Hay veces en que las cosas no salen como uno quisiera. A veces nos equivocamos. No sabemos manejar bien los tiempos. Nos pueden abrumar los compromisos. Querer hacer más de lo que podemos…
Cuando eso sucede lo mejor es reconocer la equivocación, asumir el error y pedir disculpas. Y hacer examen de conciencia y replantearse el tablero de juego. Cuando el tiempo es limitado, es preciso priorizar.