Seguro que para muchos Podemos fue toda una revelación. Revelación que nació de una necesidad imperiosa de respirar democracia donde a todas luces el sistema lo impedía. Sin embargo, desde el principio tuve dudas sobre este movimiento, que han cristalizado ahora, tras la asamblea de este fin de semana. No dudo de la gente, ciudadanos de a pie, miembros de movimientos sociales, personas de todo tipo bienintencionadas queriendo construir entre todos un país más limpio, más íntegro, un país de todos. Desconfío de quienes habiendo promovido este movimiento lo pretendan encaminar ahora hacia un modelo de partido al uso, justo el que ellos han criticado durante todo este tiempo. Cuando oigo a Pablo Iglesias hablar de eficiencia, contraponiéndolo a democracia, veo que en su viaje a la utopía, se ha desdibujado por el camino todo lo que dice defender. Ahora parece estar cegado por las ansias de poder, como si éste fuera un fin en sí mismo, olvidándose que en eso se asemeja a lo que critica. Menos mal que en ese movimiento hay mucha gente que de verdad cree en la democracia, más que en liderazgos personalistas y “eficiencias”.

Pues ahí está, el Consejero de Sanidad de Madrid, como si con él no fuera. Inteligencia no le sobra, de eso no hay duda. Cara dura tampoco. A los hechos me remito. Con su ristra de declaraciones, una detrás de otra, a cada cuál más hiriente, ha demostrado de nuevo que en política no están los mejores sino aquellos que por vías inexplicadas e inexplicables entran en ella como si cuidar de los intereses generales fuera un pasatiempo sin demasiada importancia.
En fin. Mal estuvo cuando sin un plan de actuación consensuado con los profesionales sanitarios decidieron repatriar a los misioneros que habían contraído el ébola; peor que a los profesionales que atendieron a estos enfermos no se les pusiera en observación, por si alguno de ellos había contraído el virus, pero el colmo es que habiendo fallado todo ello, intenten desviar la responsabilidad hacia una trabajadora que ahora lucha por recuperarse.
El Sr. Rajoy se jactaba la semana pasada de que sus colegas europeos lo habían felicitado por lo bien que se estaba haciendo todo. Muy en su línea irredentista. Siempre lo que él hace es lo mejor, y lo demás deberían tomar nota. ¡Qué pena que lo que para él sea “estar haciendo las cosas bien” esté causando tanta indignación y tanto dolor a tanta gente!

Acabo de publicar en el Anuario epañol de Derecho internacional privado 2013, mi artículo “Procesos pendientes ante órganos jurisdiccionales de terceros Estados y Reglamento (UE) nº 1215/2012: ¿brindis al sol?” (AEDIPr 2013 Antonia DURÁN AYAGO). Espero que sea de vuestro interés.

Tambíen se han publicado mis comentarios sobre la Resolución (15ª) de 11 febrero 2013. BIMJ, Resoluciones de la DGRN (Registro Civil), 12 junio 2013, pp. 17–18. Adopción.– Reconocimiento de adopción extranjera.– Adopción plena británica, resultado de conversión de adopción simple guatemalteca.– Inscripción. AEDIPr 2013 DGRN Antonia DURÁN AYAGO
Y sobre la Resolución (48ª) de 15 abril 2013. BIMJ, Resoluciones de la DGRN (Registro
Civil), 1 agosto 2013, pp. 4–5. Filiación por naturaleza.– Gestación por sustitución.– Denegación inscripción sin aportación de resolución judicial AEDIPr 2013 DGRN Antonia DURÁN AYAGO 2

¿Dónde centramos el punto de mira? ¿En el desmantelamiento del Hospital Carlos III por el gobierno de la Comunidad de Madrid en su cruzada contra la sanidad pública, y al que luego no dudaron en llevar a los dos misioneros contagiados por ébola, sin que los trabajadores recibieran previamente la formación oportuna? ¿Debemos fijarla en la irresponsable actitud del Gobierno español por autorizar la repatriación sin previamente asegurarse de que teníamos medios suficientes y formación para hacer frente a una enfermedad tan contagiosa y mortal como el ébola? ¿En la rueda de prensa de una absolutamente incompetente ministra que no se entera de nada y que delega toda la responsabilidad en sus subordinados, como ya nos tiene acostumbrados? ¿En un presidente ausente más centrado en la autocomplacencia por el milagro económico que de tanto repetirlo hasta él mismo se ha creído que ha logrado?
Desde luego, donde primero hay que fijarse es en esta auxiliar de enfermería que cumpliendo con su trabajo, ha contraído esta enfermedad. Ojalá pueda recuperarse y el contagio se controle. Pero es que todo lo que está pasando clama al cielo. Hace unos días el Ministerio de Sanidad se ofrecía a las autoridades europeas como modelo para realizar repatriaciones de enfermos de ébola. Una vez más el tiro les sale por la culata. Como cuando venden el milagro económico cuando la gente sigue siendo desahuciada y tiene, el que puede, sueldos de miseria.
Y para más inri, todos los días aparecen nuevos casos de corrupción. Las tarjetas en negro no son más que otro episidio en la bajada a los infiernos de este país.
Para redondear la semana, nombran director de RTVE a quien ha hundido a Telemadrid, fiel lacayo del PP para acabar de terminar con la televisión pública…
Necesitamos elecciones YA. O volver a salir a la calle. Tanta tomadura de pelo no la aguanta nadie.

Entre todas las noticias que al día se producen, sin duda las que más espacio ocupan son las que narran los casos de corrupción, los procesos judiciales eternos para juzgar estos casos y alguna que otra salida de tono de los que están en el punto de mira de la corrupción. Si la semana pasada fue Jordi Pujol el que se despachaba a su antojo con una prepotencia fuera de toda órbita, ayer fue la alcaldesa de Alicante la que en un pleno en el que se pedía su dimisión por estar imputada en varios delitos, ella, con una sinvergonzonería que produce repugnancia, se permitía poner en duda la honorabilidad del resto de concejales. Vino a decir que como ninguno estaba libre de pecado, a ver quién se atrevía a tirar la primera piedra. Muy en la línea de esta gente.
Tanta cara dura asusta. Pero ¿en qué país nos hemos convertido? No es normal que esté tan extendida esta lacra. La podredumbre que existe en las administraciones públicas es tal que asusta. Los ciudadanos estamos cansados ya que entre tanta necesidad como algunos están pasando en este país, las únicas noticias que nos lleguen sean las de esta gentuza. Menudo ejemplo, menudo concepto de servidor público que tienen algunos.

No me digan que lo que pasa en este país es normal. No me digan que no es para echarse las manos a la cabeza y decir que dónde nos hemos metido. O mejor, dónde nos han metido. El martes, Ruiz Gallardón dimitía de todo y más porque no podía. Necesitaba presentarse como el pobrecito al que lo habían dejado solo en su lucha intestina por la modificación de la ley del aborto. Menos mal que la realidad es contumaz y a pocos, muy pocos, les ha dado pena que se fuera. No en vano en tres años no ha dejado títere con cabeza en la justicia y ha contribuido a que nuestro sistema judicial sea un poco más malo. Lo cierto es que si se ha llegado tan lejos con este proyecto de reforma y tantas fuerzas se han gastado insulsamente ha sido debido no a una persona, sino al colectivo de miembros del gobierno que lo aprobaron en su día. Nadie, más que Gallardón, parece, va a asumir ese coste. Entretanto se produce esta crisis y a poco tiempo del que desatino planteado en Cataluña crezca el sr. presidente se va a China, país en el que mirarse donde los haya, a vender las bondades de la recuperación económica milagrosa que vive España. Gracias, claro está, a sus buenos oficios. Y mientras tanto, como estamos en preludio electoral, no lo olviden, que eso lo justifica todo, va y hoy el sr. Montoro se descuelga en que van a devolver a los funcionarios el 25 % de la paga extra que ilegalmente les quitaron en 2012. También devuelven otro moscoso. El que que ya tenían y también les fue quitado indebidamente. Lo decíamos muchos entonces y la realidad nos está dando la razón. Quitaron cuando recién acababan de ganar las elecciones y devuelven como limosna para aparentar que lo han hecho todo como Dios manda. Sí, señor.

Ayer comenzamos un nuevo curso en la Universidad. Queda por delante un intenso camino para poder trasladar de la mejor manera la cultura del esfuerzo, los conocimientos, el afán de superación y la esperanza. Esperanza que se percibe como una necesidad perentoria. Los jóvenes que están finalizando su carrera deben divisar el futuro con cierto grado de optimismo, si no, el aprendizaje se vuelve más complicado; porque la desidia, bien es sabido, nunca es buena compañera.
Ayer el ministro Wert volvía a hacer gala de su cinismo, loando todo lo bueno realizado en el sistema educativo español. Lo cierto es que si el sistema educativo pervive con cierta entereza, después de lo vapuleado que ha sido y está siendo por este gobierno, es gracias a todas las personas que lo conforman y gracias también a los ciudadanos que siguen percibiendo el sistema público educativo como bueno. Pero los medios son necesarios para su sostenimiento y todavía queda por delante un largo año para que este gobierno siga haciendo daño a los servicios públicos. Confío plenamente en que se produzca un cambio en el signo político del próximo gobierno; cambio que apueste por la educación pública, por la sanidad pública, por los servicios sociales, por las políticas activas de empleo, por devolver las oportunidades a tantos jóvenes que se han tenido que ir fuera compelidos por las circunstancias, por una justicia universal y accesible para todos… Hace falta la confluencia de muchas fuerzas para hacer todo esto posible, pero confío en que éste sea un punto de llegada y también de partida. Entretanto, cada uno a pie de calle, que siga haciendo el camino de la manera mejor posible. Cada uno desde su espacio y juntos en las ideas fundamentales podemos invertir la tendencia de los últimos años.

O más de uno, seguro. Pero hoy quiero referirme a la cuestión de Cataluña. No hay mayor ciego que el que no quiere ver y quizás muchos durante demasiado tiempo hemos relativizado la demanda que por parte de algunos sectores en Cataluña y principalmente ahora desde su gobierno, se ha venido haciendo respecto de su ansiada independencia de España. El derecho de autodeterminación es una cuestión procelosa donde no quiero aventurarme porque seguro que me perdería. Pero lo cierto es que forzadamente o no, parece que la situación ha llegado a un punto en que desde el Estado es necesario dar una respuesta que vaya más allá de decir que la consulta proyectada para el 9 de noviembre no puede celebrarse, porque no existe amparo legal que la sustente. Todos sabemos que el derecho positivo no siempre sirve para solucionar los problemas. Aunque a algunos, el afán positivista nos haya jugado alguna que otra mala pasada. Pero a la vista está que es necesario alcance de miras entre todos los intervinientes en este proceso para poder hallar una solución que sea positiva para todos. El encono con que el gobierno de Cataluña y el gobierno de España están afrontando esta situación no demuestra más que la talla intelectual de quienes están al frente de las instituciones. Evidentemente, los catalanes deben poder expresarse, eso nadie lo niega. El problema es el alcance que en el contexto actual pueda tener esa opinión, y si esa opinión en sí no nacería viciada desde el principio, puesto que si la soberanía reside en el pueblo español sería este en su conjunto el que debiera manifestarse. Las reglas que nos dimos en el 78 no tienen por qué ser intocables, y quizás haya llegado la hora de revisarlas. Mi temor es que quienes debieran hacerlo están tan en la antípodas de lo que debe ser un buen gobernante que sinceramente desconfío mucho de que esta cuestión en el actual estado de cosas pueda tener una solución adecuada.