El título de la entrada parece sacado de una película de serie B de domingo por la tarde. Pido disculpas por ello. No obstante no encuentro mejor manera de describir, con pocas palabras, lo que quiero contar a continuación. Lanzo una pregunta para empezar: ¿Tocar cuatro acordes en una guitarra, te convierte en músico? ¿Por qué hago esta pregunta? Pues bien, si la respuesta a la primera pregunta era “no”, estarás de acuerdo conmigo en mi posterior reflexión. Si fue “sí” pensemos en lo siguiente: ¿Tener a tu disposición cientos de experimentos, te convierten en buen divulgador o profesor? Aquí quería yo llegar. Puedes realizar cientos de experimentos y seguir sin calar en tus alumnos, ¿Por qué?
Un experimento interesante siempre llama la atención. Por ejemplo casi cualquier experimento de óptica suele ser llamativo: crear un arco iris, la fosforescencia…ahí un profesor no necesita el uso de unas habilidades comunicativas excepcionales. Simplemente bastaría con hacer el experimento (que salga bien) y listo, tienes a tu público ganado. Pero un experimento, a priori, sencillo y poco llamativo como puede ser explicar el concepto de fuerza aceleración, ¿puedes siplemente hacerlo? Pongamos un ejemplo: tenemos dos cajas de folios, una llena de folios y otra llena de aire. La idea será golpear una y otra con la misma fuerza, es decir, con un golpe con tu mano y ver qué pasa. Si nos ponemos en la piel del profesor poco teatrero, cogeríamos la caja vacía con una mano, la otra la arrastramos un poco, le damos un par de gollpes y listo. Aburrido. Pero pongámonos en la piel del que decide actuar un poco más allá. Cogeríamos las cajas como si ambas pesasen toneladas, nos costaría mover cada una de ellas dando la sensación que ambas tienen la misma masa. Solo al golpearlas se vería en engaño.
Ya nos lo dijo Alejandro del Mazo el segundo día de experimentos: os voy a engañar a conciencia, a ver cuánto me aguantais. No es un frase literal, pero la idea es esa. Un buen profesor tiene que tener un poco de actor o showman. Tiene que tener, como los magos, un poco de gracia para poder llevar al alumno a donde el profesor quiera, romper los esquemas mentales del alumno para que consiga aprender lo que sea. Un ejemplo que me hizo particular gracia fue el de la botella de agua y la “inversión selectiva del color rojo en el agua” en la que se veía un papel con la palabra MAGIA escrita en él detrás de una botella de agua. La letra G estaba escrita en rojo y era la única que se veía invertida. ¿Era magia? ¿O se cumplía esa inversión selectiva?*
En conclusión, creo que ya lo hablé en alguna otra entrada, todo buen docente debe tener en su haber ciertos recursos teatrales para poder mantener la atención de su público y que de esta manera las horas que pasan escuchándote, que no son pocas, sean lo más productivas que puedan.
*La respuesta al experimento es que las letras MAIA son simétricas y la G no lo es. Se invierten todas, pero solo se nota en la G.
Muy fan(de los profesores showmen y troleadores). Un profe se aprendió todos los signos del zodíaco para hacernos para demostrarnos lo crédulos q llegamos a ser, y que la astrología y la astronomía no son exactamente lo mismo. ;’)