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Universidad de Salamanca
Miguel Ángel Aijón Oliva
But just say the word
 

Hasta el infinitivo y más allá

 

El infinitivo, sin duda, goza de buena salud en el español actual, lo mismo que su hermano el gerundio. Probablemente entre uno y otro acabarán haciendo innecesarias las demás formas verbales de nuestra lengua, que son muchas, pero que, como ya hemos observado en otras ocasiones, aportan matices poco pertinentes para una comunicación automática e intelectualmente empobrecida como la que hoy en día es de rigor. La abundancia de usos del infinitivo aún censurados por la norma no hace más que demostrar que es un recurso con mucho futuro (¿se detecta, como casi siempre, la presión de cierta lengua dominante que prácticamente carece de flexión verbal?) y que pronto nuestras construcciones gramaticales no se diferenciarán mucho de las que pintorescamente se adjudicaban a los indios o a Tarzán en las películas antiguas. Poco se puede hacer ya contra el infinitivo de instrucciones, generalizado en recipientes de alimentos, prospectos farmacéuticos y puertas (recupero en la imagen un caso que me gustó especialmente, por ese insólito régimen preposicional en Empujar). Por supuesto, el uso se ve favorecido por su cuasihomofonía con el imperativo de vosotros (Salir de aquí ahora mismo), al cual aventaja por la mayor comodidad articulatoria de la -r frente a la -d, y acepta fácilmente la adjunción del clítico reflexivo, ya sea os (Sentaros y callaros de una vez) o se (en este caso, evitaremos citar el ejemplo más clásico).

Naturávila

Asimismo, se ha repetido hasta la saciedad, y con escasos frutos, lo absurdo que resulta el infinitivo como verbo principal en usos como “Señalar que…”; “Por último, dar las gracias a…”, sin que vaya precedido de un auxiliar (Tengo que señalar) o de un verbo regente de subordinada (Me gustaría dar las gracias); de algo, en fin, que demuestre que todavía nos acordamos de los paradigmas de conjugación a los que tuvimos que dedicar horas y horas de estudio en nuestra infancia. También este giro puede considerarse ya más que aceptado por el común de los hablantes, si bien es cierto que parece limitado en gran medida a situaciones en que se habla o escribe para un público relativamente numeroso y con cierta solemnidad (es decir, que, para más inri, hay que deducir que se percibe como un rasgo formal o culto). En muchas ocasiones he presentado ejemplos de él a los alumnos, y la gran mayoría no es capaz de identificarlo como algo extraño o mejorable; en una oración como “Señalar que este curso tenemos cien alumnos más”, muchos sugerirán tentativamente que el error es que no se haya especificado alumnos y alumnas. Porque es verdad que hoy estamos atentos a muchos tipos de corrección, pero no precisamente a la lingüística.

Finalmente, existe una variante contextual más moderna y que quizá todavía no ha despertado mucho interés entre los lingüistas, pero que, desde luego, parece muy característica del seudoespañol que viene. Me refiero al que podríamos denominar infinitivo de red social (alguien dará con un término mucho más técnico) y que consiste en encabezar con esta forma verbal un enunciado en el que se relata una experiencia que, según entiendo, se considera destacable, sorprendente, conmovedora, o que por algún motivo merece que alguien pierda su valioso tiempo en convertirla en un tuit o un post para que el resto de la humanidad no se vea privada de conocerla. Así, “Encontrar el libro de Lengua de Sexto después de 30 años”; “Despertarte y tener el desayuno en la cama”, etc. Imagino que tal uso procede de esas cadenas de mensajes en que un hashtag establece el contexto gramatical (#Lafelicidadconsisteen…) y cada persona ha de completar la oración con el pensamiento metafísico que se le ocurra; pero parece evidente que ha cobrado vida propia y que ya se utiliza fácilmente sin dicho contexto y sin que exista la intención deóntica o la orientación al futuro que, al menos, parecían dar cierta unidad a los diversos usos mencionados más arriba. Por lo tanto, felicitar al infinitivo por sus progresos. Descubrir que ya no hace falta conjugar el verbo principal de las oraciones. Leer este texto y comentarlo más abajo.

 

 

maaijon

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