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Universidad de Salamanca
Olga Barrios
Facultad de Filología
 
Desierto arena negra
Archivo | 11 mayo, 2012

Acompañarte: Arte para combatir la soledad

El Museo de Arte Contemporáneo de A Coruña propone un programa pionero para rescatar a personas con trastorno mental a través del arte que comenzó en el año 2010.  Hablan de los resultados positivos de esta iniciativa.

El Museo “se muestra satisfecho de trabajar con gente a la que se le rompió algo en el alma, en las conexiones cerebrales o en la química orgánica, por componentes genéticos, por psicosis o neurosis, o simplemente por las circunstancias de la vida, tan determinantes como el ADN, de acompañarlos para ayudarles a salir del túnel. Con un argumento muy sencillo: cada jueves, a las cinco de la tarde, tienen una cita de dos horas en el museo, para encontrarse con gente y trabajar en actividades relacionadas, de cerca o de lejos, con el arte. Grupos de 12 a 15 personas durante todo el curso escolar. Y si no han estado jamás en un museo o en una exposición, si nunca se han planteado si les gusta el arte, no importa: es el primer paso para romper el círculo, para obligarse a arreglarse, salir de casa y acudir a un sitio público a encontrarse con otros, a hablar, para reaprender a relacionarse. Es el primer paso para romper la espiral de la… a veces tristeza, a veces algo parecido a eso tan indefinido que es la locura. El arte como herramienta de inclusión social”.

María Lemos, psicóloga responsable de Acompañarte resume en qué consiste este programa: Acompañarte es un programa de apoyo social a través del arte para personas en situación de aislamiento. El concepto de salud incluye no solo la salud física y la mental, sino también la salud social. Porque entre las condiciones objetivas externas que influyen en la calidad de vida, y que contribuyen a mejorar el estado psicológico de las personas, destaca el tipo y la calidad de los contactos sociales”.

Además, sigue contando:  “Es que hay gente que se pasa ocho y nueve horas al día sin hablar con nadie, gente que no recibe ni una llamada telefónica en una semana, y así un mes tras otro. El ser humano es un ser social. Les hacemos ver que no se puede vivir solos. Y cuando alguien falta un jueves y le llamamos por teléfono para interesarnos, para saber por qué no ha venido, es impresionante porque se quedan muy sorprendidos de que alguien les eche en falta, que se preocupe por ellos. Ese apoyo social percibido es crucial para que ganen en autoestima y, por tanto, para que desarrollen sus habilidades sociales. El curso, como ellos lo llaman, no solo les obliga a arreglarse y salir de casa, sino que les aporta material para su vida cotidiana, así ya tienen también algo que contar”.

El otro sicólogo del programa, Jesús Rodríguez, añade: “Usamos las obras de arte (…) como medio, para desarrollar habilidades sociales, y muchas piezas de arte contemporáneo son perfectas para trasladar la idea de que no todo es unívoco, de que no hay una sola realidad, y que todos podemos reinventarnos. Es un complemento de la intervención clínica; sentirte acompañado ayuda a sentirte mejor, tratamos de que se perciban formando parte de un grupo social, que a partir de una actividad sean capaces de crear un grupo de relación (…). El museo es un espacio muy normalizador, mucho más que un centro social, un hospital, una consulta clínica. Es un espacio nada agresivo, sin ninguna connotación terapéutica. Un espacio agradable que no te juzga. Donde hay conferencias, conciertos, inauguraciones… Se trata de que el museo les sirva para engancharles de nuevo a la sociedad”.

Una de las personas que asiste a este programa relata los beneficios de esta experiencia: “Había sido una fregona toda mi vida. Había dado todo por los demás. Me lo comía todo, no era capaz de expresar mis sentimientos. Y cuando caí enferma, perdí todo. Amigos y familia me fallaron. Me vi sola, y eso dolió mucho. Caí muy abajo. Pero aquí, en el museo, he hecho amigos nuevos. Llevo dos años viniendo los jueves. Tener esa cita semanal se convirtió en mi única ilusión. Aquí me valoran y me han enseñado a valorarme. Ahora sé quién soy, y eso también me hace estar mejor con mi marido. Llevamos 22 años juntos y me dice que soy una Lourdes desconocida, distinta”.

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FOTO: Azucena y Lourdes, dos de las mujeres que han tomado parte en el programa ‘Acompañarte’. /JUAN MILLÁS

 

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