Sistema de blogs Diarium
Universidad de Salamanca
Miguel Ángel Aijón Oliva
But just say the word
 

Todo está en el diccionario, menos “cocreta”

 

En Unidad de Vigilancia Intensiva (Aguilar, 2023), Isaías Lafuente, además de recopilar varios miles de gazapos aparecidos en los medios orales durante veinte años, reflexiona sobre las tensiones entre la norma lingüística y el uso por parte de los hablantes comunes. Si bien, como hemos repetido muchas veces, una de las funciones principales de las Academias de la Lengua es determinar qué pertenece al estándar y qué no (o, si se quiere, qué está bien dicho y qué no), es evidente que el uso evoluciona y que la norma ha de hacerlo también. El problema, como también hemos sugerido, es que hoy en día la segunda parece querer ir incluso más rápido que el primero, con lo que se incorporan al diccionario o a la gramática elementos y construcciones que muchos hablantes ni siquiera somos conscientes de haber oído o leído nunca (y no porque sean exclusivos de Nicaragua o del este de Bolivia, por ejemplo).

A la vez, rasgos que siempre se han criticado desde posturas prescriptivas, y que muchos profesores de Lengua seguimos desaconsejando ante el estupor de nuestros alumnos, que los reciben y los producen con fruición en su vida cotidiana, de pronto resultan estar ya aceptados por las doctas instituciones. De tal modo que, sin saberlo, estamos mintiendo a los estudiantes y, posiblemente, incluso penalizándolos por emplear formas de expresión que oficialmente son correctas. Lafuente se dedica a revisar una serie de casos de este tipo en su último capítulo. Así, después de tantos años explicando en clase que una tragedia o una catástrofe no pueden ser humanitarias, descubrimos que desde hace unos años sí pueden serlo:

4. adj. Dicho de una situación: Que requiere de ayuda humanitaria. Crisis, catástrofe, tragedia humanitaria.

No solo entran a miles las acepciones discutibles de los términos estándares, sino también términos nuevos que no deberían haber pasado de la mala parodia del político o el administrativo, como concretizar, que lo único que aporta frente a concretar es una sílaba más y un supuesto abolengo francés:

concretizar. Del fr. concrétiser. 1. tr. concretar (‖ hacer concreto).

Está claro que el conocimiento de la norma ya no requiere tanto poseer familiaridad con la literatura y, en general, con las manifestaciones cultas del lenguaje como seguir a la RAE en la incógnita red X para conocer las incorporaciones y los indultos de cada semana. Eso, o romper directamente con Roma (esto es, con Madrid) y defender una norma alternativa a la oficial, que no nos obligue a cambiar continuamente los apuntes ni nos haga llegar a la conclusión de que, en realidad, la norma no vale nada, al igual que otras normas cada vez parecen valer menos en muchos ámbitos de la sociedad donde, además, resultan más necesarias. Prácticamente ya solo queda por incluir en el diccionario cocreta, y en realidad es como si ya estuviera ahí, porque al parecer todos los hablantes así lo creen (basta con que se lo pregunten a quien tengan más cerca). Esto es indicativo de la percepción de que hoy en día todo se admite. O todo se amnistía. Y no es del todo cierto, porque también la acepción de señalizar como ‘señalar’ sigue sin adquirir carta de naturaleza; cosa extraña.

 

maaijon

, , , , ,

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario


*

Política de privacidad
Studii Salmantini. Campus de excelencia internacional