Vivimos en un país totalmente desnortado. Fallecen 15 personas, que sepamos, en su intento de llegar a Ceuta hace unos días. Se cuestiona si la Guardia Civil ha actuado o no correctamente. El Director General de la Guardia Civil amenaza con querellarse contra todo aquel que cuestione la actuación del cuerpo que dirige. El Ministro del Interior va al Congreso y dice lo contrario del citado Director. Y al parecer sólo las ONGs alertan del drama humano que se esconde tras estas muertes. Los medios en vez de hablar de drama, hablan de la amenaza de avalancha contra las vallas que separan Melilla de Marruecos. La Unión Europea como siempre haciendo su papel propagándistico de las grandes frases sin contenido alguno. Para más inri, ahora el gobierno se descuelga con que hay que cambiar la ley de extranjería para evitar que esto suceda.
Y yo me pregunto si son acaso conscientes de que este problema no se soluciona sólo con leyes.
Lo primero que hay que saber es que lo que ha sucedido frente a las costas españolas no es una cuestión que afecte únicamente a España. Afecta al conjunto de la Unión Europea puesto que la gestión de las fronteras exteriores de la Unión Europea corresponde al FRONTEX. Correlato directo de la libre circulación de personas en el espacio Schengen. Dentro de las grandilocuentes políticas de inmigración de la Unión Europea, se habla de solidaridad, de cooperación con los países de los que proceden estos inmigrantes. No hay que olvidar que estas personas buscan una oportunidad de vida mejor que en sus países de origen no encuentran. Pero a la vista está que las políticas que hasta ahora se han llevado a cabo no están en la línea adecuada. Seguro que muchos pensarán que la UE no puede solucionar todos los problemas que tienen estos países cuando en la propia Unión las cosas no van bien. Lo que ocurre es que la gestión de los flujos migratorios nunca ha sido una cuestión sencilla. Y a mayor desigualdad entre los Estados, mayores riesgos de que se produzcan fenómenos de este tipo. La Unión Europea puede hacer mucho más de lo que hasta ahora ha hecho en cuestión de cooperación. También los Estados individualmente. Si no somos capaces de visualizar que este drama nos afecta a todos y como sociedad no lo podemos consentir, contribuiremos a seguir haciendo una sociedad cada vez más empobrecida y más aislada. Y no olvidemos que los castillos, por muy altas que sean sus murallas, no son inexpugnables.
El drama de la inmigración
Gracias, mis queridos alumnos
El miércoles pasado, al salir de una reunión, vi a un grupo de estudiantes esperando en la puerta de mi despacho. Eran los delegados de 4º de Grado que venían a comunicarme la emocionante noticia de que me habían elegido Madrina de su Promoción. O lo que es lo mismo, me hacían entrega del premio más apreciado por un profesor, porque tras este nombramiento yo no veo más que aprecio y respeto. Algo, no me discutirán, que vale más que todas las condecoraciones que en la vida profesional uno pueda conseguir.
Hace algunos meses en este mismo blog les conté la experiencia tan positiva que estaba teniendo con los alumnos del Grado durante este curso. Confirmo punto por punto todo lo que dije en su momento puesto que los resultados finales vinieron a confirmar que eran un excelente grupo. Comienzo hoy otra asignatura y espero seguir con la misma impresión. No serán todos los mismos alumnos, puesto que se trata de una optativa, pero voy a ir con el convencimiento de que puede sacarse de ellos lo mejor. Y para empezar comentaremos dos noticias recientes: una, la proyectada reforma del Código civil para otorgar la nacionalidad española a los judíos de origen español (sefardíes) y otra, las consecuencias del referendo suizo que amenaza con limitar la libre circulación de trabajadores de la Unión Europea en Suiza. El jurista tiene que vivir siempre atento a lo que sucede y la misión del profesor es, o al menos así lo entiendo yo, proporcionar las herramientas necesarias al alumno no para resolver los problemas que puedan surgir, sino para saber cómo enfrentarse a la resolución del problema.
La verdad es que me siento muy agradecida por poder trabajar en lo que me gusta. Enseñar lo considero un privilegio, también una responsabilidad. No es fácil, los que se dedican al mundo de la enseñanza lo saben, llegar a los alumnos. Por eso, que este año me hayan elegido madrina de la primera promoción que se gradúa en Derecho me llena de satisfacción. Quizás esta elección se deba a que no perdí ni un solo minuto en decirles que la licenciatura era mejor. Aproveché el número reducido de alumnos para hacerles trabajar y corrigiendo sus trabajos guiarles de la mejor manera. Nunca me he considerado una defensora acérrima del Plan Bolonia, pero he sabido reconocer lo que ha traído de bueno. Por eso, y porque en su momento les dije que los iba a hacer trabajar pero que creía en ellos; considero que de esa creencia ha venido el reconocimiento. Y me siento muy feliz y muy agradecida. Porque todos necesitamos alguna vez que crean en nosotros…
Percepciones
Que el 95 % de los españoles perciba que hay una presencia evidente de la corrupción en nuestras instituciones, debería hacer recapacitar a toda la clase política y a toda la sociedad. Lo que está pasando en España o no tiene nombre o si lo tiene mejor es no pronunciarlo. Porque no parece normal que con todos los casos de corrupción que diariamente ocupan los periodicos, informativos, programas de radio…, todavía no se haya arrancado un paquete de medidas serias que se ocupen de este lastre. El no hacer nada, el mirar para otro lado, sólo contribuye a aumentar esta fuerte percepción de que la corrupción es generalizada. Hablamos de percepciones, no de realidades. Estoy segura que la mayoría de los políticos están en política con el objetivo de servir a los intereses generales. El problema es que los casos tan señalados que nos ocupan todos los días y que afectan a las más altas instituciones lo tiñen todo. Sería muy fácil, no obstante, contribuir a que esta percepción desapareciera. Debería el gobierno poner a disposición de los magistrados más medios para que la instrucción de estos vergonsosos casos no se prolongue durante tanto tiempo. Y, de otro, el papel del Ministerio Fiscal debería ser más en favor de la legalidad que en interés del gobierno de turno. No sé si no se dan cuenta del flaco favor que hacen a la justicia con esos bandazos que dan en algunos significativos casos. Los partidos no deberían llevar en sus listas a ningún imputado. También deberían hacer públicas sus cuentas para despejar cualquier sospecha de financiación ilícita. Los cargos públicos, haciendo alarde de lo que piden a los ciudadanos, deberían todos, sin excepción bajarse un 10 % el sueldo, que es la media de lo que se nos ha bajado a todos los trabajadores. Y así un largo etcétera. Seguro que si se sientan un ratito se les ocurrirían muchas medidas que podrían tomarse para combatir esta vergonzosa percepción.
Es verdad que si se hiciera todo esto, algunos todavía seguiríamos teniendo vergüenza de tener al frente de las instituciones a personas tales como el presidente del gobierno que este fin de semana se despachaba con la comentada frase dirigida a Rubalcaba, mandándolo callar si no le rendía pleitesía: “tú, y cuando digo tú, me refiero a él, tú o te callas o reconoces el mérito de la gente”. Sí, se ve que tenía un lío el hombre con los pronombres. Se cree que todos somos igual que él y que no entendemos a la primera a quién iba dirigido el mensaje. Lo que pesa de verdad es que con todo lo que se han llevado por delante, encima presuman de ello y además impongan la mordaza que es una cosa que al parecer les gusta mucho. Si es que vienen elecciones, y otra vez el cuento de la lechera tiene que ser contado, si no, ¿de qué?
Sí, se puede
Celebramos hoy en la Universidad la festividad de Santo Tomás de Aquino. Un buen día para recordar y reivindicar lo importante que es la Universidad, como fuente del saber y del conocimiento, en todo momento y especialmente en los tiempos convulsos que vivimos. El “sapere aude” (atrévete a saber) del que hablaba Kant, es o debe ser la máxima de todos los que un día fuimos a la Universidad buscando formación, buscando también una oportunidad de vida. A algunos nos gustó tanto ese espacio que decidimos quedarnos. Atreviéndonos a seguir cultivando el conocimiento, intentando transmitir lo que aprendimos de otros, queriendo contribuir a que la ciencia del saber continúe madurando.
El atreverse es muchas veces necesario. Hoy celebramos también el éxito de todos los que se atrevieron a decir NO al proceso de privatización de la sanidad pública iniciado por el gobierno de la Comunidad de Madrid. La concurrencia de voluntades de esa marea blanca con el poder de la legalidad hizo que una vez más se haya frenado un atropello contra los derechos de los ciudadanos. Es una victoria de los que se atrevieron a reivindicar el sistema público de sanidad que por mucho que nos quieran hacer creer no es para nada deficitario. Estos que ahora buscan privatizar servicios públicos con el objetivo de contribuir a que muchos de ellos (recordad lo que ha pasado con varios ex consejeros de sanidad de Madrid) se lucren, fueron los que antes se beneficiaron concediendo licencias a diestro y siniestro, previas ilegales comisiones, etc., etc. Pero no se van a rendir. Los que están en política para lucrarse son insaciables. Por lo que hay que estar atentos. Que cada uno desde su espacio sea consciente de que todos juntos podemos. Ya vamos teniendo ejemplos. Claro que se puede.
La inercia del absurdo
Ayer llegué tarde a casa y no pude ver la entrevista que le hicieron al presidente del gobierno (así, en minúscula). Parece ser que no me perdí nada. Aunque con este señor no había que esperar otra cosa. Sin embargo, del resumen que he leído en los medios, me ha llamado poderosamente la atención que aseverara con contundencia estar totalmente convencido de que la infanta es inocente. No se atrevió a decir eso de su antes incondicional amigo, sr. Bárcenas… Tampoco aclaró de dónde deriva ese convencimiento o si es más bien un deseo que por otro lado podemos compartir todos. Pero es que no hablamos de deseos, hablamos de comportamientos y de actuaciones que será la justicia la que dirima si son o no objeto de delito. No sé si como presidente era necesario que se mostrara tan del lado de la infanta o mantuviera una posición más neutral ante un procedimiento judicial abierto. También en eso va la responsabilidad del cargo.
Visto esto, podríamos preguntarnos que un presidente que únicamente puede aseverar esto con contundencia, ¿qué clase de presidente es? Porque no sé si ustedes estarán conmigo en que ante las circunstancias que estamos viviendo necesitaríamos una mayor pedagogía para explicar cuanto se está haciendo o dejando de hacer en los asuntos que de verdad importan y afectan a los ciudadanos. Si al parecer ya todo va bien, si el ministro de Economía se atreve a pronosticar un crecimiento del 2 %, ¿cómo es que nada de eso lo percibe la ciudadanía? No quiero ser mal pensada, pero se aproximan elecciones, y al acercarse las elecciones, como estos políticos consideran a la ciudadanía poco menos que unos chiquillos a los que se puede convencer con unos caramelos, seguro que se sacan de la chistera alguna limosnilla para pedir el voto. Pero ojo, que nadie se engañe, todo lo que nos han quitado durante este tiempo era nuestro, así que devolver las migajas no supone conquista alguna. Si acaso una ruin manera de plasmar lo que son, pura hipocresía sin blanquear. Es la inercia del absurdo
Gamonal como síntoma
Estamos ya acostumbrados a que nos vendan la realidad desfigurada; a que cada uno cuente su verdad de la forma que más beneficie a sus intereses. No otra cosa está haciendo el Ministerio del Interior en estos días, apropósito de las protestas de los vecinos del Gamonal, en Burgos. Se ha apresurado a asegurar que detrás de esas protestas están grupos radicales antisistema de izquierda itinerantes que se desplazan allá donde hay conflicto con el único objetivo de utilizar la violencia para crear desordenes públicos. Y al hilo de esta afirmación, el secretario de Estado de Seguridad, ayer en la Cadena Ser, no tenía el mínimo escrúpulo en ligar esto con el anteproyecto de la ley de seguridad ciudadana, tanto o más necesaria ante tales acontecimientos…
La realidad, sin embargo, por más que se la intente vestir con ropajes artificiales acaba aflorando siempre y deja al trasluz los intentos manipuladores de muchos. Ha sido el Tribunal de Justicia de Castilla y León el que se ha encargado de desmontar esta teoría. Los detenidos son vecinos de Burgos, sin antecedentes. Por tanto, los que están detrás de estos movimientos no son grupos organizados de antisistemas, sino personas cansadas, hartas del sistema. Pudiera parecer que el hecho de oponerse a la construcción de un bulevar en esa zona del Gamonal, no es suficiente para tanta algarabía. Sin embargo, yo lo entiendo como un síntoma del cansancio que muchos sentimos ante esta forma de gobernar de muchos políticos de espaldas a los ciudadanos. El pueblo, los ciudadanos, debemos tomar conciencia de que no sólo somos los que decidimos, sino que las políticas deben ser realizada en nuestro beneficio, y no en beneficio de unos pocos, llámense constructores, políticos o como se quiera.
En Extremadura, ayer, el secretario general del PSOE, Sr. Fernández Vara, dio un paso que más allá de lo simbólico que tiene, demuestra que algunos políticos sí han percibido que debe darse un golpe de timón. Compareció ante notario para renunciar a algunos de los privilegios que como político la ley le otorga. En concreto, renunció a su aforamiento y a la posibilidad de declarar por escrito en un juicio. Habría que cambiar la ley, obviamente, para que esto no fuera una noticia, pero entretanto, parece que algunos no hacen oídos sordos a lo que el pueblo reclama. Ya está bien de gobernar para el pueblo pero sin el pueblo, que el despotismo ilustrado quedó atrás hace siglos.
Comenzando 2014
Ya han transcurrido 9 días de este año que promete ser interesante. Algunos lo llaman ya el año de la recuperación. Ojalá que así sea. Para que sea digno de este nombre, habrá que recuperar muchas cosas y quizás no todas puedan recuperarse a lo largo de este año. Sobre todo, porque se siguen perdiendo derechos, aun estando ya, según algunos, en la senda del crecimimiento. El paquete de leyes con que despedíamos 2013 no era nada halagüeño. Entre otras bondades, se confirmaba que los españoles que pasen más de tres meses en el extranjero perderían el derecho a la asistencia sanitaria en España. Si tenemos en cuenta que muchos de nuestros jóvenes han tenido que salir al extranjero a buscar trabajo, ante la total ausencia de políticas de estímulo del crecimeinto en nuestro país, esto no hace si no aumentar la lista de agravios que vienen sufriendo. Habrá recuperación cuando podamos volver a llamarnos Estado social y democrático de Derecho y quizás para ello sea necesario más de un año y más de un cambio político.
Desde luego, 2014 debe ser un año en que la justicia siga actuando poniendo coto a este cortijo en que han convertido algunos lo público. Ojalá salgan nuevas voces que con honestidad, serenidad y sentido común intenten enderezar lo que ya está demasiado torcido. Ojalá también los representantes de las altas instituciones del Estado tomen conciencia de lo que nos jugamos, empezando por el Rey cuya Casa está totalmente emponzoñada por las corruptelas que todos conocemos, y terminando por el Gobierno con otros tantos casos de corrupción e incompetencia (subida de luz, twiter admonitorio del Ministerio del Interior, Ministro de Educación desaparecido tras el huracán, prometiendo desde la sombra nuevas tormentas, la agencia tributaria hecha un lío, la futura ley del aborto retomando debates baldíos y caducos, la ministra de empleo vendiendo encuestas artificiales que no tienen en cuenta todos los datos, el presidente caído de un guindo colgándose medallas mientras que la pobreza aumenta en España…). En fin, el etcétera es demasiado largo.
Pero comenzamos un nuevo año y tenemos que creer, necesitamos creer que va a ser mejor que el anterior. En la medida en que cada uno pueda, intentemos que así sea.
Aunque un poco tarde, aprovecho este post para felicitar el año a todos los que leen este blog. Les deseo todas las suertes, todos los éxitos y todo lo bueno durante este 2014.
Lo que fue el 2013 y lo que puede ser el 2014
Apuramos los últimos días de 2013 y toca hacer balance. Recordarán que el año pasado por estas mismas fechas escribí una carta abierta a los Reyes Magos en la que pedía algunas cosas para el año que ya termina. Lo cierto es que reconozco que aunque se han esforzado, la situación no ha mejorado en demasía. Parece que la mejora ha llegado para quienes menos han sufrido esta crisis y para los que en buena medida han contribuido a crearla. Después de esa ingente aportación de dinero público a los bancos, parece que ya respiran de nuevo tranquilos. En cambio, las familias siguen sufriendo la difícil situación que ya nos acompaña durante demasiado tiempo.
Algunas veces ya hasta me pesa tener que volver a repetir lo que tantas veces he dicho: me apena y me preocupa la ineptitud de los que dicen ser representantes de lo público. Y no sólo de su ineptitud, también su falta de sensibilidad, su falta de delicadeza, su falta de ética, su falta de consideración para con todos los ciudadanos.
Si miro atrás, me doy cuenta de todo lo que hemos perdido en estos años. Quiero creer con todas mis fuerzas que seremos capaces de recuperar derechos que han sido vilmente cercenados o políticas acertadas como las relacionadas con la dependencia, que han sido eliminadas. Necesito creer que seremos capaces de recuperar todo lo bueno que se había hecho. Y quiero creer además que la justicia podrá seguir actuando, y que será implacable con todos los corruptos que desgraciadamente durante demasiado tiempo han campado a sus anchas. Las manzanas podridas hay que eliminarlas de raíz. Por tanto, lo primero que debería hacerse, lo que debería exigirse a todos los partidos políticos es que eliminaran de sus filas a todos los imputados, no ya sólo a los condenados con sentencia firme. No se imaginan el daño que hace en el actual contexto comprobar cómo los delincuentes de guante blanco han ocupado puestos de responsabilidad y se les sigue amparando por las instituciones. También los ciudadanos deberíamos ser más conscientes de nuestro poder y denostar con nuestro voto a aquellos partidos en los que se haya demostrado que las corruptelas han anidado entre sus filas.
En el terreno de lo concreto, debería llegar el momento en que el gobierno se fijara en los ciudadanos de a pie, y no en los grandes números, para poner en marcha políticas que amparen a quienes están sufriendo. Que no digan que no hay dinero que no es cierto. Los que no tienen para subsistir, los que han perdido su casa, o los que no pueden pagar la luz, o el agua o la calefacción deberían sentirse amparados por las instituciones. Que a esto se ha llegado por la responsabilidad de unos pocos a los que no se les ha exigido nada y a los que por el contrario se les ha ayudado. Ya está bien de monopolizar el dinero de todos en políticas que no sean efectivas. La política más efectiva que pueda haber es ayudar al que lo necesita.
Sólo pido para el año que viene que nos podamos dar cuenta de lo que es realmente importante, y actuar en consecuencia. A ver si retomamos de una vez el norte y nos fijamos ya de una vez en las personas.
Eso que llamamos España
Vaya por delante mi respeto a toda opinión, sentimiento o percepción de la realidad que cada uno pueda tener. En el contexto de una simple opinión enmarco esta que ahora escribo.
Ayer, el presidente de la Generalitat de Cataluña anunciaba una consulta que pretende realizar en noviembre del año próximo y en la que quiere preguntar a los ciudadanos de Cataluña si desean que Cataluña sea un Estado y si es así, si desean que sea independiente. A mí esto me parece sencillamente surrealista. No sólo porque jurídicamente me parezca algo inviable (¿sobre qué base normativa se asentaría esta consulta?), sino porque considero que los responsables políticos están creando artificialmente un escenario que lleva a un callejón sin salida. Por muy arraigado que sea el sentimiento catalán, por mucho que prevalezca sobre el español, forzar en este momento un debate sobre la independencia de Cataluña, considero que es el mayor error que se pueda cometer. No sé si lo que hay detrás es una especie de desafío; no sé si se es consciente de la trascendencia de lo preguntado; no sé si lo que se persigue es remover conciencias, lo que sé es que esto no es lo que necesitamos los ciudadanos en este momento. Los delirios mesiánicos deberían estar penalizados. Siempre. Y conste que no me asusta que el pueblo catalán se pronuncie, ni que haga toda ostentación de catalanismo que precise; lo que me preocupa es que se fuerce una situación a base de intereses partidarios, sin pensar en las consecuencias que puede tener abrir esta caja de Pandora.
Eso que llaman España no es sólo un precipitado histórico. A quienes se encargan de estudiar la Historia, con asepsia y humildad, le correspondería estos días, ilustrarnos acerca de ese Estado que se empezó a gestar en 1492 con los Reyes Católicos. Está visto que no por antiguos los Estados son más fuertes. Lo estamos viendo en estos días. Deberíamos revisar todo lo que nos une, y no lo que nos separa. Al fin y al cabo, y aunque pueda parecer un tópico, juntos somos más fuertes.
Constitucionalizando
El próximo viernes se cumplirán 35 años desde que la Constitución española fuera aprobada en referéndum por el pueblo español. Y como todos los años, desde hace ya bastantes, nos situamos en el debate sobre si debería o no ser reformada.
Más allá de que el debate hoy resulte anodino, tras la reforma exprés que el art. 135 CE sufrió tras el ultimátum de Bruselas para que se constitucionalizara la imposibilidad de endeudarse más allá de los ingresos (principio de estabilidad presupuestaria), lo cierto es que nos encontramos en un tiempo en que me parece que no son recomendables cambios de tal envergadura. Simplemente porque en estos momentos en los que todo es volátil, deberíamos reivindicar lo que durante 35 años nos ha unido, por muy débiles que sean a la postre esos lazos.
El Título VIII dedicado a la organización territorial del Estado probablemente haya sido el título sobre el que más se haya discutido. Y no sólo por los pretendidos deseos de independencia de algunos y la necesidad de introducir el federalismo asimétrico por otros. Ahora parece que la causa de la crisis es el Estado autonómico, y se olvida que es este sistema de organización territorial el que durante bastante tiempo ha sostenido a una España democrática. La forma de desarrollar este título VIII, no lo olvidemos, no la precisa la Constitución y quizás lo que habría que plantearse no es la tan traída y llevada reforma, sino la manera de hacer eficiente y eficaz el sistema, sin necesidad de corregir el sistema mismo que salvo algún anacronismo como las diputaciones provinciales, ha demostrado ser solvente.
De todas formas, es la historia del constitucionalismo español la que quizás esté detrás de estos ansiados cambios. No hay que olvidar que hasta la Constitución de 1978 y desde el Estatuto real de Bayona de 1808 se fueron sucediendo hasta once textos constitucionales. La volatilidad fue el sello de todos ellos. El más duradero ha sido la presente Constitución y visto lo visto, ojalá le queden muchos años. A pesar de sus treinta y cinco, hay que reconocer que la madurez todavía le queda lejos.
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