Eureka. Los antibióticos, el riesgo de morir de éxito. Proyecto Micromundo

Penicillium_notatum

Pocos medicamentos han salvado mas personas que los antibióticos. Se calcula que a principios del s. XX un 30 % de las muertes era como consecuencia de infecciones bacterianas.  El uso generalizado de los antibioticos desde mediados del s. XX permitió hacer frente con éxito a este tipo de infecciones.

El mérito se le atribuye a Alexander Fleming, pocos conocen que este no consiguió obtener ni un microgramo de penicilina. Ese mérito   se lo debemos al equipo liderado por Howard Walter Floreym, especialmente  a  Ernst Boris Chain (foto de abajo), Norman Heatley y Edward Abraham.

Chain

El problema es que las bacterias están aprendiendo a defenderse de los antibióticos y esto puede convertirse en un problema enorme.

Los antibióticos

Antes de la disponibilidad de los antibióticos, las infecciones bacterianas graves como la neumonía, la meningitis y la sepsis a menudo eran mortales. Los antibióticos permitieron el tratamiento efectivo de estas infecciones, lo que salvó innumerables vidas y mejoró la salud pública en general. Además, los antibióticos también han sido fundamentales en el tratamiento de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la sífilis y la lepra, que antes eran incurables o muy difíciles de tratar. Los antibióticos también se utilizan comúnmente en la cirugía para prevenir infecciones y mejorar la tasa de supervivencia de los pacientes. Sin embargo, el uso excesivo o inadecuado de antibióticos ha llevado al desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que representa un problema importante de salud pública. Por lo tanto, es importante usar los antibióticos de manera responsable y solo cuando sea necesario, para evitar la resistencia a los mismos y mantener su eficacia en el tratamiento de las infecciones. Para concienciar de este riesgo y fomentar la afición a la Ciencia

Su descubrimiento

El descubrimiento y aplicación de los antibióticos, como tantos otros, es fruto del trabajo de muchos investigadores, aunque se le asocia (en mi opinión de forma desproporcionada) a Alexander Fleming. Este, en 1928, al entrar en su despacho observó que en unas de las placas de Petri que había dejado sobre la mesa estaba cubierta por un hongo (Penicillium chrysogenum) pero las bacterias que contenia habían desaparecido e intuyó que este hongo podría utilizarse para combatir las infecciones (esta forma de descubrir algo por casualidad es lo que se llama serendipia). Lo curioso es que el hongo posiblemente penetro desde el jardín a través de la ventana que por descuido la había dejado abierta

Fleming llevó a cabo una serie de experimentos para investigar la sustancia producida por el hongo que inhibía el crecimiento de las bacterias, a la que llamó “factor de inhibición”. Eventualmente, identificó la sustancia activa como la enzima lisozima, que se encuentra en muchos fluidos corporales y tiene propiedades antibacterianas. Fleming también notó que otros hongos producían sustancias con propiedades antibacterianas más potentes. Sin embargo, abandonó la investigación y no consiguio fabricar penicilina por su inestabilidad, fue incapaz de purificarla y mucho menos de convertirla en medicamento. Su trabajo lo reflejo en un breve artículo y se olvidó del tema, al menos no volvió a escribir sobre ello.

Diez años después Howard Walter Floreym, leyó el artículo y vio sus posibilidades.  Lo comento con Ernst Boris ChainNorman Heatley  y se enfrascaron en una serie de experimentos que probaron, sobre ratones, el efecto antibacteriano del hongo, pero para poderlo probar sobre personas necesitarían dosis 1000 veces mayor.  La primera vez que pudieron probarlo sobre personas fue con el jardinero Albert Alexander (se dice que resultó infectado con las espinas de una rosa), mejoró rápidamente con las primeras inyecciones, pero la cantidad suficiente y no tenían forma de fabricarla en cantidad suficiente. Mejoraron el método y los cinco siguientes infectados sí acabaron por curarse. Aquel verano, la revista The Lancet publicaba los resultados de estos experimentos. Pero, en pleno esfuerzo bélico, ni las autoridades ni la industria química británica apostaron por la producción masiva de penicilina. Así que Florey y Heatley volaron a EE UU, y en noviembre de 1941 el estadounidense Andrew Moyer, con la ayuda de Heatley, simplificaba el proceso para obtener penicilina, multiplicando por 10 la cantidad de antibiótico obtenido de la fermentación. Para 1943, ya se comercializaban ampollas de penicilina. Pero la fabricación masiva de penicilina se debe a Pfizer (la misma farmacéutica que ha fabricado una de las vacunas más exitosas contra la Covid 19), entonces dedicada a fabricación de bebidas de cítrico. Consiguió un proceso de fabricación extraordinariamente eficaz que permitió la disponibilidad de una penicilina barata. El efecto fue que el uso de antibióticos incremento la esperanza de vida en 20 años para la media de la población norteamericana.

Es interesante:  https://www.youtube.com/watch?v=8hgnXq9A0a0

La resistencia a los antibióticos, un riesgo cada vez más grave.

El uso continuado de antibióticos está haciendo que las bacterias se vuelvan cada vez más resistentes a los efectos de los antibióticos. Esto es debido a la selección natural: las bacterias evolucionan para desarrollar mecanismos que les permiten resistir a los antibióticos.

La resistencia a los antibióticos es un problema grave y cada vez más extendido en todo el mundo. Se debe en gran medida al uso excesivo e inapropiado de antibióticos en la medicina humana y veterinaria. Cuando los antibióticos se utilizan de manera incorrecta, se matan las bacterias más débiles, pero se dejan las más resistentes, lo que favorece la selección de bacterias resistentes.

La resistencia a los antibióticos es peligrosa porque hace que las infecciones sean más difíciles de tratar y puede aumentar el riesgo de complicaciones y la mortalidad. Además, la falta de nuevos antibióticos en desarrollo significa que las infecciones resistentes a los antibióticos son cada vez más difíciles de tratar.

Es importante tomar medidas para prevenir la resistencia a los antibióticos, como utilizar los antibióticos solo cuando sea necesario, tomarlos exactamente según lo recetado por un profesional de la salud, y adoptar prácticas de higiene adecuadas para prevenir la propagación de infecciones.

Micromundo

Para tratar sobre los antibióticos y sus riesgos hemos contado con María Lorenzo Sánchez y Ramiro Morán Cacho, del IBFyG en el programa de EUREKA, que puedes escuchar AQUÍ o en IVoox.

El programa lo hacemos como colaboración con Micromundo, un Proyecto de investigación y docencia para el descubrimiento de antibióticos, realizado el Instituto de Biología Funcional y Genómica (CSIC-Universidad de Salamanca). Este proyecto, en el caso de la Universidad de Salamanca, se realiza desde el curso 2017/2018. En las cinco ediciones previas han participado 16 centros educativos, 84 estudiantes universitarios y 337 alumnos de Secundaria y Bachillerato.

Durante el curso 2022/2023, el proyecto está bajo la supervisión de dos profesoras de la Facultad de Biología, Beatriz Santos y Margarita Díaz, y de tres investigadores del CSIC, Ramón Santamaría, Carlos R. Vázquez de Aldana y Sergio Rincón, pertenecientes al IBFG. En el proyecto están, además, implicados 26 alumnos universitarios de la rama científica (25 del Grado en Biología y una alumna del Grado en Ciencias Ambientales), así como investigadores predoctorales y de máster que estuvieron implicados en ediciones previas como alumnos. Durante este curso se realizan  sesiones en 4 centros diferentes de ESO/Bachillerato:
IES Federico García-Bernalt, IES Calisto y Melibea (Santa Marta de Tormes),· IES Leonardo da Vinci (Alba de Tormes); Colegio Maestro Ávila.

● Instagram: @micromundousal
● Twitter: @micromundousal

guillermo
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