Historia de vida realizada por Sandra Urbón Miguel (Estudiante del Grado en Trabajo Social).
La persona a la que se le va a realizar la historia de vida es una mujer que se llama Aisha, tiene 35 años y es de nacionalidad marroquí, está casada y tiene una hija y un hijo nacidos en España.
Ella es una mujer joven y valiente que se casó y emigró desde Marruecos a España con tan solo 17 años con el consentimiento de su familia. Emigró a España en 2003 como ya he mencionado con tan solo 17 años y sola aunque por reagrupación familiar, porque cuando se casó con su marido él ya vivía y trabajaba en España y quiso traerla con él, es decir, vino por su familia. Su marido también es marroquí y vino previamente a España para trabajar. Ambos son de un pueblo cercano a Casablanca llamado Khouribga y se conocen desde pequeños.
La madre de Aisha murió cuando ella tenía tan solo 7 años y su padre se volvió a casar, ambos viven en Marruecos además de los 6 hermanos que ella tiene.
Para contextualizar el momento de la emigración, en Marruecos en el año 2003 sucedieron los atentados de Casablanca que fueron los peores atentados terroristas en la historia del país hasta esa fecha. El ataque más mortífero y el primero que se llevó a cabo fue en el restaurante de la Casa de España, donde varios terroristas se inmolaron en el interior, matando a 23 personas.
Por otro lado, en España en el 2003 estaba al frente del gobierno José María Aznar del Partido Popular. En este mismo año miles de personas en todo el mundo, incluido España se manifiestan contra la posibilidad de otra guerra estadounidense contra Irak.
En cuanto a normativa y leyes sobre extranjería, ya existía la Ley Orgánica 4/2000 sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, que es la que está vigente con algunas modificaciones hasta la fecha.
La historia comienza cuando el marido de Aisha le ayudó a arreglar los papeles referentes al viaje mientras ella todavía estaba en Marruecos. Aisha se casó y su marido le dijo que no iba a vivir en Marruecos, que se iba a ir con él a España puesto que él ya estaba trabajando aquí en una fábrica en Santa Marta dedicada a la construcción de baldosas de la calle. Primero pensó en negativo y tenía mucho miedo por todo lo que el viaje y el cambio de país suponían pero luego pensó en positivo y vivió el viaje con ilusión. Para ella no fue fácil venir a España ya que no sabía nada del país, lo único que hizo fue comprar unos libros de español para conocer y aprender el idioma, pero cuando llegó no sabía nada más. En todo su viaje fue apoyada especialmente por su marido, y una vez asentada en España también lo fue por los amigos de su marido y el jefe y la mujer del mismo.
La migración fue voluntaria ya que Aisha sabía que España era mejor que Marruecos en ese momento y porque ella quería estar junto a su cónyuge.
Ella preparó el viaje sola, lo único que tenía era sus libros de español y una mentalidad muy positiva acerca del viaje. Al no conocer nada de España no tenía expectativas de vida o una imagen de lo que era este país, pero sí sabía que aquí iba a estar mejor que en Marruecos.
Lo más duro del viaje, como para casi todas las personas que emigran, fue dejar a su familia atrás porque viajó sola, Aisha explica con mucha nostalgia la parte de que su familia está en Marruecos.
Las dificultades que encontró en España fueron sobre todo con el idioma, ya que a día de hoy todavía es una barrera para ella. El marido de Aisha la apuntó a Cruz Roja para aprender a hablar español, a moverse por las calles de Salamanca y a coger el autobús, y también fue ayudada por los amigos de su marido a integrarse en España.
Ella da gracias a los amigos de su marido y a su jefe y a la mujer de este por ayudarla y acogerla con los brazos abiertos como si fuese una más de la familia, relata cómo fueron muy simpáticos y muy buenos y estuvieron con ella en todas las nuevas situaciones a las que se enfrentaba.
Por otra parte, Aisha cuenta como también había gente que por la calle le miraba distinto o incluso de una forma agresiva por ser marroquí, pero lo relata y acepta con naturalidad porque cree que siempre va a haber gente así.
Más tarde en 2005, cuando Aisha tenía 20 años, nació su primera hija llamada Jalima, a la que detectaron diabetes con tan solo 4 años, algo que fue muy duro para ella porque cuando ingresaron a su hija en el hospital ella no entendía muy bien ni el idioma ni cuando los médicos le explicaban en qué consistía esa enfermedad. Ella relata cómo la diabetes les cambió la vida y cómo su hermana desde Marruecos les ayudó a entender cómo se trata a una niña con diabetes porque al ser tan pequeña debía ser Aisha quien suministrase la insulina y llevase el control de las glucemias de su hija.
Aisha cuenta que sabe que la diabetes de su hija está mejor controlada en España gracias a la seguridad social ya que esta proporciona a un bajo coste la insulina y suministra desde el centro de salud todo lo necesario para su control como las tiras reactivas y los sensores. En Marruecos pasa todo lo contrario, por eso ella lleva a Marruecos insulina para regalarla sobre todo a los niños porque allí no es tan barata como en España y no usan la insulina de pluma sino una más antigua.
Aisha no quería volver a tener hijos por todo el sufrimiento que había pasado con Jalima y cuenta que no sabe cómo se quedó embarazada porque no lo estaban buscando, pero así nació su segundo hijo en 2010 llamado Zacarías
En 3 años no volvió a Marruecos, es decir, hasta 2006 no pisó de nuevo Khouribga ni vio a sus padres, pero desde entonces vuelve casi cada verano para verles con los dos hijos que tuvo ya en España para que vean a su familia.
Aisha volvería a elegir España como lugar de destino porque está muy feliz de estar aquí y no lo cambiaría por ningún otro lugar.
Ella cuenta como el viaje sí que fue demasiado largo pero realmente no le importó ya que iba a estar con su marido. Aisha cogió un bus desde su ciudad natal hasta Tánger, que es una ciudad ubicada en las proximidades del estrecho de Gibraltar, para después coger un barco para cruzar el estrecho y seguidamente un autobús hasta la ciudad de Salamanca. Esto le supuso casi 2 días de viaje que aún recuerda.
Hoy día Aisha vive feliz con su marido y sus dos hijos y de vez en cuando envía ropa a Marruecos para la gente que lo


