Desde los griegos se sabe que la Tierra es redonda. Eratóstenes había estimado su tamaño con gran precisión en el s III a.C. pero nadie había dado la vuelta al Mundo. Fue la expedición de Magallanes-Elcano la primera que comprobó la redondez de la Tierra. De este épico viaje disponemos de un documento de valor incalculable: El derrotero de Francisco de Albo (“Derrotero del viaje al Maluco, formado por Francisco Albo, piloto de la nao Trinidad y, posteriormente, de la nao Victoria, con indicación pormenorizada de las coordenadas cartográficas en que se encontraba en cada momento de su derrota, con la denominación, características, climatología, habitabilidad, tipo de especiería y otros datos de cada una de las tierras, islas y parajes hallados o descubiertos.”) cuya transliteración por Cristobal Bernal por puedes leer AQUÍ. A partir de éste y de otros documentos Tomas Mazón ha realizado un estudio exhaustivo de la ruta del viaje y de las matemáticas que utilizaron aquellos hombres (https://www.rutaelcano.com/matematicas-de-magallanes). Se sirvieron de la posición del Sol para estimar la latitud. Para la longitud utilizaron una técnica muy rudimentaria.Habría que esperar al siglo XVIII para disponer de relojes suficientemente precisos en el mar para determinar la longitud. Les fue de gran ayuda saber que las Molucas estaban a la altura del ecuador (latitud 0º), y sobre esta idea siguieron el paralelo 0º (aunque no siempre lo hicieron) hasta encontrarse con las Molucas. Sin embargo,resultó que la Tierra tenía un tamaño mayor del esperado en el siglo XV (sorprendentemente el cálculo de Eratostenes del s II a. C. se aproximaba más a su tamaño real).
Carlos Serrano y yo (Guillermo Sánchez) tratamos este legendario viaje en dos programas de EUREKA que puedes escuchar aquí: Parte 1, Parte 2 o en IVoox.
En 1492 una expedición castellana, al mando de Cristóbal Colón, descubre un nuevo continente. Colón supone un mundo mucho más pequeño de lo que en realidad era, así se lo hacen saber los doctos de la Universidad de Salamanca, pero su error se convierte en el mayor premio de la Historia: Un nuevo continente.
En 1494 portugueses y españoles que dominaban los océanos conocidos, firman el tratado de Tordesillas acordando dividir el Mundo por el meridiano situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio oriental para la Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la Corona de Castilla. En 1498 Vasco de Gama llega a Calicut (India) bordeando el Cabo de Nueva Esperanza. En 1513 Vasco Núñez de Balboa tras cruzar el istmo de Panamá se encuentra con un nuevo océano.
El marino portugués Fernando de Magallanes, sintiéndose minusvalorado por la corte portuguesa, se traslada a España y convence a Carlos I de la posibilidad de llegar a las preciadas Islas de las Especierías, las Molucas, a través del océano recién descubierto. Incluso, le convence de que probablemente las Molucas estén en la zona que correspondía a Castilla en el tratado de Tordesillas. El Rey accede. Los retos son inmensos, nadie ha encontrado una vía marítima hacia el Pacifico a través del Nuevo Mundo.
El 20 de septiembre de 1519 desde Sanlúcar de Barrameda, al mando de Fernando de Magallanes, parten cinco naos: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago. En una travesía interminable de 139 días, navega por un mar desconocido hasta encontrar la pequeña Isla de Guam un 6 de marzo de 1521. Aún están lejos de su objetivo: Las Molucas.
El viaje resulta ser más largo de lo que creía Magallanes. Se cree que éste se basó en el mapa Kunstmann IV del que se deduce que un meridiano terrestre tiene unos 35000 km, unos 5000 km menos de la dimensión real.
En Filipinas, Cebú, Magallanes pierde la vida en lucha con los isleños. Tras varias vicisitudes Juan Sebastián Elcano, que hasta entonces había tenido un papel secundario, toma el mando de la Nao Victoria. En una audaz decisión, con la nao cargada de especias, decide seguir la ruta hacia el oeste, contraviniendo las instrucciones de Carlos I. Se adentra en aguas portuguesas y junto con 17 hombres, arribó a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522, el mismo punto del que había partido 3 años antes. La noticia corrió como la pólvora por toda Europa. Fue considerada “la mayor y más nueva cosa que desde que Dios crió el primer hombre se vio”
Cuando a Neil Armstrong le preguntaron si se sentía el nuevo Colón, Armstrong, con su característica humildad, respondió que no, pues el sabia hacia dónde iba. La aventura de Colón se queda pequeña comparada con la de Magallanes-Elcano. Es como si una nave espacial se dirigiese a las estrellas sin saber con qué se va a encontrar.
He leído esta serie de artículos que has perfilado desde el confinamiento y me parece magnífica, como siempre, repleta de conocimiento y de curiosidad. Uno de los comentarios que más oigo en la radio, a oyentes que cuentan cómo han pasado estos dos terribles meses de encierro, es el de que han leído mucho (o, al menos, han leído un poco), y lo proclaman llenos de orgullo, lo que me parece muy bien. ¿Es el impulso lector, la búsqueda de conocimiento, un estado antinatural que la proclamada “nueva normalidad” volverá a dejar sepultado?
Saludos.
Licantropunk.