Dejando a un lado el hecho de que no soy persona de madrugar, la visita a la planta fue lo suficientemente instructiva como para llegar a casa con alguna conclusión. En la planta se nos explicó cómo se obtiene el agua para tratarla, qué elementos se usan para limpiarla (como el sulfato de aluminio, que ya usaban los egipcios), el uso del carbón activo como filtro…nos enseñaron, además, que la calidad del agua de Salamanca es maravillosa y cómo se mantiene la red de distribución del agua.
Pero esto no fue lo que llamó mi atención. Fue un pequeño comentario nad más comenzar la explicación y otro un poco más adelante. El primero fue algo así como: “en Salamanca los jardines se riegan con agua potable”. Y el segundo: “En Salamanca se consumen del orden de 200-300 litros de agua por persona y día”. Y saltaron las alarmas, claro. Primero los jardines. Olvidando que los riegos están a la intemperie, si tienes sed por la calle y hay un jardín siendo regado, podrías beber de la boca sin problema. Las plantas de los parque de esta ciudad beben la misma agua que nosotros. Sorprendente. Y luego el segundo dato, el consumo de agua excesivo. Agua hay mucha. Aguan que podamos utilizar ya no tanto. Y nosotros seguimos desperdiciándola como si no fuese con nosotros este asunto. Un litro de Coca-Cola gasta 200 litros de agua para su producción. A mi parecer, excesivo.
Como conclusión, y sin aras de parecer catastrofista, diré que el agua es un bein demasiado preciado como para seguir malgastándolo como hacemos. Así que ayuda un poco al planeta y cierra el grifo.
Como conclusión última y para quitarle un poco de hierro al asunto, adjuntaré una foto tomado el café de después de la visita.
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