A menudo solemos ver en películas de ciencia ficción situaciones que nunca creeríamos poder comprobar en la vida real. Ideas que solo pueden estar en la mente de un guionista. Por ejemplo, si hablaramos de materiales que se auto reparan, ¿creerías que puede ser realidad?
Pues por muy raro que te parezca estamos a punto de hacerlos realidad y poder hacer uso de ellos de forma comercial. No son pocos los laboratorios en todo el mundo que están a la búsqueda de estos nuevos materiales, y muchos de ellos ya están en fase de testeo de los mismos.
Uno de ellos está actualmente siendo probado como parte del fuselaje de un avión. Dicho material permitiría que la estructura de un aeronave pudiese repararse sola, incluso si está en pleno vuelo. Son los investigadores de la Universidad de Bristol quienes lo han desarrollado y, aunque su principal aplicación es esta, podría utilizarse en muchas otras tareas.
La metodología utilizada en la creación de este material está basada en el propio cuerpo humano. Se ha conseguido que tenga propiedades parecidas a la cicatrización. Está compuesto por microesferas que tienen en su interior una especie de líquido sellador. Cuando se produce un impacto o una grieta por desgaste, estas microesferas se rompen, y el líquido repara la estructura dañada. Por supuesto, para que esta tecnología tenga éxito, es imprescindible que el líquido tenga una capacidad de secado ultra rápida. Es la única forma de que, aún a grandes velocidades, el material cumpla su función.
Está previsto que, una vez se tenga la certeza de su viavilidad, el material pueda expandirse a otras ramas, como los vehículos terrestres o maquinaria sometida a trabajos complicados y propensos a golpes. Sin duda puede ser uno de los avances que determinen una nueva era en la construcción de aparatos y medios de transporte.
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