“Es que hay una contaminación en el aire que no se ve ni huele, pero sí tiene efectos sobre la salud. Es el ruido. Los ciudadanos viven rodeados de sonidos, unas veces agradables, pero otras no tanto. Los coches, el metro, la ambulancia que pasa o la música del bar de abajo influyen en la calidad de vida de las personas tanto que, en exceso, provocan, entre otros efectos, estrés, insomnio, aumentan la tensión arterial y aceleran la pérdida de audición. Los problemas físicos y psicológicos derivados de una exposición continua a un nivel de ruido elevado y continuo son algo más que meras molestias, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una amenaza para la salud de las personas, es la segunda causa de enfermedad por motivos medioambientales, por detrás de la polución atmosférica, según la organización” escribe Alejandra Agudo en su artículo “El reto de vivir en silencio” publicado hoy 5 de junio en El País (sección de Sociedad).
El artículo subraya los efectos tan dañinos que tienen los ruidos sobre la salud al tiempo que ofrece sugerencias de cómo cada un@ de nosotr@s puede evitar la emisión de ruidos que contribuyan a la contaminación acústica y al posible malestar de nuestros vecin@s o conciudadan@s. Por mi parte, como me gusta ir al cine y quiero disfrutar de la película (en lugar de sufrir durante toda su proyección), yo personalmente he decidido optar por llevar tapones para los oídos con los que logro el nivel del volumen adecuado sin sobresaltos ni molestias.
El artículo menciona que incluso “ya existe un club de hoteles silenciosos, Relais du Silence. La idea nació en Francia en 1968, y cuenta con más de 200 socios por toda Europa. ¿Su filosofía? Ofrecer tranquilidad y sosiego. Nada de fiestas bulliciosas ni música hasta las tantas. Los hoteles de este club venden denscanso, así de sencillo. ¿Hay en España? Sí, diez en diferentes provincias (Cataluña, País Vasco, Andalucía o Galicia)”.
El artículo también nos recuerda que hay una normativa en España contra el ruido que debemos conocer: “La normativa española al respecto es extensa, hay estatal, autonómica y local. Pero todas ellas tienen un denominador común, un tope que no se puede rebasar. La Ley del Ruido de 2003, trasposición de una directiva europea, fija que no se pueden sobrepasar los 65 decibelios de día y los 55 de noche en zonas residenciales, un poco encima incluso de los que aconseja la OMS, 50dBA de día y 40 de noche. Pese a las recomendaciones y las leyes, más de nueve millones de españoles soportan niveles de ruido superiores a los permitidos, según el informe Ruido y Salud (…)”. También se ofrece un GUÍA PRÁCTICA PARA AFECTADOS de la página de Juristas contra el ruido.
Un artículo altamante recomendable que puede ayudar a que entre tod@s podamos contribuir a hacer los espacios públicos más agradables y a ser más conscientes de ruidos que cada un@ puede evitar en sus propias casas por respeto a las personas con las que vivimos y a nuestr@s vecin@s. Para ver artículo completo pinchar aquí.
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