Sobre el acoso escolar

El acoso escolar es un problema social emergente en nuestro tiempo. Aunque se trata de un fenómeno difícil de cuantificar, estudios recientes indican que al menos 1 de cada 10 chicos y chicas sufren, han sufrido o pueden llegar a sufrir algún tipo de maltrato verbal o físico en el entorno escolar. Si transferimos estos datos a Castilla y León, aunque suponga una mera estimación sin rigurosidad científica, se podrían contar por varios miles los chicos y chicas víctimas de esta forma de violencia.

Ahora bien, el hecho de que un fenómeno como este aparezca de forma cada vez más recurrente en nuestra vida cotidiana, fundamentalmente a través de los medios de comunicación, no debe llevarnos a concluir, con precipitación, que cada vez ocurre con más frecuencia. El incremento de las noticias sobre acoso escolar en la actualidad es también una evidencia de que está dejando de ser un problema oculto, para hacerse cada vez más visible. Lo cual, dentro de la seriedad y gravedad del problema, puede ser tomado como un signo de madurez social. Al fin y al cabo, el primer paso para afrontar un problema, es necesariamente reconocerlo.

Aunque resulta necesario reflexionar sobre el orígen del acoso escolar, no es una tarea sencilla. Como cualquier forma de violencia, identificar posibles causas de tipo social, ajenas a la persona que la ejerce, puede contribuir indirectamente a restar importancia a la autonomía y responsabilidad individual exigible en este tipo de actos. Responsabilidad que se extiende más allá de quien practica la agresión, hasta quienes la conocen y/u observan como meros espectadores, pero no actúan. Según investigaciones actuales, en el origen del fenómeno se pueden encontrar condicionantes familiares, económicos y culturales, pero también características individuales, relaciones con iguales, adicciones, exposición a violencia en los medios de comunicación, redes sociales, videojuegos y otras tecnologías de información.

Si nos centramos en las medidas necesarias para luchar contra este fenómeno, es decir en las soluciones al acoso escolar, resulta en primer lugar necesario trascender del propio nombre. Basta con prestar un poco de atención en las noticias recientes, para entender que la violencia entre niños y adolescentes ocurre también más allá del escenario escolar. Nuestros hijos e hijas ejercen, reciben y/o contemplan violencia entre iguales con frecuencia, dentro y fuera de la escuela. La violencia escolar se produce en la escuela con mucha frecuencia, porque es allí donde los chicos y chicas pasan más tiempo, donde establecen sus relaciones. Y es por ello que la escuela es el escenario ideal, fundamental, imprescindible en el que poner en marcha medidas de prevención. Pero no debemos entender que sea exclusivamente un problema de la escuela, ajeno a la familia, al barrio, o cualquier otro escenario social.

Que el acoso se produzca con frecuencia en la escuela, no debe llevarnos a descargar sobre las espaldas de los docentes la responsabilidad de terminar con un problema que trasciende la propia escuela, de la misma manera que la escuela y sus actores no pueden negarse a liderar la lucha contra esta forma de violencia emergente en nuestro tiempo.

(Publicado en El Día de León el 29 de enero de 2017)

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Sociólogo, dedicado a la docencia e investigación sobre sociología, educación, salud, discapacidad y otros asuntos en relación con la exclusión social. Trabajo en la Universidad de Salamanca. Me puedes encontrar en Twitter, Facebook, Linkedin y otras redes sociales.

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