Es habitual quejarse de que el niño no me come, y además ahora nos quejamos de que este blog no nos tiene la fuente Verdana. Se ha hablado de dativos éticos, de interés o commodi-incommodi, entre otras denominaciones que a menudo recubren diferencias conceptuales y que yo mismo no sabría distinguir sistemáticamente. Como me fastidia un poco esta obsesión de los lingüistas por ponerle nombres rimbombantes a todo lo visible y lo invisible, yo prefiero hablar de indexación de participantes no prefigurados en la estructura eventiva por medio de clíticos de dativo. Mucho más simple y claro, sin duda. Se trata de incluirnos a nosotros mismos o a otros en la cláusula cuando no se nos espera (no se nos prefigura cognitivamente), como una especie de complementos indirectos que, en realidad, son simples indexaciones discursivas. Recurrimos a los rasgos de una función central (indexable en el verbo por medio de clíticos), pero a la vez menos central que el sujeto y el objeto directo, para indicar que algo nos incumbe o nos afecta de alguna manera, sin llegar a precisar claramente el papel semántico que desempeñaríamos en ese evento que no ha pedido un objeto indirecto.
Y así, el otro día, alguien a quien conozco le dijo a otra persona: “Esta noche te empieza Supergirl“, refiriéndose a un estreno de televisión; y ahí queda, breve, átono y sin embargo potente, ese te que, desde un punto de vista gramatical, no viene muy a cuento, pero cuyo valor discursivo-pragmático seguramente puede ser explicado (y sentido) por cualquier hispanohablante. Ahora bien, ¿se fija el resto del mundo en estas cosas, o solo me ocurre a mí? Ahora siento más compasión por los que crecieron hablando inglés: ellos pueden go like oh my God, pero nunca podrán entender del todo el mundo de sensaciones que proporcionan los clíticos verbales.
Otros ejemplos, tomados del corpus MEDIASA: “Si me madrugas un poquito”; “No te me vayas”; “Ahora nos los vuelven a cambiar de nombre”, este último ya fronterizo con un objeto indirecto con papel de poseedor. Porque esto de que el estatus sea propiamente sintáctico o más bien pragmático-discursivo, como casi todo en la gramática, el discurso y la cognición, es un continuum.
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