“Al transformar el pensamiento en lenguaje, al someter mi juicio a otros juicios, dejo la privacidad y convierto las emociones en comunicables, en el lenguaje donde son reconocibles como tales. Es complicado interpretar lo pensado por un determinado autor, y soy consciente de las dificultades que pueda crear con mi obra a los que quizá les parezca disperso, pero mi prioridad es la comprensión, que siempre es un complicado proceso que nunca produce resultados inequívocos, por lo que sistematicidad y coherencia no siempre son los objetivos únicos. Debemos evitar que la realidad sea opaca al pensamiento, que la oscuridad domine, que el lenguaje no sea interpretativo, tentativo y aproximativo. Los sentimientos más íntimos como la tristeza, la alegría y el dolor son privados, pero el lenguaje con que los expresamos es público, renunciamos a lo más intimo e incomunicable de la experiencia para poder comunicarla, para poder compartirla”. Reflexiones sobre un filósofo, 2022.
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