La fotografía, que nació durante el siglo XIX, no comenzó a ser algo que formase parte de la vida de las personas hasta comienzos del XX. El periodismo fotográfico logró acercar este arte a la vida social de la época en los primeros años del pasado siglo. La litografía y la xilografía permitió la impresión de foto junto a los textos en las noticias de los diarios por aquel entonces. Más tarde llegaron el offset y la fotocromia, que mejoró enormemente la calidad y las posibilidades de los profesionales.
Realmente, el impulso de la fotografía se produjo a partir de 1930 ya que nacieron las primeras revistas ilustradas, creando un nuevo perfil profesional que, hasta entonces, no existió: el del fotógrafo. Desde entonces, la fotografía no dejó de crecer y progresar. La llegada del color fue un éxito sin precedentes y posiblemente la única revolución que se pueda comparar en importancia a la llegada de la era digital.
La fotografía digital
Muchos de nosotros, si pensamos en la aparición de la fotografía digital, nos remontamos tan solo un par de décadas atrás, cuando las primeras cámaras digitales empezaron a popularizarse y a formar parte de la rueda de consumo. Sin embargo, esto no es así. El primer sensor digital fue creado por los laboratorios Bell en 1969. Eso si, se trataba de un dispositivo muy básico que poco tiene que ver con la tecnología actual.
Si que supuso un gran avance de la era digital la creación del formato jpeg, el tipo de archivo que más se ha (y se sigue) utilizado y que permite la compresión de las imágenes con una perdida de calidad relativamente baja, haciendo posible conseguir que miles de imágenes sean almacenadas en poco espacio. Esto sucedió en 1980, justo diez años antes de la primera versión del programa de edición fotográfica más utilizado: Photoshop.
Ya en el siglo XXI, las cámaras digitales empezaron a convertirse en el estandar de la industria, mandando a la obsolescencia a las cámaras analógicas, al carrete y, en gran parte, al revelado de las fotos. Digo en gran parte porque aún hoy son muchos los que siguen prefiriendo conservar sus fotos impresas en papel. Los servicios de revelado de fotos online y la facilidad para tener una copia de la foto directamente en casa y a bajo coste ha tenido mucho que ver en ello.
Desde los últimos años la fotografía ha dado otro paso adelante y ya las cámaras digitales compactas también quedaron atrás. Ahora son los teléfonos móviles, con el amplio abanico de posibilidades que les da el sistema multicámara, los que se llevan la palma. Gracias a los smartphones de última generación, prácticamente cualquier persona tiene hoy en día en el bolsillo una cámara capaz de realizar fotografías de calidad casi profesional.
En el otro lado de la balanza están las cámaras reflex, como último reducto de una tecnología que, tarde o temprano, y con el implacable avance de los teléfonos, terminará desapareciendo. Al menos a gran escala. En poco tiempo veremos como la telefonía móvil es capaz de incorporar lentes y objetivos tan potentes que será innecesario cargar con los voluminosos equipos con los que hoy en día cargan los profesionales fotográficos.
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