Traducción: INMACULADA MORALES LUCAS (2016)
(Guillier (2015). “Les mouvements de collections dans les magasins“. Bibliothèque de l’INHA)
Un baile constante
La biblioteca es un lugar de calma y de arduo trabajo de estudio, donde los libros están colocados siguiendo un orden inmutable en las imponentes estanterías… Si esta es la imagen que se tiene a menudo de dicho lugar, la realidad es más bien otra: lejos de reposar tranquilamente sobre las estanterías, las obras de las colecciones de la biblioteca del INHA no tienen tiempo para descansar.
Los encargados de almacenarlas podrían pasarse horas y horas hablando de las famosas “devoluciones” (movimiento de colecciones), cuyos depósitos son el escenario. Mientras que algunos desplazamientos solo son de unas decenas de centímetros de obras, a veces deben moverse algunos centenares de metros lineales de obras. Los movimientos más importantes son aquellos que ven como una parte de nuestras colecciones deja el CTLes (Centro técnico del libro de la enseñanza superior, situado en Bussy-Saint-Georges en Sena y Marne). En 2013, entraron 300 metros de colecciones para su custodia. Este desplazamiento casi anual es necesario debido a la saturación de nuestros espacios de almacenamiento a causa de las nuevas adquisiciones continuas (monografías y publicaciones periódicas).
Estas deslocalizaciones, sin embargo, plantean una serie de problemas técnicos para los responsables de almacenamiento. Las colecciones retiradas se distribuyeron a menudo por el conjunto de los depósitos, aunque los centenares de metros lineales liberados no están funcionales inmediatamente. Así pues, se realiza un trabajo de reflexión con los responsables de los depósitos y el jefe de servicio para decidir una nueva implantación coherente de las colecciones.
¡Las devoluciones ya pueden comenzar! Antes del desplazamiento de las obras, es necesario preparar los armarios, es decir, calcular el espacio en función del formato de las obras que deban almacenarse (in-folio, in-cuarto, in-octavo). En la medida de lo posible, estos movimientos de gran calibre se programan en período de poca frecuentación para que no afecten a las condiciones de presentación de las obras. Además, la tarea de los encargados del almacenamiento es complicada por tres factores:
- La topografía de los lugares (pasillos estrechos, ascensor irregular).
- El formato de las obras: los libros de historia del arte se publican principalmente en formatos in-cuarto e in-folio, difíciles de manipular.
- El gran número de obras que deben desplazarse y guardarse velando por la buena clasificación de estas.
Vista de los depósitos de la sexta planta, abril de 2013. Foto de Émilie Groleau.
Junto a estos desplazamientos de gran envergadura, también son necesarias las devoluciones menores, ya que las “máquinas” de encuadernación se han modernizado: los libros encuadernados son, en realidad, más gruesos que en sus principios y debemos desplazar algunos metros de colecciones con el fin de garantizar un correcto almacenaje de las obras.
Un aspecto significativo de los movimientos de las colecciones es el cambio de la placa de características y los planos de los depósitos. Algunos responsables de los depósitos se encargan de realizar estas modificaciones. Los planos se ponen al día con regularidad, antes del próximo traslado de la Biblioteca en la sala Labrouste. Esta deslocalización debería solucionar la mayor parte de los problemas vinculados a la falta de espacio en los locales actuales de la biblioteca.
Xavier Prod’ homme