El tándem que forman Wert y Gomendio en el Ministerio de Educación es abrasivo. A nadie se le debería escapar cuál es su objetivo real. Privatizar la enseñanza universitaria.
Ayer la secretaria de Estado de Educación, Sra. Gomendio, se despachaba diciendo que el sistema universitario español es insostenible. Y ello porque en su ecuación: alta tasa de universitarios (vamos que sobran la mitad por lo menos), tasas de matrículas de las más bajas (a pesar de haberlas ya subido) e impuestos muy bajos (¿quién les ha pedido que los bajen?), los números no salen. Y claro que no salen los números. No les van a salir nunca. Porque en su idea de la enseñanza universitaria no está que pueda estudiar todo aquel que lo desee y cuente con cualidades para ello, sino sólo aquel que pueda pagarse el título aunque sea un cepote. Así de simple y así de duro. El partido que ahora gobierna España, y siempre que ha gobernado, ha ido esquilmando los recursos para el sistema público universitario, al tiempo que encumbraba y autorizaba la creación de universidades privadas en muchas regiones gobernadas por el mismo partido Que no nos tomen el pelo, que ya sabemos de qué pie cojean. Pretenden hacer como han hecho con la sanidad; ir reduciendo financiación hasta hacer que aumenten los seguros privados, porque la gente va a seguir demandando esos servicios y la sanidad pública española ya no es lo que era. Y no lo es no porque el sistema fuera insostenible sino porque ellos lo han hecho insostenible. Igual están haciendo con la educación. Faltan todavía 9 meses largos para las elecciones. ¡Qué pena que hoy en el debate sobre el estado de la Nación el presidente del gobierno no propusiera como medida estrella (la única que nos salvaría de este infierno) el adelantamiento de las elecciones generales! Sería lo único acertado que haría en esta pésima y dañina legislatura.

Que el PSOE camina desnortado hacia lo que se anuncia como una debacle electoral cada día más clara lo atestigua el acuerdo que ayer firmó con el Gobierno. Pactar en este momento con el gobierno del PP, que ha propuesto introducir en el Código Penal como pena máxima la prisión permanente revisable, y aceptar que para los territoristas puede aplicárseles esta pena, por mucho que luego digan que cuando se publique la reforma del CP ellos la recurrirán al Tribunal Constitucional o cambiarán la ley cuando lleguen al Gobierno, supone un ejercicio tan complicado de explicar como difícil de entender. Y la cuestión no es ya sólo que hayan elegido a un líder que se expresa a golpe de ocurrencia y elija programas de TV muy dudosos para lanzar sus mensajes políticos; es que parece que no han entendido tampoco nada de lo que está pasando y que hay una fuerza política que aun sin programa está canalizando todo el descontento que existe en la ciudadanía. Realmente, apena que un partido que tanto ha contribuido al bienestar de los españoles se encuentre en horas tan bajas.