“El Trastorno Bipolar junto al Trastorno Límite de la Personalidad y a la Esquizofrenia forman parte de las enfermedades mentales que pueden producir brotes psicóticos, cuyo padecimiento supone para el paciente una ruptura con la realidad. El MSD (Manual de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, que viene a ser como la Biblia para todos los Psiquiatras y Psicólogos) denominó de esta manera a la Psicosis Maniaco-Depresiva, que era como se denominada con anterioridad a este trastorno, caracterizado por oscilaciones bruscas en el estado de ánimo, con periodos de depresión que alternan con otros de euforia y activación nerviosa. Hay varios niveles, según su intensidad y sintomatología, que con un tratamiento adecuado, con psicofármacos y con psicoterapia, cambian el curso evolutivo de esta patología crónica, y permite una mejor funcionalidad y autonomía entre episodios, por ejemplo se puede mejorar la relación entre la norepinefrina y la serotonina, que pudieran no estar bien regulados, lo que dificulta que estos neurotransmisores se comuniquen con las neuronas, y mejorar otros síntomas derivados de causas biológicas, genéticas o psíquicas.
Pero según la extensa interpretación fenotípica de DSM para el Trastorno Bipolar, el MSD5 eliminó de la categoría el episodio mixto en los trastornos bipolares, cualquiera puede identificarse o considerarse bipolar, sobre todo en su grado I, sin el necesario diagnóstico, siendo un trastorno que casi siempre es difícil de diagnisticar por los profesionales de la Salud Mental. Está de moda, es un símbolo de modernidad, pero que en realidad viene a justificar determinadas conductas o actitudes ante la vida y las relaciones sociales. También se denomina de personalidad bipolar a los grandes genios, pasados y presentes, de todos los campos: la literatura, la medicina; los grandes inventores y científicos; los famosos en todos los campos: el deporte, el arte, la cultura y sobre todo del mundo denominado del corazón. Se relacionan los trastornos mentales con la inteligencia, con la inspiración creativa, pero sin evidencias reales“. José Miguel López Cuétara.
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