Coronavirus COVID-19 ¡que no cunda el pánico!

Estamos ante una pandemia, es decir una epidemia que se propaga por un gran número de países. No es la primera que hemos vivido una pandemia, ni es la mayor (recuerden la del VIH -SIDA-  o la Gripe A).  Hay epidemias en el mundo (ébola, cólera o la eterna malaria) con más mortalidad que algunas de las pandemias, pero el hecho de que los más afectados sean países pobres las hace mucho menos mediática que la actual COVID-19 (Causada por el coronavirus  SARS-CoV-2).

[Además de este post, puede escuchar nuestro programa EUREKA en IVOOX]

¿Qué hace diferente COVID-19 de pandemias anteriores?

Estamos ante la primera pandemia que se trasmite en tiempo real, como si de un espectáculo mundial se tratase y, además de las fuentes tradicionales, hay otras que tienen más impacto (por ej.: los whatsapp de “gente de confianza” tienen más repercusión con los comunicados oficiales). Las redes sociales y la trasmisión instantánea de la información nos hacen más sensibles que en otras anteriores.

Está afectando sobre todo al mundo desarrollado. China, origen del virus, ha sufrido grandes epidemias no hace tantos años, pero no era la potencia que es ahora. La dependencia de otros países de la gran fábrica del mundo se ha puesto en evidencia.

Estamos ante un mundo más sensible a las desgracias (menos resiliente). Esto es bueno. La parte negativa es que nuestra sensibilidad no trata a toda la adversidad por igual. Por ejemplo (según la OMS): Cada año, más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco (7 millones debido al consumo directo y alrededor de 1,2 millones a consecuencia de la exposición involuntaria al humo del tabaco). Imagínese que se informa en tiempo real el número de personas que está en una UCI, con un respirador, como consecuencia de haber consumido tabaco.

El coronavirus SARS-CoV-2 se trasmite rápidamente. Imaginemos una ciudad de 256 000 habitantes con 1000 afectados, si el número de afectados acumulados se duplica aproximadamente a la semana significa que en 8 semanas habrá 1000 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 = 256000 afectados (total la población) y a partir de ahí la epidemia se extingue. No queda nadie que pueda ser afectado. El problema es que si durante este proceso tan rápido un porcentaje relevante requiere  atención hospitalaria llegará un momento que se superará la capacidad de asistencia del sistema sanitario. Si se aumenta el periodo de trasmisión, aunque al final las personas afectadas sean las mismas, una parte de los afectados se recuperan y pueden abandonar el hospital dejando espacio para los nuevos afectados. Esa es sustancialmente la interpretación de la ya famosa curva que se muestra debajo.[Naturalmente el modelo exponencial descrito es una absoluta simplificación, que ningún matemático utilizará en un estudio real, pero es bastante clarificador]

curvaepidemia

Lo ideal es conseguir que cada afectado contagie a menos de una persona y de esa forma la epidemia se extinga sin afectar a una proporción importante de la población. Hay países que lo han conseguido, como la propia China o Corea del Sur.  De hecho China, en su conjunto, no ha sido muy afectada, han conseguido restringirla a la región de Hubei, cuya capital es Wuhan.  Otros en cambio estamos muy alejados de este valor como se puede ver en la figura 2 (“effective reproduction no”) . En España está momentáneamente entre 2 y 4.5, muy por encima del límite 1, representado por trazos
cov19r

(Fuente: Temporal variation in transmission during the COVID-19 outbreak. Consultada 2020-03-13).

La letalidad

La mortalidad es uno de los asuntos más preocupantes de una epidemia. Para entender este problema lo mejor es expresar la mortalidad en términos relativos: fallecidos cada millón de habitantes.  Este dato se muestra en la tabla que sigue (obtenida de El País el 2020-03-12, seguro que los datos para algunos países, como España, serán peores cuando lea esto)

letalidad

Puede impresionar pero no es China la más afectada en términos relativos, es el minúsculo San Marino.

Otro factor fundamental es ver cómo ha evolucionado la letalidad (total de muertes entre total de afectados). Por ejemplo, España y Corea del Sur, por ahora tienen una letalidad parecida. Sin embargo, tanto Corea del Sur, como China, la han reducido drásticamente (aunque en Corea podría resurgir pues tiene un foco nuevo). Puede llamar la atención que en Corea del Sur, con la misma muertes cada millón de habitantes, la letalidad es mucho menor que la que se da en Italia o España. La razón es que en Corea se conoce mucho mejor el número de afectados pues se han hecho muchas más pruebas. Con este criterio, en España e Italia probablemente el número de contagiados sea el triple de los que dan las cifras oficiales (no porque se oculten, simplemente no se han hecho muchos análisis y esta enfermedad en mucha gente no se manifiesta o lo hace de forma leve). Esto tiene una parte buena: la letalidad real se aproximaría al 0.6% y no el 2 o 3%.

evolucioneneltiempo

Un factor importante de COVID-19 es que la letalidad está asociada a grupos de riesgo muy concretos, particularmente personas mayores con enfermedades previas. Si nos concentramos en estos grupos la letalidad probablemente estaría no muy lejos de la gripe común.

Más  matemáticas y menos emociones

La lucha contra una pandemia es un trabajo multidisciplinar y las matemáticas (incluyendo la estadística) forma parte de los medios para afrontar el problema. Las  decisiones deben se tomarse con un análisis de datos , empleando técnicas estadísticas muy conocidas (y otras mas novedosas como Machine Learning) para dimensionar el  problema de forma objetiva.  Hay grupos en España trabajando en este sentido (por ej.: la URV y Unizar han desarrollado un modelo que permite extender las predicciones a cuatro días vista). Naturalmente son estimaciones que dan una idea de lo que puede suceder para ayudar a tomar medidas.

Debemos comparar para dimensionar y valorar los efectos colaterales que pueden ser peor que el propio coronavirus. El pánico es el mayor enemigo.

En todo el Mundo se han producido en este momento (2020-03-13 8:00) unas 5000 defunciones por COVID-19. Según la OMS: en 2017, hubo unos 435 000 muertes por malaria en todo el mundo, la mayoría (266 000) niños menores de 5 años (¡pero es el tercer mundo!). Si nos referimos a España vean en la figura que va al final las cifras de fallecimientos por distintas enfermedades en un año.

Estamos ante una situación seria, pero hay que relativizarla. No es la mayor pandemia conocida, aunque si es la primera que es trasmitida en tiempo real. No es descabellado pensar que a final del año 2020 las muertes en el mundo serán inferiores a años anteriores pues la contaminación, que mata a millones de personas, y la trasmisión de enfermedades (las medidas que se están tomando evitan no solo el contagio del SARS-CoV-2) se haya reducido temporalmente.

La mayoría de los que resulten portadores del SARS-CoV-2, si se manifiesta la enfermedad COVID-19 lo hará de forma leve.  Una parte requerirá atención hospitalaria, de ellos  una fracción pequeña morirá. Este riesgo afecta especialmente a personas ancianas que ya padecen otras enfermedades. Esto no es particular de COVID-19, la gripe común también tiene este riesgo, aunque su virulencia es sustancialmente menor que la de COVID-19. Quien esté interesado en información especialidad puede consultar revistas solventes como LANCET.

La mejor forma de lucha es la individual, apoyada en las indicaciones de la autoridades sanitarias.   No vale enviar los niños a casa, y que esos mismos niños (afortunadamente bastante resistentes al SARS-CoV-2, al menos con los datos publicados)  se reúnan en los parques vigilados por los abuelos. Las autoridades políticas deben dar ejemplo y tomar las decisiones que sean necesarias con el soporte de los expertos.  Los ciudadanos debemos seguir las autoridades sanitarias (Ministerio Sanidad y OMS)  en quienes debemos confiar (por encima de fuentes no oficiales como es este post).

Esto no son vacaciones

Durante un tiempo las relaciones sociales y encuentros presenciales tenemos que restringirlos, pero no podemos limitarnos a seguir la trasmisión de la pandemia minuto a minuto. Una parte importante de las actividades pueden continuar de otra forma. Tenemos muchas herramientas para afrontar estas situaciones. En particular, en la enseñanza (en el sector que estoy), que afecta a más de 12 millones de personas la enseñanza y el aprendizaje no puede parar. Otras actividades podemos retrasarlas, y recuperarlas: quizás no es ninguna tontería celebrar las fallas o la feria de abril en junio o julio (aunque sea por la noche).

Otra enseñanza que debemos aprender que hay partes del mundo ignoradas que viven en una epidemia permanente.

P.S. Hace unas horas se ha anunciado la implantación del “Estado de Alarma”, todos los españoles debemos tener claro quien es el enemigo. Todos estamos en el mismo frente.

mortalidad en españa

 

 

 

guillermo

Una respuesta para Coronavirus COVID-19 ¡que no cunda el pánico!

  1. Chelito 2020/03/12 en 9:53 pm #

    Ooooleee tú!!!!

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