libre utilizado por el 25% de las páginas web), percibieron esta dificultad, ya que la nueva versión 4.4, que salió el 8 de diciembre de 2015, permite incrustar un extracto de una entrada en otra entrada. Os dejo un ejemplo de ello con este artículo que explica muy bien las ventajas e inconvenientes de esta nueva función.
Es un cambio importante porque esta función está integrada en el interior del código de WordPress, sin que haga falta añadir un plugin para utilizarla. Dicho de otro modo, todas las páginas de WordPress que se actualicen con esta versión contarán con esta función por defecto (aunque puede desactivarse).
Por razones de seguridad informática, una lista blanca bastante extensa recoge las páginas que aceptan que sus vínculos sean incrustados.
No todos los temas de WordPress permiten aún ver los enlaces incrustados. Por suerte, existe un plugin excelente que se llama Content Card, que permite insertar bajo forma de «cards» los enlaces procedentes de las mismas fuentes. El plugin añade un botón en el editor de texto de WordPress y, al clicar sobre él, aparece la siguiente ventana:
Este plugin es bastante útil. Recupera los metadatos asociados a cualquier enlace; por ejemplo, para un tweet, basta con seleccionar el enlace y utilizar el plugin con el botón que se añada en el editor de texto y obtendremos este resultado:
Si incrustamos un enlace en un vídeo, el vídeo no se incrusta, no es legible desde ese blog, sino que hace falta acudir a la página fuente; por ejemplo:
Si la práctica se generaliza, es posible incluso que cambie la forma de escribir en internet: los enlaces clásicos seguirían existiendo, pero ¿por qué perder el tiempo en ilustrar un enlace para que destaque cuando podemos incrustarlo y utilizar la imagen a la que está asociado? Nadie duda de que se plantearán una serie de cuestiones jurídicas y, de hecho, se plantean ya con un juicio en EE. UU. que considera (de forma abusiva) que la integración de un enlace en Storify requiere el consentimiento de su autor, con el pretexto de que se visualiza la viñeta. No debemos olvidar que una de las bases de la red es la libertad de crear enlaces. Si se fijan límites en este respecto, se pone en peligro todo el ecosistema. Por ello, debemos ser prudentes. Esta es la historia de un Storify incrustado en una dificultad jurídica por incrustar enlaces en otro Storify. ¿Lo pilláis? (esto además permite ver que un enlace incrustado sin imagen asociada es bastante feo).
Otra prueba de que los enlaces incrustados están en pleno apogeo es la existencia de una empresa emergente estadounidense llamada Embed.ly que permite incrustar todo tipo de contenidos:
El problema es que el modelo tarifario está construido en base al número de URL incrustadas y según el número de solicitudes en estas URL. Es lo mismo que ocurre con el Préstamo Digital, cuanto más clicamos más caro es. Además, esto conlleva, nada más y nada menos, que todos vuestros enlaces dependan de un tercer servicio del que nadie conoce su perennidad. Este tipo de práctica, cuyo objetivo es privatizar el hipervínculo a través de un tercero, me parece una tendencia que debemos evitar. Vale más apostar por los softwares libres como WordPress e incrustar de forma nativa el enlace en el sistema de gestión de contenido. Por supuesto, si la página fuente no está ya disponible, el enlace se romperá y sólo será visible para los hipervínculos tradicionales. Creo incluso que tras el cambio aportado con esta versión, voy a abandonar progresivamente Storify para volver a las selecciones nativas de WordPress.
¿Por qué es importante para las bibliotecas?
Lo he dicho ya varias veces aquí, los bibliotecarios se encuentran en una posición privilegiada para hacer recomendaciones y practicar el arte de la selección comentada. En ocasiones, nos perciben como personas independientes y cultas, lo que es cierto y, por ello, debemos ser consejeros activos. Las listas comentadas son dispositivos de mediación particularmente eficaces para ubicarse entre los contenidos culturales. Una selección de hipervínculos sin imagen, incluso comentada, tiene una affordance muy débil: a nadie le apetece consultar aunque pueda ser muy pertinente. La selección gana todo su sentido cuando está ilustrada y compuesta de enlaces incrustados. Una selección no es más que un título, una descripción y un conjunto de enlaces aumentados de sus metadatos incrustados Y comentados.
Se puede decir que la selección es un dispositivo en el corazón de un proceso de mediación digital. Por ejemplo, la página SensCritique está llena de selecciones que permiten clasificar las obras para construir un juicio del gusto o, simplemente, encontrar rápidamente un campo documental. ¿Cuáles son las mejores series del momento? ¿Cuáles son los mejores álbumes para jóvenes del año 2015? Mirad, por ejemplo, las mejores listas de SensCritique. Siempre me ha gustado mucho el uso del concepto de «éclaireur» (explorador) en esta página. ¿Y si los propios bibliotecarios fueran exploradores y proporcionaran ayuda?
No hay nada como las selecciones siempre y cuando no se llamen «los flechazos de los bibliotecarios». Es de especial relevancia el título de la selección, el hecho de que esta tenga affordance y que esté comentada y que además permita obtener un valor añadido. Es esto lo que diferencia a un dispositivo de mediación digital de una estantería digital en un catálogo de biblioteca. Esta última, aunque cuente con ilustraciones de las cubiertas de los documentos, la mayoría de las veces está mal titulada y sin comentarios pertinentes. Desde mi punto de vista, es una buena noticia que cada vez haya más enlaces incrustados, pero todo depende de la forma en la que estos se conciban; si es necesario recurrir a terceros, es una tendencia peligrosa. Si, por el contrario, los desarrolladores de softwares libres se adentran en el terreno, ¡no nos privemos! Si tu biblioteca tiene un blog temático que utiliza WordPress, es posible elaborar útiles listas de enlaces comentados sin tener que acudir a Storify, a un plugin o a otro servicio. Estas son las razones por las que me parecía importante hablaros de la relevancia de las selecciones de enlaces incrustados en un proceso de mediación digital.
