Hoy 17 de Octubre es el aniversario de la muerte de Santiago Ramón y Cajal, el único Premio Nobel español en Ciencias, junto con Severo Ochoa. Gracias a las políticas actuales, probablemente no exista ningún otro español que, desarrollando su labor investigadora en España, consiga nuestro tercer Premio Nobel en Ciencias.
Por ello, hoy el colectivo Carta por la Ciencia ha convocado una jornada de “luto por la Ciencia”, en la que ha habido diversas concentraciones en la puerta de los Centros Públicos de Investigación para guardar un minuto de silencio en memoria de la I+D. Además, a las 18 h tendrá lugar un acto en el Auditorio Ramón y Cajal de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Nosotros también hemos guardado el minuto de silencio en la puerta de nuestro centro; aquí os dejo una foto de la concentración del personal del INCyL y del IBFG.
Parece mentira que hayamos avanzado tan poco en la consideración de la Ciencia y de los científicos en este país. El panorama actual es desolador: las convocatorias de los proyectos de investigación y de becas se retrasan sine die, de manera que algunos laboratorios se quedan sin financiación y muchos de los jóvenes investigadores trabajan GRATIS, poniendo todo su empeño y esfuerzo en perseguir una quimera: ser científico en España. Por lo menos,vaya aquí nuestro reconocimiento como sociedad avanzada al enorme esfuerzo y trabajo de nuestros científicos, tanto de los que han tenido que emigrar forzosamente como los que están en España, luchando por salir adelante.
Esto me recuerda a un poema, erróneamente atribuido a Bertolt Brecht, que avisa de las consecuencias de no enfrentarse a las tiranías en los primeros momentos. Seguro a algunos de vosotros os suena. Por cierto, el autor es Martin Niemöller.
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a por mi,
no había nadie más que pudiera protestar.» .
Cierto es que ahora no estamos hablando ni de nazis ni del exterminio judío, pero ¿cuánto más debemos soportar que nos recorten el Estado del Bienestar?
Os dejo con esta reflexión. Servus!
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