Dice el gran Alejandro Dolina que la gente “no quiere leer, quiere haber leído”. Lo mismo podría decirse de quienes quieren escribir, que en realidad quieren haber escrito. Y ahí está la cuestión. Hay un gran trecho entre agarrar la pluma y poner el punto final. Es, imagino, un salto al vacío que pocos se atreven a dar, y que muchos menos resuelven como lo ha hecho mi querido amigo Mario Montero, músico inspirador, pintor talentoso y ahora escritor reconocido. No está mal para alguien como el, a quien la vida no le ha puesto las cosas fáciles. Mario es un superviviente, pero un superviviente elegante. Alguien de quien estar orgulloso. Felicidades, mi más mejor amigo. Te lo mereces.
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