Residuos y Centrales Nucleares

Elemento Combustible (ASCO I)

Elemento Combustible (ASCO I)

Cuando los criterios técnicos son ignorados.

Vivimos en tiempos donde las noticias relevantes se diluyen “como lágrimas en la lluvia” y las anecdóticas adquieren tintes trascendentes para esfumarse en unas horas. Esa sensación tuve el pasado 27 de diciembre cuando el Consejo de Ministros de España aprobó el 7º Plan General de Residuos Radiactivos que conllevaba el cierre de las Centrales Nucleares españolas entre los años 2027-2035, y otras decisiones de gran calado. Las consecuencias económicas, ambientales y técnicas se extenderán durante decenas de años y ha pasado prácticamente inadvertida. Es una de esas decisiones que exceden claramente a quien gobierne en un momento determinado en las que debe imperar sobre todo los criterios científico-técnicos y, como veremos, no ha sido así. Lamentablemente ha ocurrido el peor escenario de los que conté hace unos años:   Cementerios nucleares for dummies (Naukas 13-08- 2015).

La situación actual

Imagen2Ubicación de las centrales nucleares en España.  Ministerio Transición Ecológica y Reto Demográfico

En España existen siete reactores nucleares en funcionamiento y tres en distintas fases de desmantelamiento ubicados en siete emplazamientos, pues algunas centrales tienen más de un reactor. Un reactor de agua a presión típico, de 1000 MW de potencia eléctrica, contiene 157 elementos combustibles, de los que cada año y medio se reemplaza un tercio, lo que equivale aproximadamente a 20 toneladas de uranio al año.

Cuando un elemento combustible ha permanecido dentro del reactor durante tres ciclos se considera combustible gastado. Si bien está clasificado como residuo radiactivo de alta actividad, este material conserva gran parte de su poder energético y podría reciclarse y reutilizarse, aunque este proceso no se contempla en España.

Hasta ahora, el combustible gastado se ha ido almacenando en cada central. Una excepción es la central nuclear de Vandellós I (parcialmente desmantelada y en fase de latencia), cuyo combustible se envió a Francia y se recicló, reduciéndose a 13 metros cúbicos de residuos de alta actividad vitrificados. En 2014 debían haber sido devueltos a España. Hasta que regresen, seguimos pagando una penalización del orden de ¡100 000 euros al día!

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El combustible irradiado generado por las centrales españolas hasta finales de 2023 ocupa un volumen de aprox. 8 700 metros cúbicos que, una vez guardados en contenedores adecuados, cabrían en una nave del tamaño de un campo de fútbol.

Este material ha generado 2,2 millones de GWh, lo que representa alrededor del 25 % del consumo eléctrico español en los últimos 35 años. De no haber existido centrales nucleares en España, el uso de carbón y gas para producir esa misma energía habría supuesto unas emisiones de CO₂ de casi 1 000 millones de toneladas.

Este combustible irradiado es en un 95 % uranio que podría reutilizase. Una pequeña parte lo forman los productos de fisión, que son los isótopos más radiactivos, pero que se desintegran en pocos años. Y también hay una cantidad pequeña en masa de isótopos radiactivos de vida larga e intermedia (aproximadamente 20 kg por tonelada) que son el componente más crítico de este tipo de materiales. Como esta vía se ha descartado, el material debe considerarse combustible gastado formado por elementos combustibles (conjunto de varillas de unos 4 m llenas de pastillas a aprox. 1 cm que en su mayor parte es uranio).

Debido a esos isótopos radiactivos, el combustible gastado se considera un residuo de alta actividad. Para su aislamiento a largo plazo es necesario enterrarlo en lo que se denomina almacén geológico profundo, donde lentamente estos isótopos vayan desapareciendo.

Pero antes de llegar a esta fase, los elementos combustibles deben almacenarse temporalmente varias decenas de años. La razón fundamental es que una vez que se extrae el combustible gastado del reactor, la desintegración radiactiva genera mucho calor, sobre todo en las primeras semanas y meses y ello requiere que esté refrigerado.

La decisión acordada entre los distintos partidos de construir un Almacén Temporal Centralizado ahora anulada.

En diciembre de 2004 el Parlamento Español, en su Comisión de Industria del Congreso de los Diputados, estudió el asunto y llegó a la conclusión de que la mejor solución era construir un almacén temporal centralizado (ATC) al que trasladar todo el combustible gastado y los vidrios de alta actividad almacenados en Francia. Posteriormente se creó una Comisión Interministerial para establecer los criterios que debería cumplir el emplazamiento del ATC y de su centro tecnológico asociado.

El ATC es una instalación robusta pero no compleja cuyo objeto principal es garantizar que el combustible gastado se mantiene almacenado al menos 60 años. No produce ningún tipo de emisiones ni apenas tendrá consumos energéticos. Una instalación análoga en Holanda está situada en un polígono industrial.

El combustible gastado se trasladaría de las centrales al ATC en resistentes contenedores desde los que se trasferiría al interior de cápsulas selladas. Las cápsulas finalmente se introducen en tubos de almacenamiento que se sitúan en celdas de hormigón. Los elementos quedarían finalmente aislados por un triple blindaje: cápsula, tubo de acero y muro de hormigón.

La instalación obviamente debería ser antisísmica, pero el lugar donde se construya no debe tener condiciones geológicas muy especiales. Naturalmente debería cumplir con las condiciones impuestas por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

La instalación de un centro tecnológico de investigación anejo sobre residuos radiactivos era un aspecto muy importante asociado a la construcción del ATC.

En diciembre de 2009 se efectuó la convocatoria pública para la selección de los municipios candidatos a albergar el emplazamiento del ATC. Hubo trece municipios candidatos, procedentes de cinco comunidades autónomas diferentes.

Si bien la mayor parte del proceso se desarrolló durante la etapa como presidente del Gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero, no fue hasta el Consejo de Ministros de final de diciembre de 2011, con el entonces recién investido Gobierno de M. Rajoy, cuando se adjudicó la ubicación para el Almacén Temporal Centralizado al municipio conquense de Villar de Cañas. El ATC tenía entonces un apoyo mayoritario a nivel municipal, provincial y autonómico, al coincidir al frente de todos esos ámbitos el Partido Popular.

Parecía que los políticos se habían puesto de acuerdo en un tema que afectaría a varias legislaturas. Pero años después todo resultó ser un espejismo.

Tras unas nuevas elecciones en Castilla-la Mancha, un gobierno de coalición, presidido por E. García-Page, se desentiende del acuerdo que alcanzaron sus predecesores y recurre a diversas maniobras legales para paralizar el proyecto, como fue declarar en 2015 parte de la finca donde se construirá el ATC zona de especial protección para las aves (ZEPA), posteriormente anulada en 2020 por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.

En 2018 la misión internacional ARTEMIS ratificó que la mejor opción para almacenar este material seguía siendo la construcción del ATC, viendo en ese punto una fortaleza destacable del programa español de gestión de residuos radiactivos. Los estudios para construir el ATC en Villar de Cañas continuaron, al igual que los litigios.

Marcha atrás: siete almacenillos en vez de un almacén y un millón de horas de ingeniería tiradas

Después de varios años y un gasto de varios millones de euros, en julio de 2018 el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) pide al CSN que interrumpa su evaluación, casi terminada, de cara a la concesión del permiso de construcción (un consejero del CSN declaró que faltaban 15 días para dar la autorización). En el proyecto había trabajo centenares de técnicos que habían invertido alrededor de un millón de horas. Imagino como se habrán sentido al ver ignorado su trabajo.

Tras más de cuatro años de paralización, finalmente el 27 de diciembre se cierra esta vía. Lo que ha ocurrido con la aprobación del 7º Plan de Residuos y se opta por construir siete almacenes temporales individuales (ATI), uno en cada central nuclear. Allí permanecerán (así se dice) al menos hasta 2073 donde supuestamente se dispondrá de un Almacén Geológico Profundo en el que serán enterrados definitivamente. Si algo tan sencillo como el ATC no ha habido acuerdo ¿la habrá para el AGP?  Decenas de años después de cerradas las CC NN y haya que diseñar el AGP ¿Qué experiencia tendrán los técnicos que diseñen el proyecto?
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Comparativa de los costes totales para el periodo 1985-2100 del 6º PGRR, que recogía un solo almacén temporal, y del 7º PGRR, con siete almacenes.  Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico

En la solución centralizada, los emplazamientos de las centrales nucleares una vez clausuradas quedarían libres para otros usos. Ahora deberán permanecer indefinidamente como emplazamientos nucleares con zonas de acceso restringido, al menos hasta 2073, me temo que será mucho más tiempo. Esta decisión supondrá un sobrecoste de varios miles de millones de euros. En concreto: La diferencia entre el 6º Plan de Residuos y el nuevo implica un sobre coste de 10,14 miles de millones de euros, con un sobrecoste del 56%.

Además, al perder el ATC y su centro tecnológico de I+D se complican innecesariamente los problemas de seguridad, ya que habrá que construir una instalación donde poder manipular los contenedores de combustible gastado, para su mantenimiento y eventual reparación, pudiendo necesitar traslados temporales entre los almacenes. Al respecto el 7º Plan se dice que se construirá una en 2031 pero no se dice dónde. Es decir: Se deja el problema sin resolver.

Otro tanto ocurre con la protección física y ambiental, cuya complejidad se multiplica también por siete.

Además, habrá que construir un nuevo almacén temporal en el emplazamiento de Vandellós I (se dice que estará operativo en 2027) para poder retornar a España los residuos de Francia (mientras tanto se pega una penalización de 100 000 euros al día por solo 14 m3 de residuos alta actividad, lo que cabe en una habitación).

Uno de los consejeros del CSN, el prof. Dies (catedrático de Ingeniería Nuclear y reconocido internacionalmente en el campo nuclear) presentó un voto contra la aprobación del Plan considerando que la opción de 7 ATI frente al ATC era muy inferior técnicamente. Esta opinión coincide con la mayoría de los expertos.

Lo curioso es que en el propio 7º Plan General de Residuos Radiactivos se reconoce implícitamente que la solución no es la apropiada y que se toma por razones políticas: Tras la consideración de las alegaciones formuladas durante el periodo de información pública y consultas, se han puesto de manifiesto las dificultades que se plantean para lograr el necesario grado de consenso social, político e institucional para la construcción de una instalación de esta naturaleza, por lo que se considera inviable disponer de un ATC. Es decir, se ha elegido esta opción que se sabe peor y más cara. Naturalmente, todos los extracostes asociados a esta decisión los deberá soportar el consumidor de electricidad, es decir, todos los ciudadanos.

En la nota informativa aprobando el Plan se dice que: El 7º PGRR prevé unos costes futuros de 20.220 millones de euros que, de acuerdo con el principio de ‘quien contamina, paga’ que los aportaran los titulares de las instalaciones nucleares (es decir: implicará un incremento del recibo de la electricidad). De acuerdo con ‘quien contamina, paga’, pero si ese coste es muy superior al que una gestión eficiente permitiría por razones ajenas a quienes tienen que pagarlos ¿Es justo trasferir los costes por ineficiencia? Está claro que es terreno abonado para los juristas más que para los técnicos.

El Cabril: El almacén definitivo de RMBA elegido por que nadie se opuso.

En volumen ocupado por el combustible gastado en los 7 almacenillos o ATI es muy pequeño comparado con el que supondrá el generado en las operaciones de desmantelamiento, que aumentaran cuando a su vez se desmantelen los 7 almacenillos. Para esto el 7ª Plan lo tiene claro: Se enviarán a El Cabril (provincia de Córdoba) donde ya hay un almacén definitivo para los residuos de Media y Baja Actividad (RMBA).  Se requerirá ampliarlo sustancialmente según se dice el 7º Plan: ..el análisis de la capacidad de las 28 celdas de RBMA actualmente existentes concluye en la necesidad de disponer de nuevas celdas en el año 2028, para no afectar a la planificación de operación y desmantelamiento de las CCNN y poder continuar con el normal almacenamiento de estos RR.  La construcción de las nuevas celdas se acometerá por fases, contemplándose en la primera fase la construcción de 12 celdas y, con posterioridad, celdas adicionales (en principio, 15) que se irán construyendo conforme se vayan necesitando, acorde al desarrollo de los desmantelamientos de las CCNN.

 

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El Cabril, en plena Sierra Albarrana (Córdoba). Allí irán los residuos del desmantelamiento de los CC NN.

El Cabril no es un almacén al que se haya llegado tras la búsqueda de distintos emplazamientos. Simplemente, es el que tenía en la época franquista que después se aprovechó para construir uno nuevo que se ha ido ampliando (no dudo que con las garantías suficientes). Si hubiese sido sometido a un proceso similar al ATC seguro que se habrían encontrado lugares mejores. De hecho, ENRESA en 1986 preveía la búsqueda de un segundo emplazamiento para los RMBA, pero está claro que es preferible justificar lo que existe, aunque no sea lo mejor, que enfrascarse en la búsqueda de un sitio más adecuado. Los distintos gobiernos de la Junta de Andalucía han actuado con responsabilidad y no lo han utilizado como herramienta política [Como anécdota: La casa donde paso gran parte de mi tiempo es la más próxima a El Cabril desde un núcleo urbano (Fuente Obejuna).  A unos 5 metros de donde suelo leer y escribir pasaran los camiones con los residuos del desmantelamiento de las CC NN].

La nuclear en la transición energética

En el mismo 7º PGRR, en base al actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), se contempla el cierre entre 2027 y 2035 de todas las centrales nucleares españolas que supuestamente se sustituirán por renovables. Lo mismo decía Alemania (uno de los grandes emisores de CO2) cuando decidió cerrar sus nucleares y acabaron creando una dependencia del gas ruso, con el que se pagó la guerra de Ucrania, y de la continuación en la quema de carbón, siendo en la actualidad de los mayores emisores en EUROPA de CO2

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Emisiones de CO2/energía eléctrica producida por paises en 2023 (Fuente: https://app.electricitymaps.com/map)

La experiencia demuestra que la variabilidad de las fuentes renovables obliga a complementarlas con fuentes que garanticen el suministro cuando el viento no sople, falte el agua o no salga el sol. Así se ha reconocido en el COP28.

En estos momentos la mayoría de los reactores nucleares del mundo se le está alargando la vida de los 40 años inicialmente previstos a 60 años, incluso más. Esto es así pues las centrales nucleares han hecho grandes inversiones que han mejorado sustancialmente su seguridad y eficiencia.

Las empresas eléctricas españolas acordaron con el Gobierno el cierre en el periodo 2027-35 por las altísimas tasas a las que está sometida la generación nuclear. Han manifestado reiteradamente su interés en prolongar la vida de los reactores si eso no conlleva más tasas.  La prolongación de vida implica un menor coste de los residuos generados.

En el Mundo hay la actualidad hay 58 nuevos reactores en construcción, 104 planificados en firme, y 341 centrales propuestas. Además, hay una nueva generación de pequeños reactores modulares (SNR).

Probablemente el mayor coste del cierre de las CC NN es el humano. Se perderán miles de puestos de trabajo de personal altamente preparado.

La puesta en marcha de nuevos reactores en Finlandia y Francia ha multiplicado los costes debido a la gran carencia de personal cualificado, y es que la formación no se improvisa.

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