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Universidad de Salamanca
Miguel Ángel Aijón Oliva
But just say the word
 

Lo primero es lo primario

 

Los dobletes léxicos constituyen un resultado curioso de la evolución histórica del español. Una misma palabra latina ha dado como resultado dos diferentes en nuestra lengua, que podemos considerar hermanas mellizas. Una de ellas se parece mucho a su madre, ya que no se vio sometida a la evolución fonética natural en el romance hablado por el pueblo en la Castilla medieval, sino que se adoptó como préstamo culto más adelante (como haríamos hoy en día con cualquier término del inglés). La otra, en cambio, sí se ha utilizado desde los primeros tiempos y, por ello, ha adquirido los rasgos de “personalidad” del castellano que la diferencian de su origen. Y, así, tenemos casos muy conocidos como AURICULAM ‘orejita’, que dio oreja, pero después se adoptó como aurícula para designar una parte del corazón que parecía una oreja; DIRECTUM, que dio derecho y también se copió como directo; o CLAVEM, que se convirtió en llave y a la vez nos ha llegado como clave. Hay también algún caso raro de triplete (o, si se prefiere, de hat trick), como el del adjetivo ROTUNDUM, que nos ha dado rotundoredondo, pero también rotonda (si bien, en este caso, a través del italiano).

El hecho de que la variante culta sea la que mantiene la forma latina no se traduce necesariamente en una distribución socioestilística análoga en la actualidad; es decir, puede parecernos más “culta” la forma que en realidad pertenece al léxico popular, como ocurre con raudo frente a rápido, o con hastío frente a fastidio; incluso se podría señalar que un banquero gana más que un bancario, por mucho que sea este último el que se ha quedado con la terminación latina. Lo normal es que se mantenga cierta relación de significado entre los dos miembros del doblete: un terreno plano es a la vez llano; una persona delgada suele parecer delicada; el caldo suele tomarse cálido; un minuto es algo muy menudo; antes de comprar hay que comparar precios; un benefactor y un bienhechor vienen a ser lo mismo; un soltero puede ser, aunque no necesariamente, un solitario. Tal relación resulta, a veces, menos transparente: la tradición y la traición tienen que ver en el hecho de que en ambos casos hay algo que “se traspasa” o “se vende” de unas personas a otras.

Junto a todo ello, podríamos preguntarnos por qué hay palabras aparentemente muy cotidianas que, sin embargo, son cultismos y han llegado hasta hoy con su forma latina prácticamente inalterada. Si estas palabras hubieran sido siempre de uso común, deberían haber experimentado las evoluciones fonéticas naturales y, en todo caso, haber dado lugar a dobletes como los mencionados anteriormente, en los que cada miembro se especializara en un significado parcialmente distinto. Aquí se proponen algunos ejemplos de dobletes que aumentarían el caudal léxico del español y su capacidad de expresar matices semánticos. La variante popular se ha formulado teniendo en cuenta las soluciones más habituales en la evolución desde el latín. La definición del término culto coincide con la acepción más básica que actualmente propone el DLE, mientras que la del patrimonial corresponde a un sentido derivado, en ciertos casos propuesto por mí mismo a partir de las propias sugerencias fonosimbólicas de la palabra:

Columna: f. Soporte vertical de gran altura respecto a su sección transversal.
Coloña: f. Artículo de un colaborador o redactor publicado en la prensa, pretendidamente humorístico y con abundancia de errores ortográficos y gramaticales, junto a un uso anárquico de los signos de puntuación.

Culto, a: adj. Dotado de las calidades que provienen de la cultura o instrucción.
Cucho, a: adj. Que posee grandes conocimientos por poner atención a todo lo que oye. Probablemente influido a su vez por ducho, de DOCTUM.

Examen: m. Indagación y estudio que se hace acerca de las cualidades y circunstancias de una cosa o de un hecho.
Ejambre: m. Prueba oficial para el acceso a plazas de funcionario. Por extensión metonímica, aplícase a la multitud de personas que normalmente acude a dichas pruebas.

Familia: f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
Hamija: f. Grupo de amigos escasamente preocupados por la ortografía y que celebran fiestas sin mascarillas ni medidas de seguridad, porque han sufrido mucho durante la pandemia.

Fecundo, a: adj. Que ha procreado.
Hegundo, a: adj. Dícese del profesor e investigador universitario que publica varias decenas de artículos y libros al mes, con vistas a no quedar segundo en las pruebas de acceso a cuerpos docentes.

Música: f. Melodía, ritmo y armonía, combinados.
Mosca: f. Ruido rítmico que suena a altísimo volumen en viviendas anejas a la propia y a horas intempestivas. La introducción de este término producirá homonimia con mosca ‘insecto díptero’, de MUSCAM.

Ridículo, a: adj. Que por su rareza o extravagancia mueve o puede mover a risa.
Redejo: m. (por recategorización). Situación risible que se produce cuando un miembro de una pareja pretende abandonar al otro, el cual ya lo había abandonado previamente.

 

 

maaijon

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