¿Quién manda en el Mundo?

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La respuesta más sencilla sería citar a los presidentes de las grandes potencias, en particular a Donald Trump, Xi Jinping, y quizá también a Putin, por el poder de su arsenal nuclear aunque no por su influencia económica (Rusia ocupa solo el puesto 11º en PIB). Lamentablemente, la Unión Europea, con un peso económico muyo mayor que Rusia carece de una política realmente común, lo que reduce mucho su influencia real.

Los poderes de Trump  (que entiende la economía mundial como un casino)  y Xi Jinping son limitados en el tiempo. Aunque en el de Xi su intención es durar mas de 100 años y permanecer en el puesto, a ser posible junto a su amigo Putin.

Creo que lo que realmente marca nuestra vida diaria son  los gobernantes, son los avances tecnológicos. El desarrollo de los teléfonos móviles ha tenido un impacto mucho mayor en la vida de las personas en los últimos años que la acción conjunta de Trump, Xi Jinping y Putin. Y estos avances proceden, sobre todo, de grandes empresas privadas, mientras que las universidades e instituciones públicas han quedado en un papel mucho más secundario. Pensemos en la NASA, que durante décadas monopolizaba la tecnología espacial: hoy en día, SpaceX, la empresa de Elon Musk, lanza más cohetes que todos los demás países juntos, incluida la NASA.

Por ello, si la pregunta es quién manda más en el mundo, entendiendo “mandar” como influir de verdad en nuestra vida diaria, una de las mejores fuentes no son los gobiernos, sino listados como el Fortune Global 500, que reúne a las empresas con mayor facturación del mundo. En su último informe (2024) se recoge que las 500 mayores compañías generaron en conjunto 41,7 billones de dólares (trillones en inglés), una cifra equivalente a 22 veces el PIB de España y un 1,8 % más que el año anterior. En total emplean a 70,1 millones de personas y sus ingresos suponen más de un tercio del PIB mundial. En 2024 obtuvieron casi 3 billones (millones de millones) de dólares de beneficios, el segundo mejor resultado de la historia; de ellos, 1 billón provino solo del sector financiero.

El top 10 apenas ha variado respecto a 2023 pero más abajo en la lista se aprecian movimientos espectaculares, especialmente en las empresas tecnológicas globales. Meta Platforms subió 25 puestos (hasta el n.º 41), Nvidia escaló 156 posiciones (hasta el n.º 66) y la china BYD, fabricante de vehículos eléctricos, ascendió 52 (hasta el n.º 91). Mientras tanto, muchas petroleras y gasísticas descendieron, con la excepción de la rusa Gazprom, que subió 15 puestos.

Estas compañías son, en general, multinacionales: su campo de juego es el mundo entero. Muchas de ellas venden productos intangibles que funcionan desde grandes centros de datos interconectados por múltiples autopistas de comunicación, a las que ahora se suma una nueva capa global, las redes satelitales como Starlink, que funcionan por encima de nuestras cabezas y nuestras legislaciones.

Este cambio ha transformado las reglas del juego. En el pasado, los grandes proyectos estaban liderados por los Estados nacionales, mediante agencias públicas. Hoy, las empresas son las que desarrollan la tecnología de vanguardia. Basta preguntarse: ¿quién está dirigiendo la gran revolución de la inteligencia artificial generalista? Personalmente, no me parece ni bien ni mal; incluso creo que tiene más ventajas que inconvenientes, sobre todo si comparamos el papel de estas empresas con el cortoplacismo y el egocentrismo de muchos de nuestros gobernantes (y no hablo solo de España).

Hace años en una coyuntura como la actual donde los gobiernos crean enormes incertidumbres  (en una expresión popular se diría que andan como pollos sin cabeza) las bolsas estarían por los suelos y están por las nubes (¿Hasta cuando?) y no se entenderían fenómenos como las criptomonedas por las que circula una parte significativa de la economía mundial sin control de los gobiernos, probablemente con la excepción de China, cuyo gobierno seguramente está detrás de muchas de la grandes tecnológicas actuales.

En este contexto, los titulares de actualidad suelen girar en torno a asuntos anecdóticos, amplificados por tertulianos que a menudo son meros charlatanes sin conocimiento real. Eso nos distrae de lo verdaderamente importante: entender hacia dónde se dirige el mundo en que vivimos, un rumbo que marcará nuestras vidas y las de nuestros descendientes. La situación me recuerda a la película No mires arriba: un enorme cometa se acerca a la Tierra en trayectoria de colisión, faltan solo seis meses para el impacto… y la gente sigue obsesionada con las redes sociales. Los protagonistas, desesperados, se preguntan: ¿qué hace falta para que el mundo, de una vez, mire hacia arriba?

[Actualizado: 2025-9-20 11:20]

guillermo
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