Hace pocas semanas tuve la suerte de contemplar en la Biblioteca Histórica Universidad de Salamanca una selección de libros de Astronomía de la mano y gentileza de Eduardo Hernández y Marta Vázquez. Habían elegido seis joyas. Algunos días tras la visita pasamos revisión a los libros en EUREKA en el programa que puedes escuchar AQUÍ.
Para un amante de la Astronomía contemplar estos libros imagino que es como para un pintor encontrarse ante la Gioconda.
Enumero los libros con un brevísimo comentario, desde cada uno de ellos hay un vínculo a la su referencia a la Biblioteca Histórica Universidad de Salamanca.
- Almagestum Cl. Ptolemei Pheludiensis Alexandrini astronomorum, Versión latina del Almagesto (1515).- Es probablemente uno de los libros más influyentes de la Historia. Describe el movimiento de los astros que mediante técnicas geométrica permite predecir la posición de planetas y estrellas en una fecha determinada. Supone la Tierra rodeada por 8 esferas, en las los planetas, considerándose tales el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles, y en la octava esfera las estrellas que se suponen pintadas en la misma. Ptolomeo fue un bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría, que recopilo y mejoro el conocimiento astronómico hasta el s. II d. C.
La visión que normalmente se tiene del Modelo de Ptolomeo, es simplista.
En las gráficas de abajo se comparan el modelo de Ptolomeo y Copérnico. Se puede ver que ni en modelo de Ptolomeo la Tierra esta estrictamente en el centro, ni en el de Copérnico stá el Sol, y el modelo de Copérnico no es mas simple que el de Ptolomeo, como indicó A. Koestler en su imprescindible libro Los Sonambulos, el modelo de Copernico usa 48 circulos y el de Ptolomeo 40.
Otro descubrimiento para mí. Astronomicum Caesareum resume el conocimiento de sobre astronomía e instrumentos astronómicos en su época, poco antes de la publicación del Modelo de Copérnico. Este magnífico libro, explica el uso del astrolabio y otros instrumentos utilizados para calcular la posición de los planetas. Sorprende el empleo de discos móviles en papel y coloreados a mano, que son verdaderas calculadoras-
Se trata del primer gran libro de divulgación científica por el genio que introdujo la ciencia moderna, al darle una relevancia suprema al experimento. Está escrito en italiano y no en latín como era la costumbre. Incluye un personaje Simplicio (sospechosamente era una caricatura de un futuro cardenal) que es ridiculizado. En el libro ignora el modelo de Brahe que era defendido entre los expertos en astronomía de la Iglesia. Su orgullo, probablemente mas que sus ideas, le enfrentaron a la cúpula de la jerarquía eclesiástica.
La mayoría de lo dice sigue siendo válido, salvo la teoría incorrecta sobre las mareas.
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