Existe controversia en el ámbito de la educación con respecto a deberes sí o no, pues los niños permanecen en las aulas el tiempo suficiente como para asimilar ideas, nuevos conceptos, practicar y en definitiva aprender. Debería ser un reto para el profesorado adaptar las tareas al nivel de los alumnos para evitar el hastío, la sensación de frustración al no ser capaces de enfrentarse a los deberes encomendados y abrir las puertas a la cooperación entre docentes, diversificar y no saturar mejoraría, desde mi punto de vista, mejoraría el rendimiento académico.
Un recurso novedoso, es implicar al grupo en la toma de decisiones con lo que respecta a los deberes, que no sientan la obligación de realizar reiteradamente el mismo tipo de problema sin estímulo ni percepción de utilidad para ellos. Hay que buscar métodos de presentación de las tareas que resulten atractivas para que el interés por saber y hacer aumente exponencialmente.
Hay profesores ingeniosos que se esfuerzan para favorecer el gusto por los deberes, basándose en el cine, los videojuegos, o series de preferencia de los adolescentes y como muestra os dejo algún enlace interesante:
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