No, no lo tenemos. Si pensamos que a la violencia se responde con más violencia; si ante las 48 mujeres asesinadas por sus parejas no hacemos nada y permanecemos impasibles como si con nosotros no fuera; si a las puertas de unas elecciones generales tan determinantes sólo se habla o de Cataluña o de qué va a hacer España en relación con el apoyo más o menos explícito a Francia en una guerra que no es la nuestra, como no lo fue tampoco la de Irak y allá nos llevaron sin quererlo.
No tenemos arreglo. Hemos construido una sociedad aletargada en la que parece importar sólo lo accesorio. La cultura duerme lejos el sueño de los justos. La libertad de pensamiento y de expresión se condena con el despido.
Esa revolución social que pensábamos muchos que iba a haber ha cristalizado en dos partidos (emergentes) al uso que reproducen los tópicos ya conocidos.
Por lo visto no, no tenemos arreglo.
Y sin embargo…
Esta tarde en el descanso de clase me he topado con una performance que hacía el grupo de teatro Calamendrei de la Facultad de Derecho sobre la violencia de género. Y he mirado las caras de los que allí estábamos. La mayoría alumnos, gente joven, con todo el futuro por delante. Y he querido adivinar en sus miradas determinación, ganas de buscar la justicia. Y un ápice de esperanza ha aflorado. Quizás no esté todo perdido…
Según parece, no tenemos arreglo
Sin miedo
Pero con el corazón todavía encogido y con sensación de cierto desánimo.
No quisiera entrar en el debate baldío de si nos duelen más unos muertos u otros. De si los muertos que hubo el viernes en París son o no menos importantes que los que se producen a diario en Siria, en Irak, en Libia… Ese debate además de no conducir a nada, parece poner precio a las vidas humanas y las vidas humanas no tienen precio. Tampoco creo acertado la forma de reaccionar que en su momento tuvo Estados Unidos tras los atentandos de las torres gemelas o el que ahora ha tenido Francia, bombardeando con más intensidad posiciones del autodenominado estado islámico en Siria. Responder al odio con más odio sólo conduce al temido choque de civilizaciones en el que están interesados muchos, desde hace bastante tiempo. A la sinrazón hay que combatirla con la razón, por mucho que cueste, porque de lo contrario vamos directos a un enfrentamiento sin cuartel en el que solo perderemos los ciudadanos de a pie, como eran todos los que murieron en París el otro día, o los que mayoritariamente mueren en Siria. Todo ¿por qué? Desde luego lo que más necesitamos ahora es un análisis ilustrado y certero de por qué está ocurriendo esto; por qué los que están tras el estado islámico captan con tanta facilidad adeptos entre nacionales europeos, sean estos de primera, de segunda o de tercera generación. Habría que analizar cuáles son las circunstancias de estas personas, que por fanatismo no dudan en inmolarse si es preciso para causar mayor daño. También habría que aislar política, económica y geoestratégicamente a los Estados que financian a estos grupos terroristas. Los Estados europeos y Estados Unidos deberían ser consecuentes y coherentes en sus decisiones. Lo que no han sido hasta ahora. Habría que contar con las comunidades musulmanas que están en contra de todo acto terrorista para que así lo manifestaran en público y en sus actos religiosos. Habría que saber educar en el respeto a los valores del otro. Hasta ahora nada de esto se ha hecho. Y sí, tenemos que vivir sin miedo, porque con miedo es muy difícil vivir, pero también necesitaríamos cordura por parte de nuestros gobernantes para que antes de actuar movidos por el odio o la revancha, se valorara cuál sería la forma más acertada de luchar contra el fanatismo.
Necesitamos periodistas
Con mayúscula, necesitamos periodistas con mayúscula. Y eso es lo que es Miguel Ángel Aguilar. Si la información que ha publicado Infolibre es cierta, el diario El País estaría demostrando ya sin ambages que ha dejado de ser lo que un día fue, periodico de referencia en este país.
Un periodico o un medio de comunicación es más que una empresa, aunque por supuesto también lo sea y deba por ello buscar su rentabilidad económica. Pero la pluralidad de opiniones, la libertad de expresión, debería ser santo y seña de todo periodico (medio de comunicación) que se precie. Sin embargo, esto que parecía algo innato en este diario, hace tiempo que ha dejado de ser así. Despidiendo a Miguel Ángel Aguilar por decir lo que piensa sobre los medios de comunicación españoles, vendidos la mayoría de ellos al mejor postor y con intereses políticos en la trastienda, muestra que en este país ya nada es lo que era y todo vuelve a ser lo mismo.
Por ponernos en situación
Les diré que aunque me venía rondando desde hace tiempo la idea de escribir sobre el esperpento independentista catalán, había ido dejando pasar el tiempo para no caer en el juego en el que al final nos están haciendo caer a todos. No hablar de lo que interesa a la gente; distraer la atención con este circo tramposo que al parecer conviene a todos los partidos, mientras los medios de comunicación le hacen la ola, prestándole una atención que, sinceramente, pienso que no merece.
Estamos en la antesala de unas elecciones muy importantes para nuestro país. Tras cuatro años de indigencia política, donde el rodillo del partido del gobierno ha hecho y deshecho a sus anchas, necesitamos creer que algo va a cambiar a partir del 20 de diciembre. Por más que las fuerzas políticas que se presentan no despierten demasiada ilusión ni inspiren demasiada confianza. Necesitamos un cambio, y necesitamos también determinación para reconducir un problema que se ha creado en Cataluña artificialmente. Porque más allá de que haya personas que deseen la independencia de Cataluña y crean en ella firmemente, también considero que Convergencia se ha valido de este problema para esconder todas sus miserias de corrupción y descrédito público. La supervivencia de Convergencia ahora depende sólo de estar embarcada en un proceso en el que no han creído durante todos estos años, como prueba su intervención activa y directa en la política nacional española. Ese giro brusco todos sabemos a qué se debe. Pero lo peor es que mezclando intereses han llevado a Cataluña a una situación dantesca, con personas que poco o nada le interesan los cauces democráticos, puesto que quieren a toda costa imponer sus ideas. Y sin nadie al otro lado, sin un gobierno que sepa reconducir la situación, esto no pinta nada bien. Espero que de las elecciones se puedan extraer conclusiones nítidas sobre la necesidad de utilizar la política para solucionar los problemas. Claro que hay que cumplir la ley, sólo bastaba, pero esto no se soluciona solo con la ley. Hace falta altura de miras para poner en valor lo que nos une. La desidia nunca ha sido buena. Ahí tenemos su resultado.
Espero sinceramente que se hable de lo que nos interesa a todos durante estas elecciones. Y no sólo de Cataluña. Porque sólo por ponernos en situación estamos ante un país que en los últimos cuatro años ha convertido al Estado social y democrático de Derecho que presumiblemente es España en una especie de fantasma en el que sólo respiran los datos macroeconómicos que salen de la chistera del Gobierno, mientras los desahucios se siguen produciendo, los salarios son de pena, mucha gente sigue sin trabajo, el sistema educativo está noqueado, la sanidad empantanada y un largo etcétera que demanda atención inmediata. No sé qué saldrá de las elecciones próximas; yo me conformo con que el neoliberalismo no siga haciendo estragos.
Novedad bibliográfica: Aplicación práctica del Derecho Internacional Privado: casos y soluciones, 4ª edición
Hoy se ha publicado la cuarta edición del libro “Aplicación práctica del Derecho Internacional Privado: casos y soluciones”. Son 40 casos de distintas materias (derecho patrimonial internacional, derecho de familia internacional y derecho de sucesiones internacionales) en los que se abordan problemas de Derecho Internacional Privado y se aportan soluciones. El objetivo es proporcionar al estudiante herramientas metodológicas para saber cómo actuar ante cualquier caso que se les presente. Lo importante es el método, no tanto las soluciones de fondo que se den a los problemas planteados. Aquí os dejo la nota a la 4ª edición en donde explicamos los cambios que hemos introducido en esta edición del libro (Nota a la cuarta edición). Espero que podamos seguir acompañando a los estudiantes por muchas ediciones más.
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