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La formación de bibliotecarios en comunicación digital

Traducción: MABEL RÍOS HERNÁNDEZ (2016)

(SILVAE, 2016: “Former les bibliothécaires à la médiation numérique”. Bibliobsession)

El ABES (Agencia Bibliográfica de Enseñanza Superior) me propuso escribir un artículo para el número 81 de esta publicación dedicado a La formación en bibliotecas – Espacios de mediación, nuevas perspectivas.

A continuación se muestra el artículo publicado, no dudéis en leer el número completo. El acceso es online y gratuito. Gracias a Marion G. por el apoyo editorial.

De la misma manera, os recomiendo la lectura en este número del artículo de Anne-Gaëlle Gaudion, titulado Mediación numérica: algunas recomendaciones para una aplicación en bibliotecas públicas.

En el año 2009, Jenny Rigaud, responsable del sector de Cultura del CNFPT (Centro Nacional de la Función Pública Territorial), propuso un método inédito a un pequeño grupo de instructores: reinventar la formación en tecnología digital y bibliotecas. En ese momento, la web 2.0 estaba en plena expansión y los catálogos de formación sólo proponían abordar la tecnología digital a través de una iniciación en los principales servicios participativos de la web 2.0, o bien desde la perspectiva de los recursos tecnológicos. Bajo los auspicios del CNFPT, un pequeño grupo de bibliotecarios estaba convencido de que se debía asociar una visión de descubrimiento de tecnologías a una visión operacional orientada a la comunicación, más allá de un solucionismo tecnológico. Frente a la omnipresencia de formaciones de «recursos digitales», parecía más urgente proponer un entendimiento razonado de la cultura web y de la economía digital para salir del binomio adquisición-aprovechamiento de recursos de pago y ofrecer a las prácticas de comunicación el lugar que les corresponde.

La valiosa carta blanca del CNFPT, permitió crear programas de formación completos destinados a responsables. Un ciclo titulado «Les impacts du numérique dans les bibliothèques» (Los impactos digitales en las bibliotecas) salió a la luz en 2009 (nombre de código en BiblioQuest). Estaba formado por 3 módulos (indisociables) de 3 días cada uno. Los diseñadores de este ciclo  sostenían que se debían legitimar las prácticas y dotar a los responsables con las claves para sostener las iniciativas de sus agentes y para que pudieran posicionarse en cuanto a las autoridades locales y a otros servicios públicos. La ambición era importante ya que entre 2010 y 2015 el CNFPT permitió a 17 profesionales convertirse en instructores a lo largo de este ciclo que se impartió en las ciudades de Nancy y Montpellier. Además de la formación continua, se trataba de construir un nuevo discurso para la profesión en cuestión.

El programa constaba de una primera sesión de 3 días con una iniciación necesaria a las herramientas y una culturización digital para un público poco familiarizado con todo aquello que ya nadie califica como «nuevas tecnologías».  La cuestión era proponer a los responsables la adopción de nuevos usos y el descubrimiento de servicios online apostando por el hecho de que podrían aprovechar estas herramientas en un ámbito profesional para usos internos y de comunicación digital. La segunda sesión desarrollaba el tema principal del proyecto: la comunicación digital tal y como está definida más abajo. Su objetivo era ofrecer las claves de la comprensión para desarrollar una estrategia de comunicación a través de las nociones de los dispositivos de comunicación y de las identidades digitales de las instituciones.

En numerosos casos, construir un discurso sobre comunicación en un momento en el que las bibliotecas deben posicionarse respecto a otros servicios, especialmente los servicios de comunicación o los de dirección de sistemas de información, parece indispensable. ¿Dónde se sitúan las bibliotecas en un momento en el que todo se digitaliza? ¿Cómo renovar el discurso acerca de la utilidad de las bibliotecas para las autoridades locales? ¿Cómo impulsar el proceso y proponer traducciones concretas para los equipos? Del mismo modo, los estudiantes en prácticas aprendían cómo identificar una comunidad de interés en internet, con vistas a iniciar una vigilancia temática y poder alimentar sus dispositivos de comunicación digital.

La tercera sesión se centraba en los recursos digitales, vistos desde el ángulo de la comunicación. En realidad, esta tercera parte quiere que se perciban los profundos cambios que conllevaba la llegada de la recomendación y de la economía del ahorro. ¿Cómo tratar de estar en sintonía con las prácticas de acceso a la información y la cultura? ¿Cómo no ser sólo receptor de una oferta comercial sino convertirse en mediador en el océano de la web?

 

Pese a su longitud y el compromiso que representaba para estos responsables (un ciclo de tres sesiones de tres días cada una), estas formaciones obtienen un gran éxito. En total, entre el año 2010 y el 2015, el CNFPT tenía programadas 183 sesiones de formación dedicadas a la digitalización, que representaban 569 días de formación. Se formó a 1312 agentes, principalmente de las categorías A y B+, pero también de la categoría A+.

 

El público cambió durante los años y los estudiantes en prácticas pasaron de la gestión del personal a ser encargados o responsables de la comunicación digital. Está claro que las comunidades enfrentan un cambio que hace necesaria una evolución de la formación. Se decidió entonces centrar la formación en un tiempo más limitado para así atender a un público que dominara poco a poco las herramientas pero que buscara buenas prácticas y las claves para comprender cómo desarrollar estrategias y proyectos. La formación se reorientó de nuevo, pasó de 9 a 6 días y se reorganizó. La nueva versión de este ciclo está prevista para 2016.

Paralelamente, el Instituto Nacional de Estudios Territoriales (INET) ha hecho un llamamiento a algunos miembros del equipo inicial para crear una formación para los conservadores territoriales. Estas formaciones incorporan procesos estratégicos y explican, por ejemplo, cómo integrar la digitalización en proyectos científicos y culturales y, cómo evaluar los impactos de proyectos implementados. Más allá de la « brecha digital », las políticas públicas integran cada vez más la digitalización en los procesos de movilización del concepto de inclusión.

 

 

En resumen, la cultura del «hacer» y la creciente relevancia de temas relacionados con la cultura de la información y la alfabetización digital han permitido distinguir cada vez más claramente un acercamiento a la comunicación digital orientada a la estrategia y evaluación para los entornos en contacto con las autoridades locales y un acercamiento operacional que se centra en las buenas prácticas y en la gestión de proyectos para estos responsables. Del mismo modo, el «pensée design», es decir, la experimentación permanente y la prototipación participativa, permiten a las bibliotecas adoptar un nuevo posicionamiento respecto a la comunicación.

 

Sin embargo, este método de formación continua, formado por estudiantes en prácticas de distintos orígenes, tiene sus limitaciones: ¿cómo atenuar el efecto «paréntesis encantado» que se observa al final de la formación? ¿Cómo asegurar que las quince personas que participan en cada módulo puedan aplicar en su vida diaria los contenidos ofrecidos, sin la sensación de tener que volver a hacer la formación de su equipo?

 

Formaciones personalizadas: las claves del éxito

 

Una de las respuestas se halla en el desarrollo de las formaciones internas, destinadas a todos o a una parte de los profesionales de bibliotecas dentro de una comunidad. A veces organizadas en formaciones continuas del CNFPT (se han programado 4 en 5 años), aunque no siempre, estos programas tienen dos ventajas principales: permiten la propuesta de un discurso común y fomentan la impulsión de proyectos por parte de las direcciones.

Para lograr el éxito, los organizadores deben apoyarse en los momentos de reflexión y de prácticas para así poder iniciar los proyectos. Resulta indispensable disponer de uno o varios coordinadores en la comunicación digital que sean capaces de construir un proyecto ante las expectativas, prácticas y necesidades que surjan de las formaciones. El método es conocido, pero es especialmente eficaz para los proyectos de comunicación digital, ya que se trata, principalmente, de proyectos internos que requieren pocos medios técnicos pero una gran inversión en coordinación. Están organizados con una orientación estratégica y articulada a un proyecto de reorganización de tareas, por lo que estas formaciones internas son muy eficaces para iniciar o apoyar dinámicas de cambio.

 

De la formación a la transmisión de las competencias internas

 

La formación en comunicación digital integra cada vez más una formación posterior. Se convierte en algo esencial no solo la transmisión de métodos o de buenas prácticas sino también poder explicar cómo transmitir las competencias dentro de un equipo. Respecto a esto, la iniciación en prácticas de supervisión y de reparto de la información ocupa un lugar particular. ¿Cómo afianzar un equipo y compartir los contenidos entre grupos de interés?

Otro aspecto es incitar a los profesionales a dejar la atribución a un pequeño equipo de actividades digitales. Esta sería la manera en la que las competencias pueden desarrollarse y cada uno puede sentirse realizado. De hecho, el papel de los coordinadores de la comunicación digital ha evolucionado de manera notable en algunos años. A menudo vistos como especialistas en herramientas digitales, deben ante todo posicionarse como animadores de una comunidad de comunicadores. De esta manera, algunas bibliotecas organizan fórums con regularidad para el intercambio de competencias entre profesionales.

Ya no es el «equipo digital» quien forma a quienes no son expertos, sino todos aquellos que dominan los dispositivos de comunicación e intercambian sus prácticas y competencias con sus compañeros. Estas sesiones de intercambio de habilidades entre profesionales pretenden dar apoyo y permiten constatar que en las bibliotecas, como en otros lugares, el eslogan de la autoformación no es suficiente. Por un lado, estos usos deben estar vinculados a una supervisión documental común y, por otro lado, articulados a puestas en práctica de forma regular y a intercambios de competencias organizadas entre los equipos.

 

Conclusión

Como se puede observar, en unos años, las prácticas de formación han evolucionado notablemente. Si los seminarios de formación continúan siendo momentos de intercambio, toma de conciencia y se comparten experiencias necesarias, no serán suficientes para acompañar el cambio. Los saberes prácticos vinculados a lo digital y a su representación en los dispositivos de comunicación deben transmitirse dentro de los grupos que están en proceso de aprendizaje. Incluso se puede pensar que uno de los papeles de los instructores en el futuro será, cada vez más, buscar momentos de intercambio y de aumento de competencias a partir de prácticas de autoformación reconocidas y favorecidas en un contexto cotidiano donde todo se acelera.

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