La pandemia olvidada, con José Ramón Alonso

En el programa de EUREKA, que puedes escuchar AQUÍ, hablamos con José Ramón Alonso. Neurobiólogo , Catedrático y ex-rector de la Universidad de Salamanca. Es un prolífico y estupendo escritor. Mantiene un blog sobre Neurociencias (https://jralonso.es/), que es una referencia para los lectores en lengua española, y es uno de los grandes divulgadores de la Ciencia actuales.

En el programa nos habla de los libros de divulgación científica que mas le han influido (Mi biblioteca de Divulgación Científica) y de su reciente y más que recomendable libro:  Historia del cerebro (http://almuzaralibros.com/)

Al final de la entrevista le pregunté  si conocía alguna pandemia como la que estamos viviendo. Esperaba que se refiriese a la Gripe Española (1918-1920) pero me sorprendió al citarme a la pandemia  de la encefalitis letárgica.

Entre 1915 y 1926, una extraña enfermedad, ahora conocida como encefalitis letárgica, se extendió por todo el mundo. Aproximadamente millón y medio murió, unos dos millones se recuperaron, y millón y medio cayó en un estado letárgico durante décadas. Nos lo cuenta el famoso neurólogo y escritor (uno de los preferidos de J.R. Alonso y también mío) Oliver Sacks y  en su libro Awakenings (Despertares) que sería llevado al cine. Sacks describe a la situación de los enfermos como sigue :

Estaban conscientes  pero no completamente despiertos; permanecían todo el día sentados e inmóviles en sus sillas, carentes de energía, ímpetu, iniciativa, motivo, apetito, afecto o deseo; miraban lo que sucedía  con una profunda indiferencia. No transmitían ni parecían tener sensación de  vida; eran tan insustanciales como los fantasmas y tan pasivos como los zombis.

Oliver Sacks los sometió a finales de 1960 un tratamiento con L-DOPA, un fármaco usado para el parkinson. Sorprendentemente algunos de ellos se recuperaron parcialmente: es como si volviesen a la vida saliendo de su estado de zombi, pero a los pocos meses volvieron a recaer a esa especie de limbo hasta su muerte. Recordaba el hecho, pero pensaba que había afectado a unos centenares de personas y no a millones. Si no fuese por la película Despertares esta pandemia estaría olvidada para la inmensa mayoría de las personas. Sin embargo, sus consecuencias en número de muertes fue muy superior a la producida por COVID-19, al menos hasta la fecha.

Me pregunto qué recuerdos tendremos de COVID-19 dentro de unos años. Ahora nos parece que marcará el futuro, que va a haber un antes y un después. No estoy tan seguro de ello, si la pandemia va menguando y en julio volvemos a recuperar cierta normalidad, aunque dé un coletazo de forma atenuada en octubre, su efecto no será catastrófico. Un alto desempleo se prolongará al menos un año,  pero en pocos años lo habremos olvidado. Hay muchos ejemplos que ponen de manifiesto la fragilidad de la memoria colectiva, el caso que hemos contado de la encefalitis letárgica es un ejemplo. Sin embargo, si la situación actual se extiende hasta que dispongamos de una vacuna (los expertos dicen que siendo muy optimista requerirá un año) las consecuencias económicas se prologaran por años ¿Cómo evolucionará la situación? Nadie lo sabe. La respuesta nos la dará el tiempo pero dependerá de cómo actuemos cada uno de nosotros. El futuro no está escrito.

 

 

guillermo
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