Traducción: LUCÍA OTERO MARTÍNEZ (2015)
(nicoAsLi (2014): “La bibliothèque au coeur de l’activité bibliométrique des universités : bonne ou mauvaise idée ?”. Assessment Librarian)
Durante la década de los 2000, entre las bibliotecas suecas surgió la necesidad de redefinir sus funciones y su papel con relación a la comunidad a la que prestaban sus servicios. Esto se explica en el artículo «How implementation of bibliometric practice affects the role of academic libraries» [en inglés], de Fredrick Aström (biblioteca de la Universidad de Lund) y Joacim Hansson (Universidad de Linneo), publicado en el Journal of Librarianship and Information Sciences y disponible en abierto en el archivo de la Universidad de Lund. El contenido era sencillo: se había producido un descenso de la actividad en las funciones consideradas tradicionales (búsqueda y organización de la información) y un aumento de la importancia de la documentación en línea; era necesario desarrollar nuevas prácticas de publicación de los resultados de la búsqueda y herramientas de búsqueda que permitiesen poner en práctica nuevos servicios para los investigadores; se requería aumentar la difusión de la investigación en abierto.
Cambiar de rol
Las bibliotecas de las universidades suecas, animadas por un grupo de especialistas (bibliotecarios especialistas o interesados, investigadores de ciencias de la información y de las bibliotecas, bibliotecarios-profesores con una amplia experiencia en análisis de informetría) se lanzaron a desarrollar competencias profesionales en bibliometría. Se impartieron cursos de formación sobre los métodos y las aplicaciones de la bibliometría a escalas local y nacional.
Suecia no fue la única en llevar a cabo este movimiento, también se unieron otros países como Alemania o Países Bajos.
De las cuarenta y ocho instituciones de enseñanza superior y de investigación que hay en Suecia, dieciocho ofrecen actividades en la ciencio-bibliometría, la mayor parte de las cuales son gestionadas por la biblioteca. En el caso de estas últimas, la situación varía ligeramente de los bibliotecarios que trabajan en bibliometría «cuando tienen tiempo libre» a aquellos que se dedican a ello a tiempo completo. La trayectoria de los profesionales encargados de estas funciones es también muy heterogénea: se pueden encontrar bibliotecarios con un máster en ciencias de la información, otros que no cuentan con grandes conocimientos acerca de biblio-cienciometría e incluso doctores en estadística o en otros campos de investigación relacionados con métodos cuantitativos.
Tomar la iniciativa
Resulta interesante señalar que la iniciativa de gestionar las cuestiones de bibliometría proviene en muchos casos de la propia biblioteca. En el caso de las universidades de mayor relevancia, esta puede venir acompañada de una orden oficial por parte de la presidencia para llevar a cabo análisis bibliométricos con vistas a la evaluación de la investigación. Porque dichos análisis realizados por las bibliotecas buscan ante todo que se evalúe la investigación y/o el suministro de datos para repartir los fondos a escala local. Sin embargo, estos análisis persiguen otros objetivos: cartografiar los campos de investigación, investigar sobre las colaboraciones teniendo en cuenta la coautoría, realizar análisis específicos para investigadores o grupos de investigación… Ciertas bibliotecas pueden hacer uso de los análisis a escala local para gestionar las colecciones.
Causas, ventajas e inconvenientes
Hay tres razones que explican por qué las bibliotecas universitarias están desempeñando este nuevo papel:
- disponen desde hace muchos años de competencias para manipular bases de datos bibliográficas, documentos, metadatos y herramientas bibliográficas para el análisis bibliométrico;
- la biblioteca sigue siendo una entidad estable dentro de la Universidad y no se ve directamente afectada por los resultados de los análisis bibliométricos; se encuentra en una posición neutra y objetiva con relación a los departamentos y laboratorios evaluados;
- la bibliometría se encuentra en el centro de la función que las bibliotecas desempeñan en el proceso de difusión científica, gracias al desarrollo y a la gestión de los depósitos institucionales y a que desempeña un papel activo en la propagación de los datos en abierto.
La responsabilidad de las cuestiones de bibliometría no solo implica un cambio en las funciones de las bibliotecas, sino que requiere asimismo una mayor atención y un mayor prestigio en relación con las instancias de la Universidad.
En lo que respecta a las ventajas de dicha cobertura, cabe mencionar el hecho de que la bibliometría amplía las responsabilidades y aumenta las competencias de los bibliotecarios. Esta función ampliada ha aumentado la visibilidad de la biblioteca dentro del establecimiento al incrementar notablemente la cooperación con los investigadores. En definitiva, el aumento de la colaboración con la dirección de la Universidad genera un compromiso mayor en el proceso de organización, lo que favorece el prestigio y la influencia de la biblioteca.
Pero introducirse en el mundo de la bibliometría no está exento de riesgos. Este ámbito requiere conocimientos avanzados en métodos estadísticos en general y en indicadores bibliométricos en particular: uno no se convierte en un especialista en la materia de la noche a la mañana. Las relaciones entre bibliotecas e investigadores tienden a cambiar de registro si es la biblioteca la que se encarga de evaluar la investigación. ¿Acaso los conocimientos de los bibliotecarios los convierten en evaluadores legítimos junto con los investigadores? Existe igualmente un riesgo de que la biblioteca se relacione con malos resultados de los departamentos evaluados si no se cumplen las expectativas. El principal peligro proviene del hecho de que la biblioteca, percibida como servicio o función de apoyo a la Universidad, se convierta en auditora o evaluadora —o incluso jueza— de los investigadores.
¿Y en Francia?
No tengo conocimiento de un movimiento de este tipo en Francia. Son escasos los ejemplos de bibliotecas que gestionan los datos bibliométricos de los laboratorios. Solo he encontrado un caso de biblioteca que ofrezca un perfil de este estilo: la Bibliothèque Interuniversitaire de Montpellier.
En Francia, el análisis bibliométrico de las universidades está centralizado —¡sorpresa!— por el Observatoire des Sciences et des Techniques, un grupo de interés público que federa cuatro ministerios, los principales organismos de investigación (el Centro Nacional para la Investigación Científica, la Comisión de la Energía Atómica y de las Energías Alternativas, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica, etc.) y la Conferencia de Presidentes de Universidad. La principal misión del OST es «concebir y producir indicadores y análisis relativos a la investigación y la innovación con el fin de esclarecer las políticas públicas y los análisis estratégicos en este ámbito». El Observatoire publicó asimismo interesantes notas, como la que trata sobre la cobertura bibliométrica de la informática o la que trata sobre la clasificación internacional de las universidades [en francés] (febrero de 2012).
Dentro del OST, el proyecto IPERU (Indicadores de Producción de los Establecimientos de Investigación Universitaria) tiene como objetivo construir indicadores de la producción científica de los establecimientos que participan en él. Este programa comenzó con una prueba realizada en 2006 y sucesivas ampliaciones a partir de 2007. La última oleada ha afectado a los indicadores sobre las publicaciones, las participaciones en el PCRD (Programa Marco de Investigación y Desarrollo) y los diplomas.
Cada año se envía a las universidades un informe detallado y resúmenes de la actividad bibliométrica. El equipo IPERU colabora con las universidades para localizar las direcciones de los laboratorios que se van a evaluar; esto puede parecer trivial, pero constituye un desafío esencial para realizar un inventario fiable y exhaustivo.
Por desgracia, las relaciones entre el OST y las bibliotecas parecen inexistentes y todo se lleva a cabo a otro nivel: dirección de la investigación y departamento de Evaluación.
En cualquier caso, cierto es que la cuestión bibliométrica vuelve con fuerza a las bibliotecas universitarias por mediación de los archivos abiertos y, en ese caso, cada vez más bibliotecas están dispuestas a asumir este nuevo papel.