¿Qué es el pensamiento humano?

¿Qué es el pensamiento humano? ¿Podremos penetrar en él?

OJSimpson

Hasta hace unos años, responder a la pregunta sobre qué es el pensamiento humano era uno de esos temas que solo podían ser abordados dentro del campo de la filosofía. Probablemente, Kant fue quien llegó más lejos en su Crítica de la razón pura. A él hace referencia el neurocientífico Rafael Yuste en su libro El cerebro, el teatro del mundo, que comienza con la cita: “Las cosas no son de por sí como las vemos… El cómo los objetos en sí mismos, independientes de la receptividad de nuestros sentidos, nos es completamente desconocido. Solo conocemos nuestra forma de percibirlos”. En su libro, Yuste realiza un recorrido accesible sobre el conocimiento actual del cerebro y especula sobre cómo surge la mente humana a partir de la actividad neuronal.

Según Yuste, el cerebro es una máquina de predecir el futuro, perfeccionada a lo largo de la evolución mediante la selección natural. En su obra también recuerda los logros de nuestro Santiago Ramón y Cajal, uno de los más grandes científicos de la historia, quien dio el primer gran salto para estudiar el cerebro científicamente desde una perspectiva biológica. Junto a Sherrington, Cajal formuló la teoría neuronal, que proponía que las neuronas actúan como entes individuales. Este modelo fue ampliado con la idea de que las neuronas funcionan de manera conjunta, y uno de los mayores avances en este campo fue la teoría de la selección de grupos neuronales de Gerald Edelman, que trata de explicar cómo el cerebro organiza el pensamiento y la conciencia.

La propuesta de Yuste me recuerda mucho a la de Karl Friston quien desarrolló la teoría del “cerebro bayesiano” y el “principio de energía libre”, que utiliza herramientas matemáticas avanzadas para modelar cómo el cerebro minimiza la incertidumbre en su interacción con el entorno. Podemos encontrar antecedentes lejanos en The Computer and the Brain (1958), del genial von Neumann quien comparó el cerebro con una computadora y exploró cómo podía entenderse utilizando conceptos matemáticos y de teoría de la información. Mas próximo al enfoque matemático son los trabajos Grossberg centrado el desarrollo de modelos matemáticos para la percepción, el aprendizaje y la memoria. Su enfoque ha sido crucial en el campo de la neurociencia teórica y la neurodinámica.  Todos estos trabajos tienen un carácter teórico

Desde el punto de vista experimental durante muchos años, el estudio del cerebro se centró principalmente en su biología, usando animales pequeños debido al carácter invasivo de las técnicas disponibles. No obstante, algunos avances significativos se lograron mediante el análisis de personas que, por diversos motivos, habían sufrido daños cerebrales. Uno de los casos más paradigmáticos y conocidos en neurociencia es el de H.M. (luego identificado como Henry Molaison), a quien le extirparon el lóbulo temporal medial, incluyendo el hipocampo, como tratamiento para una epilepsia severa. Este caso marcó un hito en la comprensión de la memoria y la función cerebral.

El caso de H.M. reveló que el hipocampo y el lóbulo temporal medial son esenciales para la formación de nuevas memorias declarativas (hechos y eventos). H.M. mostró lo siguiente:

  • Memoria a corto y largo plazo: Podía recordar a corto plazo, pero no transferir esos recuerdos al largo plazo, lo que confirmó que el hipocampo es clave en la consolidación de la memoria.
  • Tipos de memoria diferenciados: Conservaba la capacidad de aprender habilidades motoras (memoria procedimental), demostrando que esta es independiente de la memoria declarativa.
  • Conservación de recuerdos antiguos: Recordaba su infancia, lo que sugiere que los recuerdos más antiguos se almacenan en otras áreas del cerebro, como la corteza cerebral.

El caso de H.M. transformó la neurociencia al establecer que la memoria no es una función única del cerebro, sino que involucra diferentes sistemas y regiones especializadas.

En los últimos años, la llegada de técnicas no invasivas, como la Resonancia Magnética Nuclear Funcional (RMNf), ha permitido avances espectaculares, en los que físicos y matemáticos han desempeñado un papel fundamental. Uno de los libros más interesantes que he leído sobre este tema es Con ustedes… ¡nuestro cerebro! de Stanislas Dehaene, que detalla cómo ciertas neuronas se activan ante palabras e imágenes específicas. Dehaene, que es matemático de formación, también escribió El cerebro matemático, donde demuestra que los números están presentes en nuestro cerebro incluso antes de nacer.

Otro científico ampliamente reconocido en este área es el neurocientífico argentino Rodrigo Quian Quiroga, conocido por su descubrimiento de las “neuronas conceptuales”, también llamadas “neuronas de Jennifer Aniston”. En un experimento, se presentaron imágenes de personajes conocidos en Estados Unidos a un individuo, y se observó que ciertas neuronas se activaban específicamente al ver imágenes de la actriz Jennifer Aniston. Más tarde, se comprobó que las mismas neuronas se activaban al leer o escuchar su nombre, independientemente del formato del estímulo (foto, dibujo, texto). Este hallazgo demostró que estas neuronas representan ideas o entidades de manera abstracta, lo que aplica a cualquier persona, lugar o concepto que el cerebro reconozca. En su libro Borges y la memoria, Quian Quiroga utiliza el cuento de Borges Funes, el memorioso para ilustrar cómo el cerebro selecciona los recuerdos.

Recientemente se han dado nuevos pasos que van más allá de observar lo que hace el cerebro, y se han comenzado a utilizar dispositivos implantables como electrodos intracraneales para interactuar con él. En 2021, un paciente tetrapléjico logró escribir palabras a una velocidad de 90 caracteres por minuto solo pensando en el acto de escribir a mano. Las señales cerebrales relacionadas con el movimiento de la mano fueron descifradas y convertidas en texto. Este tipo de experimentos se enmarcan en el desarrollo de interfaces cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés), que traducen las señales cerebrales en comandos digitales.

Uno de los proyectos más mediáticos  en este campo está siendo desarrollado por la empresa Neuralink, fundada por Elon Musk. Neuralink está trabajando en un dispositivo intracraneal con miles de electrodos capaces de recoger señales neuronales y transmitirlas a dispositivos externos como computadoras o teléfonos móviles. En 2024, se realizaron varios implantes, incluyendo uno en un tetrapléjico de 30 años, quien, tras un accidente de buceo en 2016, ahora puede mover el cursor en su computadora.

Sin embargo, el pensamiento humano (no conozco el de los animales pero seguro que  también piensan) es mucho más complejo, ya que integra todas las sensaciones que somos capaces de percibir y recordar. Tradicionalmente, nos enseñaron que teníamos cinco sentidos, pero ahora sabemos que son muchos más, incluyendo sentidos especializados para estímulos químicos, eléctricos, mecánicos y térmicos. Borges, en su cuento Funes, el memorioso, describe cómo Funes, el protagonista, recordaba cada detalle de su vida con una precisión total, vinculando cada imagen visual con sensaciones musculares, térmicas, etc.

A partir de esta información, el cerebro crea un mapa del mundo. Cada uno de nosotros construye un mundo distinto a partir de los estímulos, aunque todos compartimos los elementos básicos, incluidos valores como el de proteger la vida de nuestro semejantes. Quizás es una de las características que nos hace humanos. Hay situaciones que nos alejan de este patrón y es cuando actuamos como grupo en defensa de una idea (normalmente inventada por alguien y seguida por muchos). Pero lo que más me llama la atención son los patrones individuales que se alejan de ese modelo del Mundo común: Mientras que la mayoría de las personas considera los crímenes como algo abominable, hay quienes no siguen ese patrón (Existen personas incapaces de empatizar con el dolor ajeno, e incluso pueden experimentar placer al ver el sufrimiento de los demás). Un caso inquietante es el de los asesinos en serie. En una entrevista en el programa Redes (del lamentablemente ya muerto E. Puntset) de RTVE, el psiquiatra que había estudiado durante años a asesinos en serie concluía que muchos de ellos son irrecuperables. Recientemente, en el programa Equipo de investigación de La Sexta, vi un ejemplo de esto con el caso de “Dinamita Montilla”, un multiasesino  que liberado gracias a la “doctrina Parot” siguió matando. Hace años, escuché al escritor y político Mendiluce, cuando se hablaba de los crímenes de ETA, y  decía que muchos terroristas eran asesinos en serie que en el País Vasco encontraban una sociedad que no solo los protegía, sino que los ensalzaba. Ese era el caso del despiadado Parot, un argelino- francés que llegó a convertirse en uno de los lideres de ETA.

Un caso particular de asesinos en serie que matan a personas débiles para “aliviarles el dolor”, son los conocidos en criminología como ”Ángeles de la muerte”. Estos suelen ser cuidadores, enfermeros o médicos que asesinan sin que, a veces,  el crimen sea evidente ¿Se creen estos asesinos la justificaciones que dan en los juicios?  Para valorar la intencionalidad tendríamos que penetrar en el pensamiento total del individuo que está lejos de la tecnología actual ¿Qué haría un jurado si descubriera que el asesino se cree su propia mentira? ¿Acabaría asumiendo como propia el pensamiento del asesino? Este es el tema de mi cuento El Dr. Shipman y LISA. Me he inspirado en el verdadero  Dr Shipman,  que llegó a matar a más de 200 de sus pacientes,  firmando el mismo la causa de la defunción permaneciendo largo tiempo impune. En el juicio argumentó que inyectaba morfina en sus pacientes para paliar su dolor.  Se suicidó sin reconocer sus crímenes.

En el cuento también esbozo la idea de la evolución de la IA y su imitación del pensamiento humano, pero eso lo dejaré para otra ocasión.

guillermo
Aún no hay comentarios.

Deja un comentario


*

Política de privacidad