EL PAÍS 17/04/2020 [Noticia seleccionada y comentada por Miguel Marfil de la Torre. Grado en Sociología]
La aparición del Covid-19 supone una nueva complicación de las políticas migratorias de la UE, sumándose a las ya existentes. Esta situación excepcional ha supuesto una parálisis, en el peor de los casos, de todos sus procedimientos. Desde la Comisión Europea se pide “flexibilidad” a los estados miembros para retomar el dinamismo de estas políticas y no poner en peligro la salud y los derechos de los migrantes.
El estancamiento se debe principalmente al cierre de fronteras y a las limitaciones impuestas en los medios de transporte. Esto supone una inestabilidad de las operaciones de llegada, de reparto de refugiados, y el retorno de inmigrantes irregulares a sus países de origen, y en términos más generales, la incapacidad de cumplir lo acordado en el Reglamento de Dublín. Este acuerdo, por lo general, otorga la responsabilidad sobre los solicitantes de asilo a los países por donde entraron a la UE. Si las autoridades del país donde se encuentra el solicitante no le trasladan al país por el que entró, la responsabilidad pasa a ser suya. Aunque la comisión afirma que no va a haber una suspensión de las transferencias, se estima que en torno a unos 5.000 migrantes pasarán a estar en esta precaria situación de incertidumbre.
A parte del problema que esto supone para los migrantes, los estados también se ven impotentes ante esta situación. Ante la espera de un nuevo paquete de leyes, países como España, Francia, Alemania e Italia piden una distribución justa, para evitar la sobrecarga de los países más afectados. El ejecutivo de la UE pide a sus miembros que se establezcan acuerdos bilaterales, para que se vuelva a poner en marcha lo establecido en el reglamento de Dublín, haciendo hincapié en los casos de reunificación familiar y de menores no acompañados. No obstante también parece que los planes previstos de reasentamiento de refugiados también se han visto truncados por esta inesperada situación.
El covid-19 supone un nuevo reto para la UE, que hace temblar una vez más las bases de sus políticas migratorias. El objetivo está, por un lado, en no dejar que se apague el motor del sistema de asilo migratorio de la UE, y por otro, que las nuevas políticas que se implanten, no afecten negativamente a la gestión de esta trágica coyuntura.
