Homenaje a una librería (y al paréntesis) por qué no

No estoy del todo de acuerdo con quienes aseguran muy seriamente que leer un libro (cualquier libro) es, sin excepción, una actividad de lo más conveniente. Como si cualquier libro tuviera el poder de hacer magia y convertir a cualquiera (¡a cualquiera!) en alguien especial. Me parece más bien un tópico, bien intencionado, no lo niego, pero lleno de viento.

Cierto es que leer buenos libros es aconsejable; cosa distinta es que el lector sepa o pueda aprovechar lo que ello tiene de beneficioso. También es verdad que no es fácil encontrar esos buenos libros y lo que es más difícil, indentificarlos como tal cuando uno los tiene delante (de las narices).

Tampoco estoy convencido, (y hablo (claro) de mi experiencia, no te jode, para eso es mi blog) de que los libros santificados como buenos, sean siempre tan buenos. A mí me han aburrido soberanamente libros míticos, y uno por encima de todos: “Berlin Alexanderplatz”, dicen, una obra maestra. No puedo con él.

Y aquí es donde yo quería llegar (creo). Me da en la nariz que en esto de leer libros, dejando al lado algunas gentes que de verdad leen mucho y con criterio, abundamos los que: 1.- por cada minuto de lectura nos regalamos tres (o tres mil) de “debería ponerme a leer, que es tan sano, en vez de estar aquí, mirando el istagrán”, y 2.- en pocas ocasiones, encontramos ese libro que engancha (como el istagran) hasta el punto de robarte el sueño, que es casi lo mismo que robarte el alma (por lo menos a mi que me gusta más dormir casi que tener alma (incluso)).

Como diría Quevedo “en el quinto voy entrando” y de homenaje a la librería (de momento) este texto tiene poco. ¡Ah! de eso nada. Lo que pasa es que hace no mucho, vaya usted a saber por qué, apareció Letras Corsarias en este desgraciado planeta, y fue a caer cerca de donde quiera que esté yo, y todo cambió para siempre. Y lo escrito en los cuatro párrafos anteriores se ha ido a la mierda.

Así que Dios salve a Letras Corsarias (y sus gentes).

Y que no nos falten nunca.

He dicho.

ahueteg

About ahueteg

Sociólogo, dedicado a la docencia e investigación sobre sociología, educación, salud, discapacidad y otros asuntos en relación con la exclusión social. Trabajo en la Universidad de Salamanca. Me puedes encontrar en Twitter, Facebook, Linkedin y otras redes sociales.

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