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Blog de Antonia Durán Ayago
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Dívar y sus acólitos

No es por echar más leña al fuego, pero me reconocerán que la cosa no pinta nada bien. Me sorprende con qué ansias se agarran algunos al cargo, sin importarles si con esa fuerza se llevan por delante a la institución a la que dicen servir.
Esto es lo que está haciendo el Sr. Dívar, Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, es decir, presidente de uno de los poderes del Estado, cosa nada despreciable. Seguro que conocen el dicho de que no sólo hay que ser bueno, sino aparentarlo, y en esto es en lo que está fallando el Presidente: puede que en sus actos no haya nada ilícito, pero la apariencia de que se ha servido de dinero público para pagar caprichos de carácter privado, sin que haya podido rebatir las acusaciones que se vierten contra él en esa rueda de prensa que dio la semana pasada, deja en entredicho su capacidad para poder seguir ostentando el cargo que ocupa. Y no se trata de dar credibilidad sólo al denunciante, es que en las manos del Sr. Dívar estaba poner luz y taquígrafos a todo lo relacionado con sus viajes a Málaga y a Marbella, y ni él ha sabido hacerlo, ni el PP ni CiU han dejado que lo pudiera arreglar, si es que se puede, en el Parlamento.
No está la situación para este tipo de excesos, ni para buscar recovecos a la responsabilidad que nadie asume en este país, está visto. Los momentos duros que vivimos, a los que hacía referencia en su comparencia el Sr. Dívar, nos exigen ser más exigentes, valga la redundancia y ejercer la responsabilidad con mayúsculas. No sé en qué clase de responsabilidad estaría pensando el Sr. Dívar cuando afirmaba que no se iba por responsabilidad y porque irse sería darle la razón a los que lo han denunciado. Entiendo, por contra, que responsabilidad sería más bien no hacer daño a la institución a la que se representa, y aunque el Sr. Dívar sea bueno, cosa que yo no discuto, lo cierto es que con sus actos no lo ha aparentado. Y esa es la cuestión.
Pero el Presidente no está solo; tiene acólitos de muy distinto rango y renombre. Los responsables del caso de Bankia, los relacionados con la Corona, los políticos que delinquen sin que las elecciones (ni la justicia) les pase facturas, etc, etc. Para qué seguir.
Hace unos meses escribí un post sobre la responsabilidad. Harán falta escribir muchos más en el mismo sentido para que nos acostumbremos a ella.

Duran Ayago Antonia

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