Le Monde 12/05/2021 [Noticia seleccionada y comentada por Mathieu TAILAMEE alumno Erasmus, Grado en Sociología]
El gobierno de Dinamarca decidió revocar los permisos de residencia de cientos de refugiados sirios, y quiere ponerles en centros de retención hasta que deciden regresar voluntariamente en Siria, considerando que la situación en aquel país ya está bastante estable.
Esta idea de regreso esconde el carácter violente moralmente y represivo de estas políticas, convirtiéndoles en expulsión. En efecto, el término ‘regresar’ nos hace pensar que el refugiado sea actor voluntario. Es un eufemismo, porque las condiciones en las cuales se realice este regreso disfrazan un tipo de ‘expulsión involuntaria’, o, con otras palabras de ‘salidas voluntarias forzadas’.
Dado a su modelo igualitario, Dinamarca es un polo de atracción para los refugiados: un Eldorado escandinavo meritocrático, donde cada uno puede encuentra protección y oportunidades para mejorar su vida. La otra cara de la moneda es bien distinta. El gobierno socialdemócrata danés, elegido para su política más restrictiva frente a la inmigración, piensa en impulsar las políticas de retorno en vez de la integración. Como lo explican representantes del gobierno danés, esta estancia en Dinamarca seria temporal hasta que el país considere que estos refugiados no necesiten su protección.
Paradójicamente, desde el inicio del año, se han organizado muchas manifestaciones a favor de los refugiados y en contra de las políticas de retorno. Estas manifestaciones se realizan a favor de los refugiados que se integraron ya completamente en la sociedad tras la escolarización y la aculturación del modo de vida, y que se proyectan a contribuir a la vida de Dinamarca. Es interesante observar que el articulo no nos indica que opinan de los refugiados que no se integraron en la sociedad danesa todavía, dejándonos inferir que estas protestaciones estratifican los refugiados, y tal vez oculten los más vulnerables.
Uno puede también subrayar que esta decisión se basa en los diversos trabajos de los servicios de inmigración, que diagnostican una situación estable en Siria desde la toma de control de la capital por las tropas gubernamentales. Sin embargo, se no tiene en cuenta los terribles riesgos sociales a los que podrían estar expuestos los que regresan, como el hecho de ser considerado traidores, o de ser encarcelados o torturados haber huido.
Las políticas danesas reflejan las extremas políticas europeas frente a los inmigrantes. Este cambio que ocurre en Dinamarca se inscribe en un marco más general cada vez más extendido en la la Unión Europea. Desde algunos años, se observa un cambio de paradigma en las políticas europeas que promueven el regreso “voluntario” de los refugiados. la Comisión Europea incrementa esfuerzos dirigidos hacia las medidas que favorezcan la gestión de las fronteras y negociaciones con terceros países a la UE para acoger los inmigrantes antes de su llegada en Europa. Siria no pertenece a esta categoría de países, así ni Dinamarca ni la UE, no puede forzar a estos migrantes a salir de su territorio sin violar los derechos humanos (como el de tener derecho a la seguridad de su persona, o de tener su reconocimiento jurídico en todas partes del mundo), pilares del ideal de una Europa como espacio de los derechos humanos y de libertad.
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