Estos raros tiempos no todo es negativo. Tenemos oportunidades que probablemente no se repitan: i) Visitar casi en solitario sitios que en otras circunstancias estarían abarrotados, ii) Recrearnos ante un cuadro sin que nadie se nos interponga, iii) Acceder a un increíble dolmen en condiciones normalmente reservada a los investigadores iv) Pasar por caminos de acceso limitados sin sentir la presión de quienes nos siguen. Hay que aprovecharlo, quizás esta situación no se repita (¡ojalá!)
Así he podido contemplar los magníficos dólmenes de Antequera o visitar los magníficos museos de Málaga
En mi propia ciudad me he encontrado con algunas sorpresas, como es el magnífico Convento de Santa Clara. Me llamó la atención descubrir que por encima del techo abovedado de la Iglesia se encuentra oculto, pero accesible, un magnífico artesonado que pertenece a la cubierta que tuvo el templo en el s.XIV. Quedó escondida en el s.XVII al construir debajo las bóvedas barrocas que diseñó de Churriguera.
No fue lo único que me sorprendió: Hay una curiosa pintura mural en el claustro del monasterio, descubierta en los trabajos de recuperación realizados recientemente por la Fundación Las Edades del Hombre. Corresponde al episodio del ‘Milagro de la palmera’, una escena de la vida de Jesús que se encuentra narrada en los Evangelios Apócrifos. Se refiere al pasaje de la huida a Egipto. Encontrándose Maria, José y Jesús en mitad del desierto sin nada que comer, se encontraron con una palmera, cuyos frutos no podían alcanzar. Jesús le dice a la palmera que incline sus ramas. Así lo hace permitiendo recoger sus dátiles.
Hace unos años leí algunos de los evangelios apócrifos (edición crítica de Aurelio de Santos Otero BAC) y no entendía bien por qué razón no formaban parte del corpus de los considerados canónicos. Algunos no tenían que envidiarle nada a los textos canónicos, otros eran cuentos fantasiosos que la Iglesia con buen criterio los declaró falsos. La Iglesia fue precisando la lista de los Libros “canónicos”, es decir aquellos que deberían tomarse por verdaderos e incluirse en la Biblia, en diferentes concilios: Concilio de Hipona (393), Concilio de Cartago (397 y 419), Concilio Florentino (1441), y el Concilio de Trento (1546). Fue en este último solemnemente reunido el 8 de abril de 1546, donde se definió dogmáticamente el canon de los Libros Sagrados, que incluía la lista íntegra del Nuevo Testamento.
Tras este concilio siguieron apareciendo más “evangelios falsos”. En 1945 unos granjeros egipcios (en Nag Hammadi) que buscaban nitrato para fertilizantes desenterraron una jarra de arcilla que contenía doce códices, escritos en copto (es decir el egipcio de la última época de los faraones cuyos caracteres son griegos). Se trata de libros del siglo IV que contienen cuarenta y seis tratados diferentes, la mayoría desconocidos. En particular el códice II, publicado en 1959, contiene una colección completa de dichos atribuidos a Jesús, con el título de “El evangelio según Tomas”. Cabe preguntarnos ¿Qué habría sucedido si este evangelio hubiese sido conocido cuando san Ireneo estableció en su canon los cuatro evangelios oficiales? Si este texto, al parecer auténtico, hubiese sido conocido en la época del concilio de Trento ¿habría sido admitido como parte de la Biblia?
Justo al lado del mural de la Palmera había enmarcada una lámina con el título (literal): “ARVOL GENEALÓGICO DE LA ASCENDENCIA DE MARIA SANTISIMA AREGLAFO AL SANTO EVANGELIO DE SAN LUCAS Y SAGRADOS EXPOSITORES” que llamó mi atención. Adjunto un par de fotos (una con reflejos), se puede ver que en la base está Adán y desde ella siguen 74 generaciones, la generación 75 corresponde a María (en la imagen, aparece abajo a la derecha, es el final de la rama que se inicia con Adán). En el texto de la NOTA de la izquierda de la lámina se dice que Maria nació el año 5183 desde la creación del mundo. A ese número se llega después de sumar los años entre nacimientos de las 74 generaciones que precedieron a María. Con ello se tiene el tiempo trascurrido desde la creación de Adán, supongo que basta con sumarle 5 días para tener los años trascurridos desde la Creación del mundo. Los Evangelios canónicos no dicen a qué edad tuvo María a Jesús. Sin embargo, el evangelio apócrifo de Santiago dice que lo alumbró a los 15 años, que sumados a los 5185 años trascurridos desde el nacimiento de Adán nos da los años que van desde la Creación del mundo al nacimiento de Jesús. Según esto el Mundo se creó en el año 5200 a.C. Este cálculo no basado en lo cronología bíblica no parece estar muy acertado. Al empeño de calcular la fecha de creación del Universo utilizando la Biblia se han dedicadomentes preclaras. Quizás el que más afinó fue Lightfoot, vicecanciller de la prestigiosa Universidad de Cambridge, quien llegó a la conclusión de que el hombre fue creado el 23 de octubre en el año 4004 a. C. a las nueve en punto de la mañana. Este cálculo es próximo al obtenido por Lutero y por Isaac Newton (para muchos, entre los que me encuentro, autor de la obra científica más genial e influyente que se haya escrito: Principia Mathematica ). Galileo Galilei que no creía en la interpretación literal de la Biblia sentenció: “La Biblia es un libro sobre ir al cielo. No es un libro sobre cómo van los cielos”. Este punto de vista es el que ahora asume la Iglesia Católica.
Y ahí acabo mi recorrido por el Convento de Santa Clara, de Salamanca, que recomiendo visitar.
Estes tempos conturbados também nos permitem ver algumas coisas com outra perspectiva, com outro detalhe.
Este tema dos textos bíblicos é um mundo de inspiração infinita para muitos escritores.
Em particular, este texto aqui podia servir de ponto de partida para um filme ou para um excelente documentário.
Mesmo entre aqueles a quem o tema religião nos passa ao lado, tudo isto tem muita história, muita cultura, muita arte, muita pintura.
Que esta epidemia seja breve, que tantas limitações nos impõe para ver outros horizontes.
Boas viagens, curtas ou longas. Saludos, A.