Anda el patio político y periodístico muy soliviantado, con razón, porque los terroristas quieren vender su final como un triunfo,
…porque quieren blanquear la historia de sangre que ellos, y sólo ellos provocaron,
…porque faltan al respeto a las víctimas ignorando su dolor y el de sus familiares,
…porque no hay perdón posible si no ayudan a aclarar los cientos de víctimas que a fecha de hoy nadie sabe quién asesinó,
…porque no se puede enterrar el daños que nos hicieron durante más de 40 años, como si nada hubiera pasado,
…porque si no hay reconocimiento del dolor causado, no puede haber perdón, ni futuro.
Y digo yo, que quizá, con permiso de las víctimas del absurdo terrorismo etarra, y con todo el respeto hacia ellas, y sin pretender ofenderlas sino dignificaras, digo yo que quizá se puede sacar un aprendizaje de toda esta tragedia absurda e injusta. Digo que quizá, si algunos de los que más se desgañitan condenando con razón a los terroristas hicieran el simple ejercicio de sustituir la palabra “terrorista” por “franquista” por ejemplo, quizá, con suerte, entiendan por qué aún hoy hay personas reclamando la justicia, reparación y reconocimiento que nunca tuvieron.
Procedamos, pues:
Hay personas muy soliviantadas, con razón, porque los franquistas (pógnase aquí cualquier otra etiqueta de ideología totalitaria) vendieron su final como un triunfo,
…porque quisieron blanquear la historia de sangre que ellos, y sólo ellos provocaron,
…porque faltan al respeto a las víctimas ignorando su dolor y el de sus familiares,
…porque no hay perdón posible si no ayudan a aclarar los cientos de víctimas que a fecha de hoy nadie sabe quién asesinó.
…porque no se puede enterrar el daño que hicieron durante más de 40 años, como si nada hubiera pasado,
…porque si no hay reconocimiento del dolor causado, no puede haber perdón, ni futuro.
Las víctimas del terrorismo franquista aún hoy yacen en las cuentas sin un reconocimiento, sin un respeto, sin una cobertura pública y democrática hacia sus familiares, sin apoyo del estado a las asociaciones de víctimas, que sí tienen, con justicia y merecidamente claro que sí, las del terrorismo de ETA. No es cuestión de ideología, es cuestión de justicia.
Y cuando pensamos, o decimos sin pudor,
…que aquello pasó hace tiempo,
…que no se puede estar mirando al pasado,
…que eran tiempos complejos y convulsos,
…que lo que pasó pasó,
…que hay que perdonar y seguir adelante,
lo diga quien lo diga, deberíamos sentir lo mismo, o al menos yo siento lo mismo que cuando lo dice Otegui, o cualquier otro etarra: repugnancia.
El perdón no es olvido. El perdón es respeto, arrepentimiento, y sobre todo dignidad para las víctimas.