Eureka El reto energetico

A largo de dos programas de EUREKA (ElRetoEnergetico1 y ElretoEnergetico2)hemos tratado uno de los grandes problemas de este siglo XXI: El reto que constituye el continuo incremento de la demanda energética y sus implicaciones en calentamiento global (RetoEnergeticoAvila2015).

El pasado año 2015 fue el más cálido desde que existen registros, que arrancan en 1880. Además, el último mes de diciembre de 2015 fue el más cálido de los últimos 136 años. Así lo indica la NOAA, uno de los referentes internacionales en el seguimiento del proceso de calentamiento global que sufre el planeta, que concluye que durante 2015 la “temperatura promedio global” de las superficies terrestre y oceánica estuvo 0,9 grados Celsius por encima del promedio del siglo XX. Además, la desviación respecto a todo el periodo del que se tienen registros (1880-2015) también fue la mayor jamás registrada. El anterior récord se registró en 2014. Además, la NOAA añade que “diez meses del 2015 tuvieron temperaturas récord”.

Líderes representantes de la mayoría de los países del mundo reunidos en París en la Conferencia sobre el cambio climático firmaron el 11 de diciembre de 2015 un Acuerdo para hacer frente a la amenaza que constituye el cambio climático. El acuerdo en su artículo 2 establece como objetivos:
• Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático;
• Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;
• Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero

La demanda energética continuará incrementándose en los próximos años, en gran medida por el aumento de la población mundial y por el acceso a mejores condiciones de vida de una parte importante de la población que vive en condiciones de pobreza energética. La energía se consume en el transporte, en generar electricidad, en la industria, etc. La necesitamos para mantener unas buenas condiciones de vida. Pero el consumo energético por habitante esta injustamente repartido: una parte importante de la población mundial consume por habitante el equivalente a de 200 litros de petróleo al año, el equivalente a una bombilla 100 watios encendida todo un año. En otros países el consumo medio supera en 100 veces esta cifra. Europa depende casi totalmente de fuentes de energías externas, y está situación continúa empeorando. Nuevos hechos, como la obtención de gas y petróleo por fracking (o fractura hidráulica), están modificando el panorama energético mundial de forma impredecible. La mayor parte de la energía que utilizamos procede de combustibles fósiles, y no hay duda de que son responsable en gran medida del calentamiento global al que estamos asistiendo cuyas consecuencias pueden ser desastrosas ¿Qué podemos hacer? ¿Serán las energías renovables la solución? ¿Podemos prescindir de la energía nuclear?En España, según datos del Ministerio de Industria y Energía, el consumo de energía primaria en 2014 se distribuyó como sigue: Petróleo 43%, Gas natural 20%, Nuclear 12,6%, Carbón 10%, Eólica y solar 6,5%, Hidráulica 2,8%. De la energía primaria aproximadamente la tercera parte se consume en el transporte, otra tercera parte en generar electricidad y el resto en múltiples usos: industria, calefacción, etc. Si nos referimos exclusivamente a la energía eléctrica el consumo en 2014 se distribuyó como sigue: Energía Nuclear 22%, Eólica 20,3%, Gas, cogeneración y biomasa 19,7%, Carbón 16,5%, Solar 5,1 %.
En el Mundo el 33% de la energía primaria procede del petróleo, el 30% del carbón, el 24% del gas, el 7% es hidroeléctrica, el 4,5% es Nuclear y solo el 2,5% es de fuentes renovables.
La potencia eléctrica instalada y energía consumida dentro de un mismo país no es lo mismo, de hecho, pueden diferir mucho. Por ejemplo: En España la potencia eléctrica instalada en energía eólica en 2014 era el 22,3%, la de origen nuclear era la tercera parte (7,7%). Sin embargo, las nucleares produjeron más energía que los aerogeneradores

Según Red eléctrica española hay varios factores que hay que tener en cuenta en las fuentes renovables:
a) Variabilidad de la producción renovable e incertidumbre en la predicción.
b) La producción de energía eólica presenta algunas singularidades, derivadas fundamentalmente de su carácter no gestionable, que obliga a disponer en el sistema de reservas de potencia suficientes en todo momento, procedentes de otras fuentes de energía.

El sistema eléctrico es español está poco integrado con el resto de Europa, aunque ha mejorado recientemente con una nueva conexión soterrada con Francia. El coste de la energía eléctrica en España podría reducirse mejorando estas interconexiones. Otro factor que contribuiría a reducir el coste de la electricidad es hacer uso de las posibilidades de los nuevos contadores que permiten asociar los consumos a momentos de menor demanda, y por tanto de menor coste. No obstante, la mejor medida es el ahorro, especialmente los de trasporte, que es el sector que consume más combustibles fósiles. Reduciendo la velocidad de nuestro coche un 10% conseguiremos mucho más ahorro que sustituyendo las bombillas tradicionales por las nuevas leds de bajo consumo, aunque usar estas bombillas es aconsejable (a diferencia de las anteriores bombillas de bajo consumo que constituyó un auténtico fiasco).
Un reactor nuclear de potencia estándar (1000 megawatios), suficiente para abastecer las necesidades eléctricas de una ciudad de un millón de habitantes, consume unas 20 toneladas de uranio al año. Este uranio va en elementos combustibles, que lo forman un conjunto de tubos en cuyo interior van pastillas de óxido de uranio. Un elemento combustible permanece cerca de 5 años en el reactor, tras ese tiempo se saca del reactor y se considera combustible gastado. El que estos elementos sean residuos o no dependerá lo que se haga con ellos pues conservan todavía un alto poder energético si es reprocesado.
En España existen 7 reactores nucleares en funcionamiento, un reactor parado, Sta M. Garoña de incierto futuro, y dos cerrados, en proceso de desmantelamiento. El combustible utilizado se ha ido almacenando en piscinas junto a los reactores o, en el caso de Trillo, en contenedores de un altísimo coste, también junto al reactor. El combustible de Vandellós I (cerrada) se envió a Francia y se recicló reduciéndose a unos pocos metros cúbicos de residuos de alta actividad vitrificados por los que se pagan 60 000 euros al día, hasta que se traigan a España. En el parlamento español estudió el asunto del combustible gastado y estos residuos almacenados en Francia y se llegó a la conclusión por práctica unanimidad de que la mejor solución era construir un almacén temporal centralizado (ATC). Este combustible se almacenaría unos 50 años y en ese tiempo se podría decidir si reciclarlo o considerarlo residuo radiactivo. Se realizó un concurso en el que varios pueblos se ofrecieron a albergarlo, resultando elegido el municipio conquense de Villar de Cañas . Pero a pesar de tener la autorización del Consejo de Seguridad Nuclear y de haber realizado una gran inversión el proyecto está pendiente de decisiones políticas.

La situación energética está plagada de incertidumbres y amenazas:

  • Es previsible un aumento mundial de la demanda energética del 50% en 20 años.
    La Union Europea importa más del 50% de la energía que consume y sigue aumentando.
  • La mayor parte del petróleo/gas de la UE procede del Golfo Pérsico, donde están localizadas más del 70% de las reservas mundiales de petróleo. El gas procede de Rusia y norte de África.
  • Las reservas convencionales de gas y petróleo se están agotando, pero el fracking (fractura hidráulica) y el oil shale (petróleo de esquisto) están cambiando el panorama energético mundial
  • Los combustibles fósiles producen gran parte del denominado efecto invernadero.
  • Es previsible un aumento del uso de la electricidad en el transporte, pero eso no implica necesariamente una disminución de las emisiones de CO2, todo dependerá de cómo generemos la electricidad con la que alimentemos nuestros coches eléctricos.

Según el documental “Diez mil millones” para el año 2100 se necesitará generar del triple de energía que en la actualidad. Para hacer frente a esta demanda se necesitará: 23000 reactores nucleares o 14 millones de molinos de viento, o 36 000 millones de placas solares o 36 000 centrales de combustibles fósiles.

Parece el crecimiento de los combustibles fósiles es inevitable, las llamadas energías renovables pueden desempeñar un papel relativamente importante, pero su contribución será pequeña, y la energía nuclear esta por la mitología catastrofista que la rodea. Quizás nuevos descubrimientos, en particular y a largo plazo el desarrollo de la fusión nuclear puedan hacer frente al calentamiento global, aunque si las medidas no se toman ya puede que sea tarde.

guillermo
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