(El País 25/03/2020. Artículo seleccionado y comentado por Malena Calzada García, estudiante del grado de Sociología)
Esta noticia cuenta como es la vida en Yemen, el país más pobre de Oriente próximo en el que aún continua una Guerra civil empezada hace 5 años, donde el 50% de las infraestructuras sanitarias están destruidas y el 80% de la población depende de la ayuda. El temor de que el Covid-19 pueda llegar a ellos es estremecedor. Este es un país en el que sería muy difícil implementar medidas de prevención parecidas a las que se han tomado en nuestro país, ya que allí no tienen ni bienes de primera necesidad. Tan sólo la simple acción de lavarse las manos tendría consecuencias negativas porque estarían derrochando el agua al no poder beberla. La falta de estructuras sanitarias, de profesionales de la salud, de medicamentos, de mascarillas… Todo ello agravaría las consecuencias que una pandemia como el Covid-19, y su rápido contagio entre las personas, tendría en un país como Yemen destrozado por la guerra, donde no tienen ni un techo en condiciones bajo el que refugiarse.
Esto me hace recapacitar y observar a mi alrededor, muchas personas de países del primer mundo se quejan porque no aguantan tanto tiempo encerrados en casa, aún teniendo a su alcance todos los bienes y comodidades necesarios. Llevando a cabo este confinamiento para prevenir la expansión de la pandemia y proteger a las personas más vulnerables, como son nuestros mayores. ¿Por qué cosas debería quejarse la población yemení? ¿Porque no tienen ni para cubrir sus necesidades básicas? ¿Porque si el Covid-19 llega a su país no van a tener recursos sanitarios para curarse? ¿Porque la Guerra Civil tras 5 años aún está activa? Las consecuencias que tendría la pandemia del Covid-19 en Yemen y en otros muchos países en su mismo estado de pobreza serían devastadoras, pero eso en el primer mundo, no importa.
https://elpais.com/elpais/2020/03/25/planeta_futuro/1585140578_990692.html
(El País, 25-03-2020)


