MI PADRE

OS PRESENTO A MI PADRE.

“Gerardo González, de 72 años, nos narra la historia de su vida, repartida a partes iguales entre el sector hostelero y el deporte.”

“SALAMANCA24HORAS continúa indagando en la memoria viva de la capital tormesina en busca de historias bonitas y curiosas. Una semana más, este periódico da voz a aquellas personas que no suelen salir en los medios, pero que en su interior esconden vivencias dignas de ser contadas al público.

En esta ocasión se traslada hasta La Salle para visitar el hogar de Gerardo González, un salmantino de 72 años nacido en Campillo de Salvatierra que se ha pasado la vida entre fogones y balones de fútbol. La hostelería ha sido la base fundamental de su subsistencia desde el comienzo de los tiempos. Prácticamente ha tocado todos los empleos posibles dentro de este ámbito: barra, cocina, comedor, bodega, maitre.

En su currículum figuran innumerables bares y cafeterías, como Las Vegas, Las Torres, El Zaguán o España, aunque los más importantes y por los que es más conocido fueron los que regentó: la Cafetería-Restaurante Villarroel y el Restaurante A Lareira, ambos negocios familiares.

No sólo los salmantinos tuvieron la oportunidad de disfrutar de su cocina y de su trabajo, sino que también estuvo unos años en Gandía y finalizó su trayectoria en Madrid, concretamente durante tres años como jefe cocina y de personal de la residencia del Estudiantes de baloncesto. Entonces se le vienen a la mente recuerdos de esos jóvenes que hoy en día todo el mundo conoce como Sergio Rodríguez y Carlos Suárez, al que le guarda especial cariño todavía. “Es un crío encantador, le quiero un montón y creo que él a mí también, me sacaba todo lo que quería de la cocina. Me robó el corazón”, asegura.

Como todos los aspectos de la vida, la cocina también ha ido evolucionando con el paso del tiempo y quién mejor que un cocinero para darnos su opinión ante tantos cambios. “Ahora hay mucha escuela de hostelería, ahora no son cocineros, son químicos. La cocina clásica no puede terminar nunca, es la base de la cocina. Hoy en día tienes que aprenderla prácticamente como una carrera. La práctica en sí es lo que te da la experiencia y la sabiduría para estar en la cocina. La mentalidad del cliente también era distinta, aunque a los clientes les ofreces la cocina antigua y la moderna y ganaría la antigua”, afirma.

Por otro lado, el gran hobbie de su vida es el fútbol. “Ha sido mi vicio”, dice sin tapujos. En la actualidad preside el Club Deportivo Salesianos, pero tras él quedan muchos años como jugador, entrenador, tesorero y presidente del Villarroel Club de Fútbol, antiguo equipo de primera regional. Haciendo memoria cuenta cómo una lesión estuvo a punto de costarle la pierna izquierda, pero a base de visitas a distintos médicos y la lucha de su padre por evitarlo consiguió salvarla.

Pero los recuerdos profesionales y deportivos no son los más importantes. En su caso, su mujer Teresa y sus cinco hijos, con sus carreras universitarias menos el pequeño que se ha dedicado a la cocina, son su verdadero orgullo y su triunfo real en la vida.”

Entrevista en: http://www.salamanca24horas.com/local/60522-con-tanta-escuela-de-hosteleria-ahora-no-son-cocineros-son-quimicos